¡ATENCIÓN NOVELA EN EMISIÓN!
Alana Rosental, una chica estrovertida, hija de Evans Rosental, considerado en su juventud uno de los mejores hechiceros del mundo, esta por casarse con su novio Joan Black, pero la repentina muerte de su padre cambiara el rumbo de su vida.
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El contrato
Alana dio un pequeño salto y miro hacia la puerta cerrada, luego miro al frente y ahí estaba, sentando en su lujosa silla detrás de su escritorio, mirándola con aquellos profundos ámbares, como una bestia acechando a su presa, trago en seco, él seguía en una llamada, pero la recorría de pies a cabeza, suspiro y camino hacia a él hasta quedar de pie frente al escritorio, Maximiliano, sonrió y colgó la llamada.
- Señorita Rosental- Saludó sin siquiera ponerse de pie\, Alana frunció el ceño.
- ¿Para qué me cita si me hará esperar? – Pregunto cruzando los brazos.
- La cite a las diez de la mañana\, no a las diez y media- Respondió\, Alana asintió despreocupada\, ciertamente había llegado tarde\, pero para ella eso no tenía mucha importancia.
- Pero llegue- Dijo despreocupada\, eso era lo importante para ella.
- Odio a las personas impuntuales- Hablo sin rodeos\, Alana se encogió de hombros.
- Ups\, soy de las personas que odia\, ni modo- Dijo sentándose en la silla y cruzo sus piernas\, coloco su bolsa en sus manos y saco una carpeta- Esté es nuestro contrato – Se lo entregó\, Maximiliano arqueo las cejas y tomo aquella carpeta\, comenzó a leer el contenido.
- ¿Qué mierda es esto? – Gruño un poco molesto\, mientras leía aquel ridículo contrato\, esa mujer había escrito las condiciones para tener sexo como si fuera un simple trabajo\, suspiro y paso la mano por si sien- ¿Solo de lunes a viernes? – La miró\, ella asintió.
- Si\, los fines de semana serán mis días de descanso\, son sagrados- Afirmo alegremente\, Maximiliano continúo leyendo\, frunció el ceño.
- ¿Por qué mierda no te quedarás a dormir? – La miró de nuevo\, la quería en su cama día y noche\, disfrutarla el tiempo que fuera necesario.
- No me gusta dormir con el hombre con el que tengo sexo sin compromiso – Respondió con su divertida sonrisa.
- ¿Explícame lo de esta mierda del oral? – Su ceño se fruncía cada vez más.
- Ah\, sí\, solo lo haré tres veces a la semana\, deje unos espacios para que escriba que días va a querer\, aunque pueden ser rotativos- Explicó despreocupada sin notar aquella amenazante mirada de ese hombre.
- ¿Qué? ¿También debo usar anticonceptivo? – Pregunto sin dejar de mirarla\, aunque no había leído nada de eso en el contrato.
- Ah\, no\, descuide yo me cuido\, me gusta sentirlo al natural- Dijo con su gran sonrisa. Maximiliano asintió\, pero su ceño seguía fruncido- Pero\, Si debe hacerse unos estudios\, digo\, demostrarme que está limpio\, de ahí- Continuó señalando hacia su entrepierna\, Maximiliano soltó una maldición\, aquella mujer lo estaba sacando de quicio.
- Rosental\, ¿Te parece que esto es un juego? - Pregunto cerrando la carpeta y dejándola sobre el escritorio.
- ¿Por qué? Son mis condiciones\, tómelo o déjelo – Dijo cruzando los brazos\, Maximiliano la miró de manera amenazante.
- ¿Quién es la que quiere recuperar la empresa de su familia? – Preguntó con una leve sonrisa\, Alana frunció el ceño.
- Yo\, pero eso no significa que me tratará como a una más de las putas con las que acostumbra a estar- Se puso de pie con firmeza\, Maximiliano se recargo en su silla y miro a aquella mujer\, era la primera vez que una mujer lo desafiaba de esa manera. – Podemos agregar algunas cláusulas que quiera en el contrato\, pero la del oral y los fines de semana se quedan sin derecho a negociar- Continuo con una leve sonrisa.
- Bien\, tú ganas esta vez\, pero tendrás que dormir conmigo\, me gusta disfrutar del sexo durante las mañanas – Dijo sin rodeos\, Alana maldijo por dentro\, se le olvido esa regla.
- Ok\, pero no será todos los días – Respondió sin rodeos\, Maximiliano la miró amenazante- Los viernes no me quedare\, es el último día de la semana\, de ahí en fuera puedo quedarme algunas noches\, pero no siempre\, también tengo vida social- Hablo casi desesperada\, recordando la noche intensa con ese hombre\, sería doloroso para ella después de disfrutar claro estaba\, comenzaba a sentir lástima por su zona intima.
- No dejarás que nadie más te folle mientras estés conmigo\, no me gusta compartir – Ordeno\, Alana frunció el ceño\, no era tampoco necesario que se lo pidiera\, ni siquiera tendría fuerzas para estar con otro hombre mientras estuviera con él.
