Giiuseppa Lo Vasto fue una leyenda en el mundo del crimen: elegante, letal, y temida hasta por los más poderosos. Sabe de moda, de seducción y de poder. Gobernó su cartel con inteligencia y mano de hierro… pero, al final, todo ese imperio se sintió vacío. Cansada de tanta sangre y traición, decide poner fin a su vida con una sola bala, preguntándose en sus últimos segundos qué habría sido de ella si hubiera elegido otro camino.
Despierta en un nuevo cuerpo. El de Aurora Rossetti una millonaria joven de 21 años, insegura, manipulada por su supuesta mejor amiga, y destruida emocionalmente por una traición que la llevó al suicidio. Ahora Giiuseppa tiene una nueva vida, una nueva cara, y una nueva misión: reconstruir a Aurora desde las cenizas, cobrar venganza en nombre de la joven que no pudo defenderse... y vivir, por fin, con dignidad.
Pero su pasado oscuro, su astucia afilada y su instinto de supervivencia no desaparecen. Esta vez, renacerá para hacer las cosas bien.
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Tu eres...
Aurora se gira hacia Massimo, levanta una ceja y le responde:
—Más o menos, porque no estaría con él.
Luego se gira para darle la mano al extraño, la cual él besa con galantería.
—Aurora Rossetti.
El hombre abre un poco sus ojos por la sorpresa, aunque sonríe ampliamente.
—Yo soy... —comienza, pero la voz hostil de Massimo lo interrumpe.
—Luca Grimaldi, dueño de Lunaria, la maldita competencia.
—Yo puedo hablar, imbécil.
Los puños de Luca se aprietan hasta colocar sus nudillos blancos y la tensión es tan espesa que podría cortarse con una tijera.
—¿Eres el hijo de Clarissa Grimaldi?
Las cejas de Aurora se arrugan, mostrando su asombro.
—Por eso dije que eras tan hermosa como todo lo que crea.
Su sonrisa arrogante enmarca su rostro, haciéndole ver más sexy. Las mejillas de Aurora se enrojecen un poco y se regaña en su mente por tal acto de debilidad. Massimo lo nota y su sangre hierve en sus venas por la furia.
—Aurora, por favor, vamos. Bianca te está buscando.
La toma del brazo y ella lleva sus ojos a donde la agarra, luego lo mira con molestia.
—Suéltame y dile que en un momento voy.
Massimo la suelta del brazo, pero le indigna que ella lo trate así delante de él.
—Aurora, vamos ahora. ¿No escuchaste? Es el dueño de Lunaria, la competencia.
Luca lo mira con arrogancia mientras mete sus manos en los bolsillos.
La rubia lo ignora y posa su mirada en el hombre delante de ella.
—Bueno, ya sabes mi nombre y que soy la enemiga —se mofa, y este sonríe mirándole los labios.
—Pues qué enemiga más hermosa. ¿De verdad eres Aurora Rossetti?
Ella asiente y se cruza de brazos.
—Ya sé, dirás que antes era un disfraz viviente.
Él niega, frunciendo el ceño.
—No te conocí antes, pero jamás diría eso. Solo pensé que no te gustaban estos eventos, es todo. Es la primera vez que vienes.
Ella se relaja un poco y asiente.
—Tienes razón, primera vez que vengo. La universidad me tenía ocupada, pero me verás más seguido porque estoy segura de que Imperia va a ganar.
Sonríe ampliamente y se siente tan cómoda al hacerlo.
—Con esos diseños, no lo dudo. Creo que voy a jugar sucio y compraré a tu diseñador.
Esto le saca una carcajada a Aurora que lo deja embobado mirándola.
—Dudo que acepte tu oferta, querido.
Estaban tan metidos en la conversación que Massimo había desaparecido para ellos, aunque seguía de pie echando chispas.
—Aurora, debemos irnos —interrumpe nuevamente, pero esta vez el guapo de ojos grises interviene.
—¿No escuchas o eres sordo? Ella no va contigo.
El rostro de Massimo está todo rojo y sus ojos casi echan chispas por la situación.
