Sol Rucci es una joven de 18 años que ha sido profundamente marcada por la trágica muerte de su hermana, Flor, sucedida ante sus propios ojos. Al quedar huérfana, fue acogida y protegida por el novio de su hermana, quien asumió su crianza desde que Sol tenía 10 años. Ambos han encontrado en su apoyo mutuo una forma de sobrellevar el dolor de esta pérdida.
Con el paso del tiempo, él ha desarrollado una tendencia a sobreprotegerla, ejerciendo un control sobre su vida. Por su parte, Sol ha experimentado un notable aumento en su belleza, convirtiéndose en un reflejo impactante de su hermana. Con el tiempo, comienza a despertar en ella sentimientos que trascienden la gratitud y el apoyo, mientras que él empieza a verla de una manera diferente, ya no como la niña indefensa a la que él protegía por una promesa hecha a su novia antes de su muerte, sino como una oportunidad de reencontrarse con su amada Flor a través de ella.
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Capítulo 10 Somos uno.3/3
Sol Rucci
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Al finalizar las clases, me encuentro con mis amigos y conversamos por un momento. Posteriormente, me despido de ellos con la intención de buscar a Víctor para entregarle su camisa. Lo busco hasta el estacionamiento, donde lo veo acercándose a su auto y lo llamo; él se detiene.
—Hola, Víctor, aquí está tu camisa. De verdad, gracias —le digo.
—No es nada, espero que podamos repetirlo —me responde, acompañando su frase con una ligera sonrisa.
—Víctor, ayer lo pasé muy bien, pero quiero aclararte que solo te puedo ofrecer una amistad. Estoy con otra persona y no quisiera que hubiera malos entendidos ni perder tu amistad —le comento.
Su sonrisa se desvanece, dejando ver una expresión seria.
—Entiendo y gracias por ser sincera, pero ¿podemos seguir saliendo como amigos? —me responde.
—Sí, pero sería solo cuando estemos con los demás. Debo irme, cuídate.
Le hago un gesto de despedida con la mano y me dirijo hacia la salida de la universidad. Al llegar, noto que no está el auto de mi chofer, sino el de Kai, quien se baja y se acerca a mí.
—Hola, Sol, ¿cómo te fue en la escuela? —me pregunta.
—Muy bien —le respondo, algo sonrojada.
Me siento algo incómoda al recordar lo sucedido la noche anterior, pero es necesario discutirlo. Me subo al auto y este comienza a moverse. Miro por la ventana y siento cómo su mano entrelaza mis dedos, lo cual me sorprende. Él sonríe mientras yo, algo nerviosa, también sonrío levemente. Mi corazón late con fuerza ante su iniciativa. ¿Estoy soñando? ¿Esto es real? Él simplemente me observa.
Al llegar al restaurante, él se baja del auto y yo lo sigo. Caminamos hacia mi lugar favorito. Una vez dentro, el mesero nos lleva a la mesa y nos entrega la carta antes de alejarse.
—Kai, acerca de lo de anoche… —intento empezar.
—Sol, perdón por lo que sucedió. No debió pasar así. Te falté al respeto al entrar a tu habitación mientras estaba ebrio. Realmente, lo siento —interrumpe.
—¿Te arrepientes? —le pregunto, sintiéndome angustiada.
—De estar contigo no, mi Sol, pero de cómo sucedieron las cosas, sí. Tú merecías algo más romántico y especial —me responde.
Él acaba de llamarme mi Sol. Sonrío, aunque deseaba que mi primera vez fuese diferente. Sin embargo, lo único que importa es que fue con él y lo disfruté. Aun así, no puedo evitar pensar en la llamada en la que escuché la voz de una mujer.
—Kai, cuando te llamé escuché una voz de una mujer. ¿Acaso tienes a alguien más? —le pregunto, curiosa.
—No, Sol. Estaba saliendo con alguien, pero eso ya terminó. Quiero estar solamente contigo, si tú me lo permites —me responde, tomando suavemente mi mano.
