RODORICK
Me levanto lentamente desde donde estoy, dando una cabezada de aprobación a Max. Sus golpes cada vez son más limpios y ya no duda, a diferencia de las primeras veces en que salimos a cazar.
La primera vez fue francamente un desastre, se quedo completamente paralizado, ocasionando que casi nos mataran.
Ya ha pasado medio año de eso, otro medio año y será considerado un Guardián. Seguramente le asignarán a otro compañero y yo quizá reciba a otro chico en práctica. Pienso sombríamente, mientras la luz proveniente del demonio ilumina la noche. Hemos pasado casi toda nuestra vida juntos, excepto los cuatro años que pasaron desde que me fui a la academia y me lo asignaron como aprendiz. Lo extrañe entonces y lo extrañaré cuando nos separen.
-¡Rod!- Llama Max, afortunadamente sacándome de mis pensamientos. Un poco más y quizá me hubiera puesto a lloriquear como una nena.
-¿Qué pasa?
-Mira eso- dice, haciendo un gesto hacia la chica. -¿Crees que tiene algún tipo de crisis?
-Yo diría que sí- respondo, viendo como pierde la compostura y no es de extrañar. Si me pongo en su lugar supongo que estaría teniendo una reacción similar, después de todo acaba de ser casi asesinada por un demonio. Esos seres que la religión jura que existen, pero que muy pocos han tenido la desgracia de presenciar y si lo hicieron, la mayoría no vivió lo suficiente como para contarlo.
Pensar en ellos siempre me pone de mal humor, han arrancado suficientes vidas, incluidas las de mis padres. Afortunadamente llegamos a tiempo esta vez.
Miro a la chica cayendo en algo que con la distracción de la pelea, no había tomado en cuenta y es ¿por qué Félix nos mintió? Él dijo que se la habían llevado los demonios. No entiendo nada y más le vale al maldito tener una buena explicación o patearé su trasero.
-Hey, tranquila- le digo, incomodo, -ya terminó- levanto una mano en su dirección, lentamente, como si intentara calmar a un animal herido, no obstante se sacude lejos.
-Eso simplemente hizo puf y desapareció- dice, apuntando directamente hacia donde un minuto antes, el demonio fue asesinado por Max, en una maniobra que utilizamos cuando el demonio es un imbécil. Mientras uno recibe el ataque directo del demonio, el otro es el encargado de acabarlo cuando está distraído. Es simple, pero sorprendentemente funciona la mayor parte de las veces.
-See, eso prácticamente lo resume- dice Max, en su habitual modo relajado.
-Pero…- empieza a decir, luego se detiene y sacude su cabeza, como tratando de despertar de un sueño. Es una lástima ver como sigue intentando darle sentido a algo que no lo tiene, simplemente las cosas fuera de lo común hay que asumirlas y seguir, sin pensar demasiado o corres el riesgo de perder tu cordura.
-¿Cómo te llamas?- pregunto, porque estoy aburrido de pensar en ella sólo como la chica de las visiones y bueno, también tengo curiosidad.
Me mira y veo la sorpresa en su expresión, como si se hubiera olvidado que estaba aquí, aguanto un resoplido molesto, pero se recupera rápido. –Soy Cassandra- responde.
-Ok, Cassandra- digo, repitiendo su nombre y aunque nunca lo admitiré, me agrada. –Tenemos que salir de aquí rápido, sólo en caso de que ese que te atacó no sea el único, ¿Entiendes lo que te quiero decir?
Le toma un par de segundos, pero asiente con la cabeza, haciéndome pensar que tomará todo esto como una guerrera. –Esa es mi casa- dice y apunta hacia detrás de ella.
Dudo un momento porque no es a lo que me refería, querría algo a kilómetros de este lugar, pero tomando en cuenta todo lo que ha vivido esta noche, es el único lugar en que se sentirá más o menos a salvo.
Estacionamos adecuadamente el auto antes de seguirla. Avanzamos en fila y puedo ver que Max está preocupado por ella también por como la mira, casi esperando que colapse en cualquier momento, pero desbloquea la reja y luego la puerta, abriéndola y dejándonos pasar. Mientras enciende la luz, cierro detrás de mí. Una puerta cerrada no será ninguna diferencia si todavía quedan demonios allí afuera, pero la ilusión me calma y así lo hará con Cassandra.