—Basta, son caballeros, no bestias.
Los mira a ambos.
—Luca, un placer conocerlo. Adiós.
El hombre reacciona cuando ella gira y saca una tarjeta de su bolsillo para luego entregársela. El roce de sus dedos deja a la rubia un poco desorientada y con el cuerpo erizado.
—Voy a esperar tu llamada. Ella pestañea haciendo algo que jamás ha hecho: perder el control.
—Eh... Sí, claro —se aleja rápido para evitar que noten cómo la descontroló ese sujeto.
Massimo le dirige una mirada de odio al sujeto y luego camina a su lado como una sombra irritante, pero ella no le regresa ni una sola mirada. Su mente se encuentra en otra parte, específicamente en esos ojos grises que la han desarmado por completo.
—No puedes confiar en él —masculla Massimo, rompiendo el silencio.
—¿Y en ti sí? —responde sin mirarlo, cruzando los brazos mientras apresura el paso por el pasillo del salón.
—¡Yo no soy el dueño de la competencia! —suelta un poco irritado.
Aurora se detiene, girando sobre sus talones con el ceño fruncido.
—Tú tampoco eres mi dueño, Massimo, ve con tu novia y déjame en paz.
Las palabras salen como un látigo y el hombre da un paso atrás, como si ella lo hubiese abofeteado. Pero no dice nada. Solo aprieta los labios y desvía la mirada.
Bianca aparece justo en ese momento, con su andar elegante y expresión inquisitiva.
—¿Qué pasó? —pregunta, mirando a ambos. Te he estado buscando por media hora.
Aurora respira hondo, intentando tranquilizar el fuego en su cuerpo.
—Estoy bien. Solo tuve una... conversación interesante.
—¿Con quién? —la sonrisa curiosa de Bianca se ensancha. No me digas que con algún bombón.
Massimo bufa y se aleja sin decir una palabra. Aurora lo sigue con la vista unos segundos antes de volver a Bianca.
—Sí, al parecer es el dueño de Lunaria.
Bianca chasquea la lengua.
—Mmm... Eso va a traer problemas.
—Ya los trajo —responde Aurora, sacando la tarjeta que aún tiene entre los dedos. La detalla como si pudiera leer algún secreto oculto en ella. «Luca Grimaldi Qué peligroso es ese nombre.
«Pero qué tentador también», piensa con una sonrisa en sus labios.
De repente, los aplausos resuenan y Bianca la lleva cerca de la puerta hacia la pasarela, esperando el anuncio del ganador de la noche.
—Ven, vamos para que recibas tú el premio. Aurora sonríe emocionada, pero esta vez sí se controla.
—La casa en segundo lugar es Ilusión. Los aplausos regresan y ella se pone más ansiosa por no saber quién ganará.
El dueño pasa a la tarima, al igual que el diseñador de la línea.
—Ahora voy a anunciar el segundo lugar y es para Lunaria... Los ojos de Bianca se abren en sorpresa y le toma las manos a Aurora, que está mucho más segura ahora.
La madre de Luca y él hacen acto de presencia y, a pesar de haber perdido, la sonrisa en su rostro es genuina.
—Y ahora lo que todos están esperando, el ganador de este año es... Imperia. Bianca grita de emoción y el padre de ella, junto a Massimo, suben a la tarima y llaman a Aurora, quien camina por donde salieron las modelos como una más de ellas y derrochando elegancia.
—Gracias a todos por estar aquí, es para mí un orgullo recibir tan merecido premio y de la mano de mi hija Aurora Rossetti.
El hombre mayor abraza a su hija mientras Luca no deja de mirarla; esto hace rabiar a Massimo, al ver cómo ella tampoco evita sus ojos.
Hablando de otro tema, pienso que Aurora no debería contarle a los papás quien es ella en realidad, para que causarles ese dolor? tal vez a Luca, ya que él no conoció a la verdadera Aurora y no sufriría esa perdida. 🧐🤔🇨🇴
hay que hacerlos sufrir a todos