- Ok- Dijo sacando de su bolsa una USB- Agreguemos las clausulas y firmemos de una maldita vez, tengo hambre- Se quejó dándole el USB, Maximiliano lo tomó y lo insertó en su computadora, comenzó a corregir aquel estúpido contrato, al final del contrato, la última clausula decía, que una vez que Maximiliano Kingsley se aburriera de Alana Rosental, debía devolverle las empresas Rosental sin pretexto y mientras el contrato duraba, no se sabría de aquella venta y la empresa seguiría siendo dirigida por Sebastián Holmes.
- Listo- Firmo Alana\, le paso los dos juegos a Maximiliano y firmo ambos\, le entregó uno a Alana\, él no dejaba de mirarla ese ridículo contrato\, era la primera vez que firmaba algo así\, el teléfono de ella comenzó a sonar\, ella frunció el ceño al ver el nombre del contacto. – Muy bien\, ahora debo irme- Sonrió guardando aquel contrato en su bolsa.
- Señorita Rosental\, el contrato empieza hoy- Dijo con una sonrisa oscura\, Alana lo miró con sorpresa y negó.
- No\, hoy no puedo…- Contesto nerviosa- Además\, usted debe estar muy ocupado\, mejor empezamos mañana así…-
- No\, empezaremos hoy mismo- Se puso de pie de manera amenazante\, Alana trago en seco.
- Bien – Dijo con cierto temor. - ¿Aquí? – Miro a los lados\, Maximiliano la imito\, la oficina era nueva\, no la había usado con nadie\, sonrió con malicia\, ella podría ser la primera\, pero su deseo de poseerla era tan grande\, que hacerlo ahí incómodo\, quería disfrutarla totalmente.
- No\, vamos a otro lugar- Camino hacia a ella\, Alana asintió y suspiro resignada.
- Pero no me quedaré hoy- Hablo rápidamente\, Maximiliano la miró y frunció el ceño- Quedamos que elegiríamos cada quien qué día me quedaría – Continúo con una sonrisa triunfante.
- Bien\, pero mañana te quedarás – Dijo mientras la tomaba del brazo y comenzaba a caminar con ella- El jueves también – Continuo rápidamente antes de que ella\, se negará a otro día.
- Ok\, el miércoles y viernes no- Soltó con pesadez\, mientras caminaba al lado de aquel hombre\, salieron de aquella oficina\, aquella rubia sexi\, se puso de pie e hizo una reverencia al ver salir a ese hombre\, caminaron hasta un ascensor especial\, obviamente era solo de uso para él\, entró y suspiró\, saco su teléfono tenía varios mensajes de Joan\, soltó una maldición y lo volvió a guardar\, sin darse cuenta que Maximiliano había visto de reojo los mensajes de ese hombre. – Por cierto\, ¿Podría comer algo? – Lo miró\, él le dirigió la mirada.
- Llegó tarde\, ¿No ha desayunado? – Preguntó con cierta molestia en su tono de voz.
- No\, la verdad me quede dormida- Soltó con pesadez y no mentía anoche había sido difícil conciliar el sueño\, pensando en todos los problemas que tenía encima y sobre todo en él. Maximiliano no dijo nada\, solo saco su teléfono y envió un mensaje\, dando la orden que tuvieran preparado una comida especial para aquella mujer\, la miró de nuevo ella ya estaba en su celular una vez más\, en el chat directo de aquel hombre Sebastián Holmes\, miró que al final de su nombre tenía un copo de nieve y un corazón azul\, eso le molesto\, aquella mujer ahora le pertenecía y odiaba tener compartir\, tal vez su ex prometido no era una amenaza\, pero al parecer Sebastián Holmes sí\, o eso es lo que pensaba.
Maximiliano, la empujo bruscamente contra las paredes de ascensor, sin darle tiempo de reaccionar atrapo sus labios en un feroz beso, Alana trato de apartarlo, pero fue imposible, rodeo sus manos alrededor de su cabeza, enredando sus dedos en aquel negro cabello, las manos de Sebastián fueron bajando hasta sus muslos, metiéndose debajo de aquella falda, separo sus piernas y la cargo hasta la altura de su duro miembro, Alana gimió al sentir esa dureza en su intimidad, escucharon el sonido de ascensor, habían llegado ya a su destino, él la bajo de sus brazos y se separó, Alana agitada, trataba de controlar su respiración, se acomodó sus ropas, bajando bien su falda y apretó la coleta de su cabello y limpio sus labios mirando por el reflejo de las puertas del ascensor, estás se abrieron, Maximiliano dejo que ella saliera primero, observando detenidamente el trasero de aquella chica, sonrió levemente, por fin tendría a esa mujer para él, hasta que se aburriera de ella o llegará otra mejor que ella, sacó su teléfono sonó y lo saco de la bolsa de su saco negro, abrió el mensaje y la imagen de una bella pelirroja apareció, abajo estaba escrito el nombre de “Anastasia Rosental” sonrió y levantó su mirada hacía Alana, ella seguía caminando delante de él, no lo negaba las dos hermanas eran muy hermosas, poseían una belleza única y ambas totalmente su gusto, guardo el teléfono y camino hasta llegar al lado de Alana, ella ahora era suya, pero ¿Sería Anastasia el futuro reemplazo de Alana?