El Heredero Dado por Muerto (Asesino de la Mafia)

Vanessa no iba a aceptar simplemente a Diego como su esposo de alquiler. Necesitaba conocer su procedencia primero. ¿Y si era un gánster? Solo de pensarlo, Vanessa se estremecía. ¡Peor aún, si pertenecía a la mafia! No quería involucrarse con un hombre tan aterrador.

Esa mañana, Diego y Vanessa desayunaban juntos. Los niños del orfanato ya habían desayunado hacía una hora. Inicialmente, Diego se había negado a comer allí, pero Vanessa lo obligó a desayunar con ella. Tenía muchas preguntas que hacerle, como si estuviera llevando a cabo una entrevista.

"Anoche dijiste que habías pedido prestado un deportivo a alguien. ¿Puedo saber a quién?", preguntó Vanessa.

Diego dudó en responder a la pregunta de Vanessa. "¿Eso es importante?"

"Hm, ¿quién sabe si me estás mintiendo? Como en las historias, un hombre rico que en realidad es pobre", respondió Vanessa riendo suavemente.

Tal vez lo que Vanessa quería decir era que si Diego fuera un hombre rico, no lo contrataría como esposo. Realmente no quería vivir con un hombre rígido y frío como él durante mucho tiempo. Podría terminar muriendo de presión arterial alta.

"Se lo pedí prestado a un conocido."

Vanessa intentó creer la respuesta de Diego y, por lo tanto, le hizo la siguiente pregunta: "Dijiste que estás desempleado. ¿Cuál era tu trabajo?"

En realidad, Diego no quería responder, pero se vio obligado a responder a las extrañas preguntas de esa mujer. "Albañil."

"¿Al-albañil?", Vanessa abrió mucho los ojos, incrédula por lo que escuchaba. Tal vez era porque Diego parecía demasiado elegante, más adecuado para ser modelo.

Pero como el cuerpo de Diego era muy fuerte y musculoso, intentó creérselo.

"Sí."

"Entonces, ¿cómo sabes pelear?"

"Practiqué taekwondo."

"¿Tus padres aún viven?"

"Mis padres ya fallecieron", respondió Diego con frialdad.

Vanessa aún no estaba satisfecha, necesitaba saberlo todo sobre Diego. "¿Estás casado? ¿O tal vez eres viudo? ¿O todavía eres soltero?"

Diego, que estaba comiendo, casi se ahoga al escuchar la pregunta de Vanessa. "¿Por qué sigues haciéndome preguntas?"

"Simple curiosidad. Quién sabe si estás casado. Solo tengo miedo de que me confundan con la otra. Solo porque me ayudaste anoche y dormiste aquí, de repente aparece tu esposa y me jala del pelo por un malentendido". Solo de imaginarlo, Vanessa se encogió. Aunque era una mujer, era muy consciente de que las mujeres son el sexo débil.

"Pareces leer muchas novelas románticas. Soy soltero."

Vanessa se sintió aliviada al escuchar eso. Ya se imaginaba que Diego debía ser soltero. ¿Qué mujer querría salir con un hombre rígido e irritante como él? ¿Y encima casarse con él?

Vanessa ya estaba satisfecha con el desayuno. Tomó un vaso de leche mientras miraba a Diego, que todavía estaba comiendo. "Hm... Creo que eres perfecto."

"¿Perfecto para qué?", Diego frunció el ceño.

Antes de halagarse a sí misma, Vanessa carraspeó. "¡Ejem!"

Entonces, Vanessa continuó: "Eres de Yakarta, debes conocerme, ¿verdad? Soy Vanessa Mahendra. Ya rechacé 33 propuestas de matrimonio. Entonces, creo que eres el hombre más afortunado, es como si te hubiera tocado la lotería".

Diego no entendía lo que Vanessa estaba diciendo. "No estoy entendiendo lo que estás diciendo. ¡Ve directa al grano!"

"Lo que quiero decir es que creo que serías un esposo perfecto para mí."

Diego, que estaba comiendo, se atragantó al escuchar la propuesta de Vanessa. "Uhuk... Uhuk... Uhuk..."

Diego no se atragantó porque estuviera feliz. Nunca pensó en casarse con esa mujer. Vanessa era la hija del asesino de su padre. Además, Vanessa era una mujer muy habladora y alegre; no podía imaginar su vida, que siempre era silenciosa como una tumba, convirtiéndose en un mercado de pájaros.

Vanessa pensó que Diego se estaba atragantando por la sorpresa. Tal vez no esperaba que una mujer tan familiar en la ciudad de Yakarta, famosa por su belleza, de repente le pidiera matrimonio.

"Sé que debes estar en shock. Un hombre desempleado como tú, de repente, recibe una propuesta de matrimonio de mi parte. Considéralo una bendición. Después de casarte conmigo, ya no estarás desempleado, te daré trabajo. Tampoco tendrás que pedir prestado un coche nunca más, te daré el coche que quieras. Y nunca más tendrás que preocuparte por pasar hambre, tu vida será cómoda."

Las palabras de Vanessa sonaron como una burla para Diego. Sin embargo, la realidad era que él era más rico que Vanessa.

"Entonces, ¿qué me dices? ¿Quieres casarte conmigo, Samuel?", preguntó Vanessa cruzando los brazos y sonriendo dulcemente.