Aún estaba aturdida, la gente me observaba algunos estaban sorprendidos y otros me miraban con cara de satisfacción como si de verdad merecía algo de lo que me estaba pasando. Justo entonces sentí que la tela de mi vestido se rompía, me asuste creí que me dejarían desnuda enfrente de todos, pero no fue así, solo mi espalda quedo expuesta, mis pechos por suerte aún seguían tapados gracias a que las mangas de mi vestido estaban apretadas, el guardia sostenía un látigo, ya sabía lo que me esperaba…
-Arghhh – gritaba, llevaba el conteo de los azotes que me estaban dando, veintisiete, veintiocho, veintinueve, treinta, esperaba el siguiente, pero de pronto no sucedió nada, levanté mi cabeza y vi al duque Grapham, hablar con la regente, esta me miro atónita, se acomodó el vestido y dijo;
– SUFICIENTE- me sorprendí, y mire a Nikola ella estaba aún más sorprendida que yo, no se esperaba que su madre parara el castigo, se limitó a asentir y se subió a su carruaje cubierto de oro rosa, los guardias subieron a sus caballos, y avanzaron, note que el hombre que me había golpeado le dio la llave al gran Duque y se fue.
-Pero que hiciste niña- me miro sorprendido, quise responderle, pero en lugar de eso, solo pude hacer una mueca, la herida de mi boca era peor de lo que esperaba, se asustó, giró hacia los hombres que lo acompañaban y creo que les ordenó a sus guardias que me desataran, después de eso, mi mente se nublo y perdí el conocimiento.
***
-Quien carajos es ella- pregunto una muy molesta Nikola a su madre, sin embargo, la regente no decía nada, lo único que su cara expresaba era terror, una arruga se formaba en su frente, como si estuviera pensando.
Ivana que estaba junto a su madre y la conocía muy bien, sabía que estaba tratando de planear ¿pero qué?, el viaje al castillo Browbear, se hizo en silencio, ninguna de las tres damas quiso hablar, una vez llegada a la entrada cada una bajo del carruaje, los sirvientes como de costumbre estaban en la puerta, esperando a sus amos, y dándoles una cálida bienvenida, pero en esta ocasión, no había nada cálido las tres habían tenido un día muy duro.
El regente Malcolm les había dicho que debían visitar el mercado de víveres para que las personas las reconocieran y cuando el príncipe Chandler llegara al palacio, Nikola tuviera buena reputación, y pudiera tener más oportunidades de que la Reina Mar Ibeth, que era conocida por su benevolencia, la apreciara tanto que la quisiera como esposa del joven príncipe. En principio ellas aceptaron, odiaban a los plebeyos y campesinos, pero si esa era la única opción de conservar el poder lo harían, lo único que no esperaban era que todo se saliera de control, ¿y si el mismísimo príncipe escuchaba los rumores sobre la hija del regente?
-Gracias a todos, pueden retirarse- dijo Ariann, nerviosa, mientras los sirvientes se dispersaban, ella se dio la vuelta hacia sus hijas y les dijo que las quería ver a la hora de la cena, no les dio tiempo a responder, se dio la vuelta y se dirigió a la oficina de Jaime, el secretario y consejero privado de la realeza.
- Toc\, toc – sonó la puerta de madera, Sir Jaime, inmediatamente se paró y abrió, tenía una cara de sorpresa, la regente Ariann jamás venía a visitarlo, sin duda el tema seria complicado.
-Pase mi señora- le hizo una débil reverencia, si bien no era obligatorio, por costumbre y por mantener su empleo se había a costumbrado a hacerlo.
-Muchas gracias, Sir Jaime- la regente entro y sentó, rompió el incomodo silencio diciendo, - ¿Qué sabe sobre la familia real? – no tenía tiempo de mantener una conversación, si quería que algo malo sucediera tenía que saber todo y lo antes posible.
- Eh\, bueno – titubeo Sir Jaime – Desaparecieron hace dieciocho años mi señora- dijo la verdad, pero sabía que la regente estaba ahí, para algo más que simples suposiciones.
– Yo se eso, Sir Jaime, pero quiero que me cuente absolutamente TODO – recalco estas últimas palabras, Sir Jaime llamo al criado que estaba a su servicio y le pidió que trajera te y galletas, la conversación seria larga.
Pasaron alrededor de 3 horas en las que hablaron acerca de la familia Real, del bebe que había nacido y que
probablemente si apareciera le quitaría todo a ella y su familia. Ariann estaba muy asustada camino durante unos minutos, sus hijas ya estarían listas, necesitaba hablar con ellas, acerca de esta nueva información y contarles lo que ella estaba planeando.
Cuando llego a la gran habitación que compartía con su marido, entro a la gran sala que estaba antes de su
dormitorio y pudo notar que ya se encontraba sentada una de sus hijas, Nikola esta recostada en su cama, se había dado un baño ya que su cabello estaba mojado y se había cambiado de vestido a uno rosa claro, que hacía resaltar su piel morena.
- ¿Y tu hermana? – rompió el silencio, mientras le hacia una seña a su hija para que se enderezara, su voz
era ronca y se notaba que estaba preocupada, su hija menor Ivana, era un libro abierto y si su padre o su abuela le preguntaban acerca de lo sucedido era obvio que les contaría todo.
-Esta con mi abuela- Respondió Nikola, sin ganas de escuchar las preocupaciones de su madre, su hermana era una chismosa y eso no cambiaría, siempre había sido así, no entendía porque esta repentina preocupación.
-Bien, tal vez así sea mejor, escúchame con mucha atenci…- fueron interrumpidas por los sirvientes que les
dejaban enfrente de una gran mesa apetitosos platillos, y riquísimos postres.
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