Tomo un respiro hondo cuando la escucho decir mi nombre por primera vez y pedirme ayuda. Intento controlarme, es una locura después de todo y me doy miles de razones por lo que es imposible, una muy mala idea, pero a pesar de todo… –Por supuesto- termino respondiendo, sin poder detenerme.
Busco con la mirada a Max, de pronto sintiéndome sin fuerzas, él me da un asentimiento mirándome orgulloso, como diciendo que no esperaba otra respuesta de mi parte.
-Es muy tarde y necesitamos un poco de descanso antes de hacer nada- Cassandra abre la boca queriendo protestar, pero levanto una mano, deteniéndola antes de que diga nada, -El único lugar donde podemos empezar a buscar información es en nuestro mundo, allí tendremos acceso a muchos Guardianes en activo y retirados, además de archivos. Si no podemos encontrar una pista en ese lugar sobre dónde empezar a buscar, no la encontraremos en ningún lado. Y si estas dispuesta a dejar toda tu vida atrás para buscar a tu hermana, debes ir a dormir ahora porque es un largo viaje y tu cuerpo debe sanar- digo, mirándola directamente, en cierta manera, llevarla allí era nuestra idea original, así que es conveniente para todos.
-¿Su mundo?- murmura, perdida.
-Pertenecemos a una raza antigua de Guardianes, guerreros y nuestro mundo es paralelo a este. Ambos están conectados por puertas o portales como les llamamos- explica Max.
-Eso… eso no es posible- dice ella, tropezando con las palabras.
-¿No lo es?- pregunto con ironía. – ¿Todavía no has visto suficiente?
Se queda en silencio un momento, dejando que todo lo que ha visto hasta ahora penetre realmente y sacude su cabeza con una sonrisa sin humor.
-Supongo que tengo que aceptar de una vez todo lo que ha pasado, no tengo otra opción si quiero a mi hermana de vuelta- dice.
Un poco de pena me llena, porque ella puede aceptar demonios, mundos paralelos y visiones, pero no logra comprender que su hermana este muerta.
-Así que sí, suena loco y todo, pero es verdad y necesitamos ir a nuestro lado si queremos información, aquí sólo perderemos el tiempo- explico.
-Entiendo- dice.
-Bien, es suficiente por ahora, mañana te podemos explicar más. Venga, vamos a mostrarte una habitación vacía para que descanses, todos lo necesitamos- Está de acuerdo y después de despedirse de Max, me sigue en silencio.
Le enseño la habitación al lado de la mía, sobre todo porque no confío en Félix y bueno, en nadie aparte de Max. Además nunca se sabe quién puede aparecer por aquí.
Abro la puerta que da a una pequeña habitación color azul pálido y que sólo contiene lo esencial, una cama, un velador y un ropero diminuto.
-El baño esta en esa puerta- le indico, apuntando hacia una de las puertas al otro lado del pasillo. –Si necesitas algo, estaré al lado. Partiremos temprano así que trata de dormir.
-Gracias- dice y se ve como si su cuerpo estuviera listo para colapsar. Me pregunto cuándo fue la última vez que durmió. Sin más entra y cierra.
Me quedo un momento mirando la puerta cerrada como un idiota, perdido en mis pensamientos, cuando me doy cuenta, miro en dirección a la sala y suspiro aliviado, Max nunca me dejaría de molestar por algo así.
Regreso entonces y lo encuentro revisando el refrigerador, lo observo en silencio un momento y pienso en lo que haría en lugar de la chica, si perdiera a Max o a la abuela, pero no me lo puedo imaginar del todo, ni siquiera tomando en cuenta que constantemente Max está en peligro. De alguna manera irracional o demasiado confiada, pienso que si estoy con él, lo mantendré a salvo. Ellos son mi única familia después de todo, los únicos que amo y daría mi vida por ellos. Si tuviera que elegir entre el resto del mundo y esos dos, el resto se puede ir al diablo.
-¿Sabes que iría contigo hasta el infierno?- pregunta Max de pronto, sacándome de mis pensamientos. Es casi como si estuviera leyendo mi mente.
-¿De qué hablas?-le pregunto, aunque ya sé a donde quiere llegar y la verdad me asusta demasiado.
-Lo sabes, tú mismo lo dijiste, estamos perdiendo la batalla aquí. Eventualmente eliminaran a cada Guardián que exista, incluyéndonos o peor, nos uniremos a ellos y luego posiblemente entrarán a nuestro mundo desprotegido otra vez, porque si encontraron la manera antes ¿Por qué no lo harían de nuevo? Niños, ancianos, Adara, Astrid y cada persona que hemos conocido. Su mundo y el nuestro- dice, apuntando hacia el pasillo. -Lo que quiero decir es que si hay alguna manera de cambiar las cosas, debemos intentarlo y si eso significa arriesgar nuestras vidas y posiblemente morir, estoy dispuesto a seguirte. Si debemos buscar a su hermana para que confíe en nosotros, lo haremos.
Lo miro atentamente, queriendo resguardarlo de todo eso que dijo, pero dándome cuenta que es algo inútil, ya es un hombre y un guerrero y no podría estar más orgulloso de él.
-¿Estarías dispuesto a morir por una chica que puede ser un gran fiasco, mientras que buscamos a otra que está posiblemente muerta?- le pregunto.
-Sí- responde, sin dudarlo. –Soy un Guardián y cada día existe la posibilidad de que sea el último. Lo acepto y me quiero arriesgar a creer en lo imposible.
Ir al infierno o a cualquier lugar donde estén metidos los demonios… Es una misión sin sentido. Ni siquiera sabría donde empezar a buscar. Pero la posibilidad… las visiones, todo me hace tener esperanzas de que tenemos algo aquí y nuestra situación es lo suficientemente desesperada como para creer, en palabras de Max, en lo imposible.
-Supongo que iremos por ella entonces- digo, consiguiendo una sonrisa satisfecha de Max.
-Ve y descansa algo- le digo, asustado de haber sellado nuestros destinos. Quizá cuando llegue el momento pueda distraer a Max y dejarlo atrás e ir sólo en esta misión suicida, aunque eso signifique que me odie. Quizá y sólo quizá, podamos salir con vida de esta.
Nos despedimos y me dirijo a mi habitación, soltando un suspiro de felicidad cuando veo la cama.
-Te prometí que volvería- le digo. Me desvisto, me meto dentro y pierdo la conciencia casi de inmediato.
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