No había vuelto a hablar con Lord Mackenzie, después de nuestra incomoda charla haberme enterado que me someterían a un examen de virginidad fue demasiado, si bien no tenia nada que ocultar era sumamente incómodo. Estos últimos días me había escondido de todo el mundo, los sirvientes al parecer estaban enterados que pronto vendría el sumo sacerdote y supongo que sabían cuales eran las intenciones de su visita, me miraban extraño y me hacían sentir una especie de entretenimiento sin duda este sentimiento me recordó cuando fui golpeada y azotada en medio del mercado de víveres, ya había pasado mucho desde aquella época pero aun así esos recuerdos no se borraban de mi mente, no se con exactitud desde cuándo pero había comenzado a sentir rencor hacia la regente Arianna, sus hijas, el rey August, mi familia y mi futuro esposo.
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Era un nuevo día en la granja de los Tweeddale, tanto Gladis como Naybella estaban haciendo sus labores
correspondientes como de costumbre, cuando de pronto vieron a Elisbeth corriendo, con una cara sumamente aterrorizada, llevaba al pequeño Archie en brazos – ¡Vienen los guardias! – hablo casi sin aliento, en su cara se notaba un temor real, pues sin querer su familia también estaba en medio del peligro, y la casa de seguridad quedaba muy lejos para recurrir a ella.
-¿Que has dicho? – Respondió Gladis, sumamente asustada, lo que escucho de su hija le había helado la sangre, sentía que todo le daba vueltas, la pobre anciana era demasiado mayor para vivir una emoción tan fuerte…
-Que vienen los guardias eso DIJE, debemos irnos AHORA – grito desesperado Elisbeth, quien ya estaba perdiendo la paciencia, pues no tenían tiempo que perder.
Caminaron en dirección a la casa en donde tomaron las pocas cosas de valor que tenían, empacaron comida, un poco de agua, ropa e incluso algunos ahorros que tenía Gilbert, Elisbeth se encontraba guardando más suministros en la mochila de Archie, cuando de pronto recordó algo sumamente importante y que le haría falta a su hija Adair.
-Mama, donde esta el collar de Adair, debemos llevarlo – menciono a su madre quien la miraba con cara de
molestia, pues estaban en peligro y ella misma o había dicho, como era posible que recordara ese maldito collar.
-No hay tiempo Elisbeth, ¿Qué diablos te pasa?, ve por Naybella, debemos irn.. – la anciana fue interrumpida por el ruido de unos caballos acercándose a la granja, sin duda alguna eran los guardias.
-Mierda, ya están aquí – dijo Elisbeth casi para sí misma – Mama debes irte, ve por papa, llévate a Archie cuídalo, ellos no estarán contentos si no encuentran a nadie, debo quedarme - Gladis chillo, pues su hija tenía razón, pero dejarla atrás era sumamente doloroso y abría heridas del pasado que aún no habían sanado.
Minutos después de que su madre emprendiera camino fuera de la granja en dirección a la casa del duque Grapham, Elisbeth decidió sentarse en medio de la pequeña cocina esperando a los guardias que sin duda la llevarían frente al regente.
-No se mueva- le dijo un guardia sacando su espada y apuntándole directo a cuello, - No pensaba hacerlo – respondió con una sonrisa burlona.
Los guardias le sujetaron las manos con unas esposas y los pies con unos grilletes, la subieron a un caballo y se la llevaron en dirección al castillo, en donde se enfrentaría de nueva cuenta a su pasado.
El camino hacia su antiguo hogar, estaba siendo relativamente corto, su preocupación aumentaba a cada segundo ya que no sabia si su familia llegaría con bien hacia su destino, o por el contrario seria interceptada en alguna parte del bosque, en su mano ella aun tenia el collar de su hija, desde hacia un rato imaginaba como seria volver a encontrarse con aquel hombre que arruino sus vidas y sin duda quería ver la expresión de su rostro al saber que su hija ya tenia la edad para que el dejara la regencia.
Al llegar al castillo los guardias la liberaron, pues ellos tenían estrictas ordenes de no lastimar a ningún Tweeddale, se le escolto al salón del trono y se le pidió que esperara pacientemente a que llegara el regente.
Una fuerte melancolía invadió su corazón ya que recordó, por todo lo que había pasado, claro ella también contribuyo a que su destino fuera así, pero su familia tuvo la culpa y eso era una carga demasiado pesada con la que había aprendido a vivir.
La gran puerta del salón se abrió, lo cual interrumpió sus pensamientos, de ella emergió una persona que sin duda no esperaba y a la cual jamás pensó que volvería a ver.
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Comments
Antonella B.
Es el ultimo cap que me quedaba y me deja con mas preguntas que respuestas,matenmeee
2021-07-08
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