-¿Eli?- grita de pronto, asustándonos y espero todo tipo de familiares viniendo. Algo por lo que no debería estar aturdido, después de todo es una adolescente, por supuesto que vive con su familia. Sólo tendré que pensar en alguna historia creíble para explicar nuestra presencia.
Cuando nadie responde a su llamado y sus hombros caen derrotados, cruzo una mirada con mi primo. Creo que nos estamos perdiendo de algo aquí. ¿No debería haberse levantado algún adulto responsable?
Luego de un momento en silencio, nos dice que volverá en un par de minutos y se aleja, dejándonos en la sala, desconcertados.
-¿Quién crees que es esta Eli?- pregunta Max, dejándose caer en el sofá.
-No tengo idea, quizá su madre- le respondo, debatiéndome entre seguirla o esperar. Puede que haya algún demonio dentro después de todo. Medio minuto después estoy sentado al lado de Max, esperando. Si está llorando allí atrás no seré yo el que lo descubra, llámame insensible, pero nunca sé que decir en esos momentos. La abuela nunca ha llorado delante de nosotros y esa es básicamente mi referencia en mujeres.
-¿Qué se supone que le digamos ahora?- pregunta Max.
-Le diremos la verdad. Ya ha visto suficiente después de todo, no debe de ser tan difícil para ella creernos. El problema será traerla con nosotros.
-Sí, difícil- responde.
Luego, cerca de cinco minutos más tarde, vuelve con los hombros restos y con la mirada alta y no podría estar más agradecido. No podemos darnos el lujo de perder tiempo en sacarla de aquí, sí es que los demonios están detrás de ella, mucho menos para ataques de pánico o algo similar.
Ella nos estudia mientras se sienta en un sillón y también la evalúo. Me doy cuenta de lo pequeña que es, mide alrededor uno sesenta y de lo delgada que se encuentra, sin embargo, sus ojos oscuros me traspasan de una manera que me hace sentir incómodo.
-Quiero que me cuenten- dice simplemente. Y lo hago, le cuento cosas básicas de quiénes somos y nuestro trabajo aquí. De vez en cuando tomamos turnos y Max continúa el relato. Le decimos que nos sorprendimos cuando la conocimos y que la dejamos al cuidado de Félix, mientras hacíamos algunas cosas. Como cuando volvimos él nos informó que se la habían llevado los demonios y que decidimos venir a revisar a pesar de todo.
No sé cuánto tiempo pasa antes de que terminemos de hablar, luego nos quedamos en silencio esperando su reacción. Creo que las posibilidades son 70 a 30, que piense que estamos locos o que en realidad nos crea. Ruego porque vea la verdad en nuestras palabras y en lo que ya ha visto, de otra manera no estoy seguro como la sacaremos de aquí.
-¿Creen… creen que este tipo que me cuidaba… Félix, pudo haberme confundido con alguien más?- pregunta, tan pronto como comprueba que terminamos de hablar.
-¿Qué quieres decir?- le pregunto, confuso.
-Lo que dije. Él les contó que había visto como me llevaban los demonios, pero quizá nunca fui yo, quizá me confundió con alguien más- dice, entrelazando sus manos en su regazo.
Cruzamos una mirada con Max y me encojo de hombros al verlo tan desconcertado como yo. Me vuelvo hacia Cassandra y le digo la verdad.
-Le dimos la dirección exacta de tu casa y tu descripción física- le digo.
-Pero ¿y si hubiera alguien muy parecido a mí?
-Bueno, supongo que podría haberse confundido si es que tuvieras una gemela- digo y luego me detengo cuando recuerdo su llamado a alguna mujer cuando llegamos –¿No tienes una gemela o sí?- pregunto ahora muy preocupado. Eso explicaría la historia de Félix.
-No, no tengo- dice y me relajo, pero sólo por un momento porque continúa –Pero tengo una hermana mayor y no logro encontrarla.
Mierda.
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Comments
Ceci
Es q Felix estaba protegiendo a la chica equivocada, se llevaro a su hermana😪
2024-08-28
2