Elena es la primera princesa del imperio Viton, su padre la ama sobre el resto y le permite hacer cosas que se consideran de hombres así reciba quejas por esto.
Gracias a esto sus hermanas la envidian y la engañan una vez, permitiéndoles dañarla grandemente haciéndola desaparecer.
Elena no muere aunque era lo que querían pero su rostro fue destrozado y le impide regresar.
Vive con el médico que la salvo y a su cabaña llega la solución a sus problemas, un rostro nuevo, una vida nueva, pero tendrá que pagar por eso al ayudar a su nuevo esposo a completar también su propia venganza. Intentando en el camino de superar dejar atrás todo lo que vivió ¿podrán amar de nuevo?.
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Cap 10
En la habitación de la duquesa, la doncella esperaba, estaba segura que le daría lo que le prometió por lo que tenía un sonrisa en su rostro mientras caminaba de un lado a otro.
Al entrar la duquesa, su doncella traía una bandeja con unos postres y dos tazas de té.
—Bueno —dijo atrayendo la atención de la doncella. —tendre que cumplir lo que prometí —siguio hasta sentarse frente a la doncella quien se arrodilló al instante.
—Gracias señora.
—Pero antes tendrás que hacer un último pedido en la farmacia fuera de la ciudad. —la doncella sonreía ya que no era primera vez que lo hacía —te daré una lista de cosas que necesito.
—Entonces me voy, así que regresaré antes —la doncella se levantó.
—No hay apuro, primero come un bocadillo conmigo, acompañado de una taza de té —la doncella desconfiaba pero al ver que les servían a ambas se relajo, además que la duquesa también agarró un bocadillo.
—Gracias —comió despacio el postre, mientras miraba a la duquesa que sonreía y también disfrutaba el suyo, tras terminar de comer y beber el té recibió la nota de parte de doncella y salió de la mansión donde un carruaje esperaba.
Se montó en él y junto al cochero salieron de la ciudad, este la llevó cerca de la cabaña donde acostumbra comprar las medicinas o venenos de la duquesa y la dejó.
Mara mientras caminaba entre el bosque hasta la cabaña, escupió sangre de su boca, seguido de debilidad que la llegó a caer.
“Me enveneno” —ese fue el último pensamiento de la doncella que traicionó a Andrea por la promesa de una mejor posición.
—Ya debe estar muerta —dijo casi al instante la duquesa mientras tomaba una taza de té, tenía una sonrisa en su rostro —¿Creyó que podría vivir con todo lo que sabe? —soltó una carcajada —fue una ilusa, jamás dejaría cabos sueltos.
Mientras la duquesa se sentía satisfecha por lo que hizo Andrea estaba en la habitación a la espera de Max, realmente lo menos que quería era tener conflictos con él pero este no apareció en toda la mañana.
Solo fue hasta la hora de almuerzo que pudo verlo de nuevo en el comedor.
—Buenas tardes —dijo al llegar dirigiendo su mirada a Max quien no la miraba.
Ya era bien sabido por todos del golpe que le había propinado a la columna así que la duquesa los miraba expectante con una sonrisa.
—Hija, ven y siéntate.
El duque miraba a su hijo y a Andrea, era una locura para el que Max no se lleve con su esposa cuando está recuperada.
—Hijo, ¿Sucede algo?
Max lo miró y sonrió, se levantó y corrió la silla de Andrea.
—Todo está bien. —Andrea se sentó pero pudo notar la venda que él tenía en la mano.
Dejó sus manos bajo la mesa al recordar que su mano estaba aún un tanto roja, espera que no lleguen a notarlo.
La comida no tardó en llegar aunque Andrea podía sentir la mirada de todos sobre ella, pese a eso, optó por ignorarlos.
El ambiente en el comedor era muy tenso, aún así, Andrea comió sin problema alguno y tras terminar se levantó.
Max a su lado hizo lo mismo y luego de despedirse de los duques salieron.
Max caminaba a un lado de Andrea.
—Necesitamos hablar.
—¿Qué te pasó en la mano?
—Nada importante —Andrea miró de reojo la mano de Max.
—Bien, ya veo que no me contarás lo que pasó. —Max no respondió, llegaron a la habitación y él cerró la puerta, mientras Andrea continuaba a la cama donde se sentó.
—Se que no eres ella —dijo Max parándose frente a ella —pero… igual me preocupo al verte. —suspiro antes de continuar, Andrea solo lo miraba —siendo sincero por más que me mentalize muchas noches en que esto era lo mejor siento que no lo pensé lo suficiente antes de aceptar, debí solo matarlos y aceptar mi muerte luego.
—¿Quieres decir? —dijo Andrea levantándose y quedando frente a él.
Sus miradas se conectaron, por lo que Max se giró y dio algunos pasos alejándose.
—Es justamente por esto, ver el rostro de mi esposa en otra persona que no es ella, una a la que no puedo abrazar, a la que no puedo besar y de la que no puedo dejar de preocuparme sintiendo que es la mujer de la que me enamore, me frustra. Siento dolor al verte.
Andrea volvió a sentarse, no sabía qué responder ya que entiende en parte lo que siente. Perdió lo que quería y no ha tenido tiempo para procesarlo.
—Yo tampoco quería esto, pero… —bajó la cabeza —no tuve opción.
—Lo sé —suspiró pesadamente sin girarse a verla —haz lo que quieras para acabar con esto, yo estaré contigo mientras eso pase, luego volveré a mi vida y tu a la tuya.
—Bien, quisiera hacerte otra pregunta.
—Dime
—¿Cuándo se va mi hermanita?
—En dos meses, pero un día antes organizarán un banquete para despedirla y estamos invitados, sin embargo, recuerda que en unos días iremos al palacio, es el cumpleaños de la emperatriz.
“Cierto” —pensó, ya que había olvidado aquel cumpleaños —Bien, gracias por todo.
—De nada —dicho esto Max salió sin mirar atrás, para él era mucho más doloroso de lo que parecía aunque se veía rudo.
Andrea se recostó luego de verlo salir, pese a que ella siente dolor puede imaginarse lo que debe sentir Max y tiene razón, es difícil acostumbrarse.
Intentó olvidar las cosas, sin embargo, se levantó de nuevo, a pesar de la discusión o conversación anterior con Max necesitaba una doncella antes de que la duquesa le asignará una.
—Saldré mañana a buscar una, tendré que molestar a Max de nuevo.
Se quedó pensando exactamente en el tipo de doncella que necesitaba hasta la hora de cenar, momento en el que llegó Marcos con la comida a la habitación, por primera vez no tendría que ver al resto de habitantes de la mansión y esto era gracias a Max.
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Nota
Quiero agradecer a quienes siguen la historias, como sabrán la mayoría vivo en Venezuela y la situación crítica me llevo a perderme estos tres días, ya se calmo un poco la situación dándome tiempo de continuar, seguiré actualizando diarios como era mi pensado. Gracias de nuevo