Capítulo 10

-Astrid, te quedas entre nosotros y en silencio. Caminaremos rápido, pero no lo suficiente como para que piensen que huimos- ordeno, en cuanto veo el bosque aparecer a lo lejos. Ella asiente y de inmediato la atmosfera relajada cambia. Si bien desde el pueblo hacia el portal por el que cruzamos y hasta la central, el bosque es el camino más rápido, no quiere decir que sea el único, el problema con los demás caminos, además del tiempo, es que si no sabes donde están, nunca los encontrarás. Es por eso que Astrid siguió intentando cruzar a través del bosque, sola nunca encontraría los demás senderos, debido a que se encuentran en terrenos muy accidentados.

Así que tal y como le dije, nos pusimos en posición. El sendero a pie no podría tenernos a los tres en horizontal, así que fuimos en línea, con Max abriendo el camino y conmigo en la retaguardia.

El sol de la mañana traspasa el dosel de árboles, dándole al bosque un aspecto encantado e inocente, pero las apariencias engañan, siempre lo hacen.

Cuando vamos a mitad de camino, un silbido hace vacilar nuestros pasos. Todos nos detenemos y estudiamos nuestro entorno, alertas.

-Max, arriba- le susurro, dándole un pequeño movimiento casi imperceptible. El inmediatamente sigue mis instrucciones y barre los arboles con la mirada hasta que ve al tipo medio oculto entre el follaje. Esperamos algún movimiento por su parte, sin dejar de vigilar alrededor, pero como ayer ellos no hacen nada más que observar, dejándonos saber que están allí. Me pregunto cuál es la intención de hacerlo.

Seguimos caminando luego de un momento, silenciosos y alertas. Astrid camina lo más cerca que puede sin tropezar con Max y puedo adivinar lo asustada que debe estar.

Fue un camino tenso, pero logramos salir de ese lugar sin incidentes después de un rato. Todos nos relajamos cuando vemos el terreno descampado.

-Con razón nadie quiere ir a la central- murmura Astrid, masajeándose un hombro.

-Cada vez que paso por allí, se me ponen los pelos de punta. Casi prefiero a los demonios, casi- dice Max, sonriendo.

Me quedo en silencio mientras ellos hablan, pensando en esa gente. Sé que asaltan a los viajeros, pero conseguir comida en el bosque debe de ser cada vez más difícil, ahora que casi nadie se atreve a transitar por allí. La pregunta es cómo se están manteniendo entonces ¿Cazando animales? Me preocupa que en algún momento decidan atacar el pueblo.

Avanzamos algunas horas y sólo nos detenemos para comer algo. Cuando llegamos a un río que está a unas tres horas de la central, decido que Astrid estará bien y que llegará antes de que anochezca.

-Escúchame bien. Cruzas el puente y sigues hacia el norte alrededor de tres horas y encontraras la central- le indico.

-No tienes como perdértelo, es el gran castillo- comenta Max, irónicamente.

-Simplemente no te desvíes del norte- le recuerdo. Me encantaría acompañarla el resto del camino, pero ya nos desviamos por ella varias horas y tendremos que devolvernos hasta el desvío que pensábamos tomar en primer lugar.

-Ya lo tengo, al norte hasta un castillo- repite con una sonrisa. Es una linda chica cuando sonríe, viéndose más joven de lo que parece cuando habla.

-Cuando llegues allí busca a un guardia en el castillo llamado Nikola, es el único con ese nombre allí, pregunta a los guardias de la muralla por él. Y cuando lo encuentres dile que eres nuestra amiga y que necesitas un lugar, él te ayudará- le digo, ella asiente y veo sus ojos algo emocionados, haciéndome pensar en todo el tiempo que debe de haberse valido por sí misma, sin obtener ayuda.

-Gracias. Muchas gracias a los dos- nos dice. –Se los deberé.

-No tienes que agradecer- responde Max, -sólo mantente fuera de problemas hasta que volvamos y te pueda ayudar.

-Cuídate- le digo. Ella se despide una vez más y empieza a ir hacia el puente.

-¿Crees que estará bien?- pregunta Max, preocupado.

-Sí- decido, -lo estará. Es fuerte.

Recorrer nuestros pasos fue cansador, pero empuje a Max a ir cada vez más rápido a pesar de todo. Me preocupa el tiempo que hemos estado fuera, para empezar ni siquiera quise recurrir a Félix, pero era el único cerca, así que lo menos que quiero es que pase otra noche cuidando de la chica.

Cae la noche mientras caminamos y a pesar de sus quejas, Max sigue el ritmo sorprendentemente animado. Pasamos unas horas bajo las abundantes y brillantes estrellas, antes de ver el lugar del portal a lo lejos.

Portal que no es más que una pequeña cueva oscura, que en el medio une nuestro mundo con el humano. Hay sólo unos cuantos de estos, conozco tres y si sabes utilizarlos, puedes llegar a cualquier lugar, también puedes abrirlos sin demasiado problema, para regresar desde allí donde te encuentres. Aunque cuando cruzas desde el mundo humano hacia el nuestro, la ubicación siempre es el lugar donde el portal se localiza, en este caso sería esta cueva. Así que cuando cruzamos, llegamos directamente a la ciudad donde estamos asignados a cazar, justo detrás de la casa que utilizan los Guardianes de este sector y donde nos estamos quedando.

Caminamos ambos callados a la casa, pensando en nuestras cosas. Es cerca de la medianoche y partimos cada uno a su cuarto, yo voy por un baño para descansar del viaje y puedo apostar que Max va por lo mismo.

En la soledad de la ducha me permito pensar en lo que vi cuando toque a la chica, una vez más. En como eso me tiene confundido y asustado, lo suficiente como para ir a buscar a la abuela y para pedir un traslado a la central llevándola conmigo. ¿Qué serán esas visiones? ¿Una mirada al futuro como dice Max? ¿Sólo una posibilidad? ¿O simplemente imágenes al azar? Tantas preguntas. Fui donde la abuela por respuestas y ahora estoy más confuso si es posible.

Salgo de la ducha, me seco y me visto. Se supone que cazamos durante la noche y deberíamos estar en el trabajo, a pesar de que en nuestro viaje estuvimos en horario diurno, así que sólo le doy una promesa a la cama de volver más tarde y salgo al pasillo en dirección a la sala, donde me sorprende escuchar voces. Reconozco la de Max, pero el tono es equivocado.