-Mencióname a la dinastía real del reino de Shekinah – llevaba horas aprendiendo nombres, viendo dibujos, pinturas, de los que son mis antepasados.
- Bueno\, la dinastía la inicio el rey Magnus I\, el conquistador\, se hizo del poder a la fuerza\, cambiando totalmente el gobierno que se tenia en ese entonces\, le dio el nombre de Shenikah\, pero por un error de su secretario el reino paso a llamarse Shekinah\, le agrado el nombre y se lo dejo\, se caso con una joven pobre de las aldeas bajas\, y la convirtió en su reina\, la mujer no fue importante para el reino por lo cual no existen registros actuales de ella – dije sin aliento, aprender la historia del reino que yo debía gobernar era sin duda mas cansado que las tareas en la granja.
- Luego el rey Tobías I el sanguinario\, mato a todos los hijos de su hermano Magnus I\, asiéndose con el poder\, sin duda fue mas listo ya que se caso con la hija de un mercenario muy peligroso\, Damaris I\, se llamaba la joven\, juntos reinaron casi cincuenta años- Llevaba casi dos horas hablándole de la historia del reino, esperaba que se callara y me pusiera alguna otra lección, pero no lo hacía, y sin querer llegue a la oscura generación de la dinastía que hubiera preferido callar.
-La reina Gladis II, la benévola, se casó con un guerrero sanguinario, que poco a poco había ascendido de posición hasta hacerse notar, la gente del reino y sobre todo los padres de Gladis, el rey Luis II y la reina Eleanor I, se negaban rotundamente al matrimonio, sin embargo poco a poco fueron cediendo, el guerrero se llama Gilbert I, el benevolente, fue un gran consorte, cuando ellos estuvieron en el poder, Shekinah era prospero, y no había hambruna de ningún tipo, fueron derrocados por August I, rey de Ucrynah, estuvieron en el trono por más de veinte años, actualmente siguen vivos, aunque viven como personas normales - me quede callada y con la miraba baja, durante unos segundos, era duro hablar de mis abuelos como una parte de la historia, como si ya no importaran…
-Bien señorita Tweedalee, ¿Qué aprendimos hoy, de toda esta historia? – me quede en blanco, yo solo la había memorizado, ¿Pero había aprendido algo?
- Eh...- no sabía que decir…
La mujer que estaba frente a mí estaba perdiendo la paciencia, se tocaba la cien y suspiraba continuamente;
- Aprendimos que ningún rey estuvo solo\, es la obligación primordial de un rey o reina afianzar alianzas con reinos poderosos vecinos ya sea mediante comercio o matrimonio\, este último es el más efectivo y conviene más a ambas naciones\, la segunda obligación es\, tener al menos dos herederos\, para asegurar que su dinastía continúe – Es todo por hoy, puede retirarse y por favor piense en lo que acabo de decirle.
Mi vida ya no era la misma, tenía personas que estaba alrededor mío, tenía horarios específicos que se cumplían al pie de la letra, me levantaba por la mañana, venían dos jóvenes, Rose y Olga, me ayudaban a vestirme, y hacían de mis damas de compañías mientras estuviera ahí, trate de que fuéramos amigas, pero me di cuenta que en realidad eran espías del señor Mackenzie, tuve que acostumbrarme pronto, según la señorita Lucas, la monarquía no tiene amigos, desde pequeños aprenden a estar solos y a no confiar en nadie, ya que todos tratan de manipularles para sus fines propios.
- ¡Buenos días princesa! – me sonrió la señorita Lucas, mi ultima clase era con ella, me encantaban eran dinámicas y aprendía mucho más que con la mandona de la señora Maydone.
-Buenos días, señorita Lucas – le sonreí.
-Hoy te enseñare sobre las cortesías de los nobles, los saludos y etiqueta – saco unas hojas, y tinta, me las entrego - **Anota lo más importante, para que puedas estudiar después - acepte las hojas y la escuche con atención.
-Bien, primero existen varias reverencias, hablaremos de la principal y la que casi nadie puede hacer, en el caso de las princesas, se agachan ligeramente sobre sus rodillas, la mano derecha se le gira ligeramente, los dedos quedan en abanico, y la mano izquierda queda recta y nos los dedos, rectos un tanto más bajo, que la posición de la mano izquierda.**
Esta reverencia solo se les ofrece a personas del mismo estatus, es decir, Reyes, Reinas, Príncipes, Princesas, y Emperadores.
A los hijos de los reyes cuando aun son niños se les llaman Delfín o Mariposa, esto es así desde que
nacen hasta los quince años, después de esta edad ya se les reconoce como Príncipe o Princesa.
Existen otras personas con diferentes títulos, Duque, en su caso, ellos se inclinan y besan la mano de la Reina o Princesa, si es una Duquesa, para su caso, se agachan hasta el piso con la cabeza baja ante los Reyes, Reinas, a las Princesas y Príncipes.
Seguido por Marqués, Conde, Vizconde, Barón y Lord, ellos te ofrecerán una reverencia, pero en este caso, tu no se las devuelves, ya que por jerarquía están por debajo de ti - me explico pacientemente.
- ¿Y en el caso de los príncipes\, ellos también hacen reverencia como las princesas? – pregunte sin pensar…
-No, en su caso la mano derecha se vuelve un puño, se la llevan al corazón y se inclinan, con la izquierda, toman la mano de la princesa o reina y le dan un ligero beso en ella, no es obligatorio, pero se acostumbra a que la dama sea la que le haga una señal para levantarse, en el caso de un rey o príncipe, solo se inclinan y evitan besar la mano – rio con esto ultimo que dijo, lo cual fue gracioso ya que en ese momento me imagine
a un príncipe besando la mano de otro príncipe.
-Bien ya es tarde, descanse, continuaremos mañana– asentí y me marche a mi habitación, el día de hoy había sido pesado, pero muy productivo, había aprendido tanto, aunque aún me encontraba muy por debajo de un delfín o una mariposa…
Cuando llegue a mi habitación, el señor Mackenzie estaba sentado en mi cama, me miraba avergonzado, mientras que yo estaba intrigada.
-Lord Mackenzie, buenas noches – salude con la cabeza bien alta, esta vez ya sabía que no debía inclinarme a hacerle una reverencia, mas bien lo contrario y con la gracia de un majestuoso cisne tome una silla y me senté frente a él.
- El sumo sacerdote viajara pronto a la Casa Fernsby\, traerá a todo su sequito\, viene por usted – me miro, y supe que me estaba analizando.
- ¿Por mí? Disculpe\, pero no comprendo\, ¿Me llevaran al palacio? – lo mire directamente a los ojos.
-No, el viene a… como decirlo, hacerle un examen – el hombre parecía yo, la primera vez que lo conocí.
-Un examen, ¿de lo que eh aprendido estas semanas? - pregunte.
- Ash\, carajo\, un examen para ver si usted no es de una moral distraída\, el rey August y el sumo sacerdote esperan que usted… eh… bueno… sea pura para que pueda casarse – me respondió apenadísimo, ya no me miraba, el estaba rojo como un tomate y yo me encontraba sorprendida e indignada.
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