—Sí quiero. También deseo estar contigo, Kai, pero necesito que algunas cosas cambien.
—Por supuesto, dime —me dice.
—Quiero que nunca vuelva a suceder que des la orden de que no salga. También debes aceptar que tengo derecho a salir con mis amigas —le digo con firmeza.
Él me observa, pasando su mano por su cuello y respirando pesadamente.
—Está bien, pero con la condición de que salgas acompañada de guardaespaldas por tu seguridad.
—Kai, no quiero guardaespaldas —le digo desanimada.
—Es solo por tu seguridad. No puedes estar afuera sin ellos. Recuerda que eres parte de la familia Vannecelli. Siempre estaremos en riesgo y tendremos enemigos. Además, todos saben que estás a mi lado. Podría suceder algo, por favor, entiéndelo.
—Está bien, pero que estén un poco alejados.
—De acuerdo —me responde.
Comenzamos a comer y después de charlar un rato, nos retiramos hacia casa. Al llegar, él toma mi mano y, mientras subimos las escaleras, me lleva hacia su habitación, donde comienza a besarme suavemente hasta que nos acoplamos en su cama. Él me besa mientras su mano acaricia mi mejilla.
—Sol, ¿quieres ser mi novia, mi pareja? —me pregunta entre besos.
—Sí —le respondo, volviendo a besarlo.
—Eso me hace feliz.
Comienza a quitarme la blusa, dejándome en sujetador, y me besa en el pecho. Luego vuelve a besarme en los labios y con su mano me ayuda a quitarme el sujetador antes de lanzarlo a un lado. Toma mis pechos en sus manos, presionando suavemente, y luego se acerca a uno de ellos, pasándolo por su lengua,luego lo mete asu boca comienza chuparlo como si fuera un niño pequeño. Mientras tanto, su otra mano acaricia el otro, y mis suspiros se escapan al sentirme cada vez más excitada. Él se aleja para tomar el otro pecho y hace lo mismo. Su mano se infiltra entre mi falda, tocando mi zona...
Después de compartir momentos íntimos, me recuesto en su pecho mientras acaricio su abdomen con mis dedos; él, a su vez, me acaricia el cabello con ternura.
—Deseo que duermas aquí conmigo; haré que traigan tu ropa a nuestra habitación —me dice.
Coloco mi rostro en su abdomen y lo observo con una sonrisa, a lo que él me responde.
—¿Esto será un secreto? —le pregunto.
—¿Deseas que lo sea? —me responde.
—No, pero no sé cómo lo tomará tu familia —le digo, sintiendo cierta angustia.
—Mi familia tendrá que aceptarlo; ahora eres mi pareja. Además, ellos te quieren mucho. No debes preocuparte por eso, yo me encargaré de todo. Quería preguntarte por qué viniste con la camisa de un hombre.
—Salí con un amigo al cine y, después, me sugirió que fuéramos a su casa porque quería mostrarme algo. Cuando llegué, me regaló unos libros y comenzamos a tomar café frío. Al tropezarnos, la bebida se derramó sobre mi vestido, así que fui a lavarlo de inmediato y él me prestó una camisa. Kai, solo tenemos una amistad y hoy hablé con él para dejarlo todo en claro.
Su expresión se torna seria; tras un profundo suspiro, me toma de la mejilla, se sienta y me acerca a él, abriendo mis piernas y posicionándose en el centro.
—Qué bueno que mi chica haya dejado todo claro. Ahora eres solo mía; no quisiera que salieras con otros chicos, no me sentiría bien —me dice mientras besa mi cuello.
—No tienes de qué preocuparte; no tengo intención de hacerlo. No haré nada que pueda molestarte. Te amo —le respondo mientras lo beso, y él me posiciona en su centro, moviendo mis caderas.
ahora resulta que flor no estaba muerta que la habían llevado a otro país para que se prostituirla ahora que ha escapado qué casualidad que se haya topado con Kai ahora qué pasará kai dejará sol por flor