Ella es alegre, divertida, atrevida, rebelde, y de un gran corazón, pero a los ojos del mundo está defectuosa. Él es guapo, adinerado, malcriado y caprichoso, es el más popular y codiciado por todas. ¿Qué pasará cuando se encuentren? Averigüémoslo juntos.
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Capítulo Diez
Rose, iba llegando a la escuela cuando se dio cuenta de que Franco ya estaba allí, junto a sus compañeros de clases. Se bajó de la bicicleta y paso frente a ellos sin mirarlos. Estaba poniéndole el candado a su bicicleta cuando él se le acercó nuevamente.
_ Otra vez, tú. ¿Y ahora que quieres? - le dijo en forma desganada y desdeñosa, mientras se disponía a alejarse.
_ Rose - la tomó de la mano. La besó en los labios. A la hora de la entrada, frente a prácticamente toda la escuela. Su primer instinto fue empujarlo, pero él colocó una de sus manos en su cintura y con la otra siguió sosteniendo la suya. La beso lenta y suavemente. Ella no cerró los ojos, se dio cuenta de que él si lo hizo. Se apartó y la observó.
_ Ya no quiero ser un cobarde. Quiero estar contigo, Rose. Por favor, dame una oportunidad.
La joven se ruborizó, pero no apartó los ojos de los suyos. En eso, Vanessa y los demás se acercaban a ellos.
_ ¡¿Franco Ibáñez, te volviste loco?! - dijo la joven casi gritando, furiosa y totalmente indignada por lo que veía.
Él ni siquiera la miró no apartaba los ojos de Rose. Ella jaló su corbata y lo acercó un poco nuevamente, le devolvió el beso.
_ Acepto Franco, voy a darte una oportunidad. Pero no quiero volver a verte con esta chirusa - dijo en voz alta para que todos lo oyeran, miró a Vanessa. Tomó de la mano a Franco y se alejaron.
La mitad de la escuela se quedó atrás murmurando y comentando. El resto, que no vio aquello. Los veían caminar de la mano totalmente asombrados.
_ ¿De verdad, me darás una oportunidad o solo lo hiciste para molestar a Vane? - se detuvo. Ella volteó a verlo y soltó su mano.
_ ¿En serio quieres estar conmigo?
_ Acabo de cometer un suicidio social ¿Qué más quieres? - recordó que le dijo que le gustaban los hombres fornidos y fuertes - Sí es importante para ti, esta misma tarde me inscribiré en un gimnasio y me pondré fuerte.
La muchacha se tapó los labios y se rio.
_ No hace falta, estás bien así - le dijo sonriendo. Él entrelazó sus dedos con los de ella y volvieron a caminar juntos hacia el salón de clases.
Laura los vio llegar así y abrió los ojos como platos. Su amiga le hizo un gesto para que no dijera nada. Ella se sentó junto a Laura y él fue hasta su lugar junto a Daniel que todavía no había llegado.
_ Amiga, dime ya. Antes que me dé un infarto. - dijo Laura, con evidente exageración - anoche me dijiste que lo rechazaste.
_ Te lo resumo, esta mañana me esperó cerca de casa, lo rechacé y cuando llegue aquí. Él me beso delante de todos y volvió a pedirme una oportunidad.
Laura se tapó la boca e hizo como si gritara en silencio de la emoción. Miró a Franco y él las estaba viendo, Rose la pellizcó para que no fuera tan obvia y dejará de verlo. A Franco le causó gracia la expresión de dolor de Laura, era tan evidente que estaban hablando de él.
Justo en ese momento. Vanessa y los demás entraron con unas caras que daban miedo. Cristian casi le da con la mochila en la cara a Rose cuando pasó a su lado, pero ella la esquivó ágilmente. Daniel fue el último en entrar. Miró a Franco, agachó la cabeza y se sentó en otro lugar. Rose vio la decepción en el rostro de su reciente novio. Miró a Laura que le hizo u gesto aprobatorio con los ojos. Se levantó y sin el más mínimo esfuerzo puso una silla sobre el pupitre de Laura y lo alzó por sobre todos los chicos, hasta llegar al fondo del salón. Lo colocó detrás de Franco, que la veía fascinado. Laurita se acomodó en el sitio y ella se sentó junto a él.
_ Gracias, preciosa - le tomó la mano y se la besó. Volteó a mirar a Laura - gracias a ti, también.
_ No tienes porque, ya prácticamente eres mi cuñado.
_ ¡Laura! ¡Qué exagerada! - la regañó Rose.
Ellos reían tranquilamente ante la mirada fulminante de Vanessa y los demás.