Ivis vivía con du madre, se tenían una a la otra y vivían de la venta de fritos; cuando Ivis cumplió los 18 comenzó a buscar trabajo para ayudar a su madre y pagar sus estudios, pero nada le salía como quería.
Por otro lado había otro joven de 20 años casi en la misma situación, con la diferencia que ella tenía casa propia, el también por medio de su abuela, pero por alguna razón la pierden.
Descubre que pasa desde el inicio hasta el final.
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OTRO INGRESO
Ivis se despertó sobresaltada cuando escuchó la alarma de su celular, se sentó desesperada en el mueble y miró a su alrededor confundida y se preguntó
IVIS: ¿Dónde estoy?
Se preguntó a sí misma con el corazón que se le queria salir de su pecho, mientras su mente se aclaraba lentamente, tardó unos segundos en recordar dónde estaba y qué estaba haciendo; el lugar estaba en silencio, recordó su primer día de trabajo, a la señora Maya.
Después agarró su celular y miró la hora, se sintió un poco avergonzada por su confusión, pero se dijo a sí misma que tenía qye ser muy responsable y adaptarse al cómodo trabajo.
Después de unos minutos escuchó que la señora Maya la estaba llamando, miró hacia la habitación y contestó, agradeció haber puesto la alarma y no pasar vergüenza quedando profundamente dormida, llena de más energía Ivis se dirigió hacia la habitación, ayudo a la señora a levantarse y llegaron a la sala, después comieron unas galletas con café y charlaron un poco.
Por la tarde Ivis hizo la cena, a las cinco ya estaba lista, en ese momento llegó Mariam saludando y preguntó como les había ido juntas, y Maya contestó.
MAYA: Muy bien hija, aquí Ivis hizo el aseo, solo falto tu habitación, cocina muy rico y me siento bien con su compañía.
MARIAM: No.. Ivis el aseo lo hago yo los domingos, solo cocina y atiende a mi mamá.
IVIS: Señora, no se preocupe yo le hago el aseo para que el domingo descanse con tranquilidad, la señora Maya se sienta a leer y quedo sin hacer nada, no me molesta hacer oficio, no se preocupe.
MAYA: Mariam no le digas más, esta niña no va a cambiar de opinión.
IVIS: Así es señora.
MARIAM: Como tu quieras.
Ivis sirvió la cena y la de ella la empaco para llevársela, estaba esperando para lavar los platos, pero Mariam le dijo que se fuera que ella los lavaba, Ivis agradeció, se despido de las señoras y se fue a su casa.
Cuando llegó a su casa la madre le dio un abrazo cargado de amor, le acarició su rostro y le preguntó.
ANTONIA: ¿Cómo te fue en tu primer día de trabajo?.
Ivis sonrió y se sentó en el sofá emocionada por contarle a su madre todo sobre su primer día de trabajo, la agarró de las manos muy feliz y dijo.
IVIS: Me fue super bien mami, solo es ayudar a la señora a levantarse de donde esté sentada y llevarla a donde quiera, cocinar y ya; pero no yo les hice el aseo, porque mami, sentada todo el día al lado de la señora viéndola leer un libro me duermo a su lado, mejor me distraigo, Mm… Y después de almuerzo la llevé a dormir y me dijo que lo hiciera también en el mueble de la sala.
La madre de Ivis sonrió, aliviada de que todo hubiera salido bien, no quería que su hija la pasara mal, sabía que le había encantado su trabajo, se le notaba en la forma de hablar, en sus gestos y su cara feliz, la madre mirándola con amor le dijo.
ANTONIA: Me alegra mucho que te haya ido muy bien hija mía.
Madre e hija se dieron un abrazo reconfortante, después ambas fueron a la cocina y compartieron la comida que Ivis había llevado y la que había cocinado Antonia.
Mientras las dos mujeres cenaban, Abel llegaba a su casa, entró y encontró a su abuela sentada en la cama de su habitación, el no podía creer que ella siendo la dueña de la casa todo el tiempo estuviera encerrada en la habitación como si fuera una extraña, pero sabía que pronto todo eso pasaría, se acercó y le dio un beso en la frente y dijo.
ABEL: ¿Como estas abuela?
NIRIDA: Bien hijo, como te fue a ti.
ABEL: Bien, abuela, un compañero meva a ayudarr a conseguir una habitación para los dos, no te preocupes por eso que yo soluciono.
NIRIDA: No me preocupó por eso hijo, confío en ti, solo que.... la comida es arroz y carne, el platano amarillo que tenia para unas tajadas y un pepino se perdió.
ABEL: Ya no importa abuela, ya casi estamos independientes, ahora no vale la pena reclamar, eso es perder el tiempo, lo mejor es observar, callar y alejarse; porque la gente no cambia, pero uno si tiene que aprender.
NIRIDA: Así es hijo, menos mal que eres muy sensato.
ABEL: Es que si uno se deja llevar por la rabia puede cometer una locura y después viene el arrepentimiento, es mejor así abuela.
Esa misma tarde el compañero de Abel le preguntó a su madre si sabía de una habitación que estuvieran arrendando, ella le dijo que no sabía, pero iba a estar pendiente; después que le sirvió a su hijo salió para otra cuadra donde una vecina a encargar unas arepas de huevo, llegó a la casa de Ivis y Antonia, les hizo el pedido y después les hizo la misma pregunta de su hijo sobre la habitación y le contó que era para el compañero de su hijo y su abuela.
Antonia miró a su hija, ellas tenian una habitación desocupada, Antonia pensó que no le caería nada mal un ingreso más, Ivis levantó sus hombros indicándole a su madre que no sabía, Antonia le dijo a la mujer que tenía una, pero también le advirtió que ellas se levantaban muy temprano para hacer los fritos, la mujer le dijo que se lo comentaría a su hijo para ver si le servía a su compañero.
La mujer se fue y llegó a su casa con la buena noticia, le comento a su hijo y él se puso feliz por ayudar a su compañero. Antonia en su casa le dijo a Ivis.
ANTONIA: Hija, nos sirve tener otro ingreso más.
IVIS: Si mami, claro que sirve, no te preocupes, te apoyo en la decisión, solo esperemos si a ellos les sirve así.