Los días pasaron, mis heridas comenzaban a recuperarse, ya podía sentarme, pero aún no soportaba estar
acostada de espaldas, ni tampoco ponerme vestidos muy apretados, el gran Duque Graham había insistido en que pasara un tiempo en su mansión, yo me negué, pero me convencieron ya que el medico que me atendía las heridas, vivía cerca y le sería más fácil seguir tratándome.
Todos los días Sarah me ayudaba a bañarme y me aplicaba el ungüento que me habían prescrito, ella me aseguraba que no me quedarían cicatrices muy notorias, y yo le seguía repitiéndole que eso no me importaba, un poco decepcionada solo me sonreía.
Mis abuelos me visitaban, no tanto como a mí me hubiera gustado, pero yo lo comprendía, la distancia era
larga, ellos ya eran personas grandes, hacer un gran esfuerzo caminando esas distancias sería contraproducente para su salud. Se le ofreció a Naybella quedarse en la Mansión Graham, pero se negó rotundamente ya que no quería dejar a mis abuelos solos en la granja y también lo entendí.
Un día recibí una visita inesperada, jamás pensé que mi madre vendría a verme, es decir, después de la última
vez que nos vimos ya no había vuelto a saber de ella, de hecho, hasta creía que ya se habría regresado a su casa con mi hermano y su nuevo esposo.
- Que pasé - le dije a la mucama, que estaba de pie en la puerta, ella me miraba muy molesta, para ella yo era inferior, y aun así estaba obligada a servirme.
Unos minutos después mi madre entro, estaba muy arreglada, tenía un hermoso vestido color rojo, su cabello café
cobrizo claro estaba amarrado en una especie de moño, con un ligero adorno con plumas rojas y blancas, me estaba analizando, sin duda se preguntaba que estaba pensando yo en ese momento.
- Y bien – rompí el silencio.
- Como sigues - respondió en tono cordial, pero note que era ensayado.
- Mejor – volví a responder, mi voz era seca, fría ella era consciente de lo que yo sentía por ella, un fuerte resentimiento.
- Me alegro – dijo mijo mientras entraba del todo a la habitación y se sentaba en el gran sofá color verde que estaba en el centro de la habitación.
– ¿Qué quieres?– la mire de forma inquisitiva, no teníamos por qué fingir simpatía, no éramos damas de sociedad
que se soportaban por apariencia ella era mi madre y yo su hija sin embargo solo ese vínculo nos unía, la deje entrar por miedo a que hiciera algún tipo de escándalo en casa de mis anfitriones.
Sonrió y me miro – Tienes que hacer algo por mi – No podía creer que esta mujer esperaba que yo hiciera
algo por ella, era impensable, que diablos le pasaba en la cabeza, mis instintos impulsivos explotaron y dije:
-Yo no tengo que hacer nada por ti, no te considero parte de mi vida, me dejaste, me abandonaste mamá – en ese momento mis lagrimas salieron, trataba de detenerlas, pero me fue imposible, tenía estos sentimientos desde hace tanto tiempo, que ahora que salían me sentía diferente.
-Nunca entendí, porque no me quisiste, porque no pudiste quedarte, porque razón no intentaste ser mi madre... – Elisbeth solo me miraba, me estaba escuchando, siempre había querido que oyera todo lo que llevaba cargando por años, así que continúe, - Estoy agradecida con mis abuelos porque me dieron todo el amor que tu no tuviste para mí\, no me impresiona tu regreso\, de hecho\, me da igual\, yo ya NO necesito una madre\, ese tiempo ya paso…. - me seque las lágrimas con la manga de mi vestido, y la mire, tan dignamente como pude, le mantuve la mirada, mi madre era fría como el hielo, pese a todo lo que dije para ella eso eran solo palabras, traumas de una niña que recién aprendía a ser adulta, niñerías que al parecer la habían cansado.
– Bien – dio media vuelta y se fue.
Me sentía mal, otra vez me sentía abandonada, pudo disculparse, pero prefirió irse como siempre, grite de
desesperación, me estaba volviendo loca, ¿Cómo alguien puede ser así?, ¿Cómo un padre o una madre pueden vivir con la conciencia tranquila tras haber dejado aun hijo que claramente no pidió nacer? Me desplome en el suelo, me sentía tan desprotegida que lo único que pude hacer para calmarme fue llorar y dejar que todo ese dolor saliera, esperando que por fin desapareciera, pero no fue así tal vez cargaría con estos sentimientos el resto de mi vida…
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