Capítulo 18.

Cuando Erik se recuperó y asistió a la escuela, sólo se encontró con la mala noticia de que la fecha de entrega del proyecto se había adelantado, ya que la mayoría no lo había entregado aún y la maestra prefería tener una semana para revisarlos y entregarlos antes de la fiesta de graduación de los de último año de la cual era organizadora. Finalmente, la fecha de entrega era el día siguiente, un horror para aquellos que ni siquiera habían empezado, ya que para la fecha final faltaban unas semanas, ahora sólo faltaban horas. Así que dos personas al final del salón se morían de nervios, Erik creyó que se volvería a enfermar.

—Dime que tienes los proyectos y que se te ha olvidado entregarlos —imploró su amigo.

—No los tengo.

—Pues apresura las cosas, es el día de mañana, tiene que entregártelos hoy.

Después de semanas sin pensar en otra cosa que no fuera el bienestar de Emily después de la golpiza que le dio no se le había pasado por la mente la razón principal de todo aquello. Así que no le resultó buena idea lo que tendría que hacer para que Emily le entregara los proyectos. “Ella no se lo merece así”.

Ahora le importaba.

Era miércoles, y la verdad era que se le haría difícil, pues su madre estaría en casa y en la casa de la chica no era buena idea y mucho menos en un hotel.

—No puedo, mi madre estará todo el día en casa.

Joe se mordió las uñas, pero parecía que tenía una idea.

—Mamá está aburrida, le diré que invite a la tuya para que salgan juntas.

—Es media semana.

—A mamá no le importa.

—Pero a la mía sí.

—Todo saldrá bien, pero debes de confiar.

Cuando llegó a casa, Erik vio una nota de su madre que decía que había salido y que llegaría tarde, así que le envió un mensaje a Emily diciendo que quería pasar más tiempo con ella.

La chica aceptó, tomo la memoria USB para poder imprimir los proyectos en la casa del rubio, se había enterado de que los entregarían al siguiente día, ya que Claude le dijo preocupado que estaba entrando en crisis porque le faltaba la conclusión de su proyecto, de esa manera Emily se quedó un poco de tiempo con él, explicándole como podía hacerla y después regresó a su casa cuando el mensaje llegó.

Cuando entró a la casa del mayor, sonrió, ambos subieron a la habitación de este y comenzaron a ver una película, abrazados, fue ahí cuando con nervios, Erik se atrevió a deslizar su mano por el brazo de Emily hasta rozar sus dedos con la suave piel que quedaba al descubierto entre su falda y sus medias, ella dio un respingo y un escalofrió recorrió su espalda, el lo notó y realizó el movimiento otra vez. No sabía como proseguir, así que tomo el rostro de ella y lo subió un poco al mismo tiempo en el que él se acercaba para rozar sus labios, comenzaron con pequeños besos inocentes que pasaron a ser besos lascivos.

Ella se había puesto nerviosa, era la primera vez que eso sucedía, que alguien la besaba con tanta pasión, así que prontamente, Erik ya se encontraba encima de ella, desabrochando el saco y luego la blusa de ella, botón por botón, las piernas de ella estaban abiertas y flexionadas, dándole espacio a él para poder acercarse más. La ropa de Erik estaba desapareciendo más rápido que la de Emily, pronto, sólo estaba en ropa interior, dejando al descubierto su excelente figura que trabajaba todos los días, sus brazos musculosos, su abdomen perfectamente esculpido y es V que comenzaba donde terminaba su abdomen. Cuando la blusa fue quitada del cuerpo de Emily, ella se cubrió instintivamente, pero en vez de que Erik se sintiera con asco, quiso verlo todo, sentirla en todo su esplendor, no creyó que se sentiría tan caliente con alguien como lo estaba sintiendo en esos momentos, y menos por ella.

Cuando ambos estuvieron desnudos, el uno frente al otro, Emily no quería que la viera, se sentía avergonzada de su cuerpo, pero eso no le importo a él, y la trató con tanta delicadeza, como cuando no quieres que nada haga volar las semillas de un diente de león. Aquel contacto de cuerpo a cuerpo era tan romántico para Emily, se sentía morir con cada caricia que le daban, sumando lo excitante del momento.

Pronto, la habitación se encontraba llena de suspiros y pequeños gemidos, el calor de los cuerpos, el olor a sexo y el choque de pieles.

Cuando ambos terminaron, se acurrucaron el uno con el otro, adormilados por el reciente orgasmo que hizo explotar cada centímetro de ellos. A punto de dormirse, Emily soltó esas palabras que antes no tenían sentido para Erik, pero ahora… ahora las sentía de verdad.

—Te amo, conejito.

Esperó unos segundos, adormilado por las sensaciones y las palabras, cuando creyó que ella ya se encontraba dormida, lo dijo.

—También te amo.

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