Santiago Santoro, es un empresario muy exitoso que le huye al amor y no desea por nada del mundo formar una familia, por tal motivo se comprometió con Diana Lois, una mujer fría, calculadora y ambiciosa al igual que él. Sin embargo, su abuela Giovanna no está dispuesta a ver como su nieto se arruina la vida a lado de una mujer frívola, y le exige que cambie de opinión o de lo contrario perderá toda su fortuna. Santiago con miedo a perderlo todo, decide alquilar un vientre y tener el hijo que tanto desea su abuela, sin arruinar la hermosa figura de su novia. Pero de repente su vida cambia por completo, cuando debe dirigirse a un hospital a buscar a su verdadera hija, una hermosa niña prematura, de ojos claros que necesita con urgencia un tratamiento médico para salvar su vida.
Sin embargo, Karen Jones ¿Será capaz de abandonar a su hija realmente ? o ¿Hará todo lo posible por estar a su lado?
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Capítulo N°15
Mientras tanto Diana estaba muy molesta y no podía evitar caminar de un lado para el otro fumando sin control.
⎯ Debes averiguar si realmente no está embarazada. Sí tu abuela se entera de la existencia de ese bastardo, ¿sabes lo que sucederá con nuestro plan?⎯ ella toma asiento en el sofá y apaga el cigarro en el suelo solo para molestar al hombre que tiene enfrente.⎯ ¡Se irá todo por la borda, perderemos todo nuestro dinero!
⎯ ¡Diana, eso no era necesario! ⎯ gritó visiblemente molesto al ver las colilla.⎯ Tienes un cenicero frente a tus narices.
⎯ Como tampoco era necesario que te acueste con esa bruja.⎯ le responde.⎯ Mira en el lío que estamos ahora por ser tan irresponsable.
⎯ Te aseguro que nunca en la vida estuve con ninguna mujer sin protección.
⎯ ¡Eso espero!
Diana se pone de pie, recoge su cartera y sale de la oficina dando un portazo. Estando dentro del ascensor mira su imagen, se arregla el labial mirando su reflejo y habla en voz alta.
⎯ Este hombre es increíble, a mí me exige exclusividad cuando él se acuesta con cualquiera y encima sin protección.⎯ se acomoda el pelo, moviendo ágilmente sus rulos.⎯ A partir de ahora lo obligaré a usar preservativo cada vez que estemos juntos, lo último que necesito es contagiarme de alguna enfermedad por su descuido y descontrol. No pienso perder mis contratos, ni dejar de ser famosa por su culpa.
Una vez que se abren las puertas del habitáculo, sale con una radiante sonrisa en sus labios como si nada le molestara y se retira de la empresa.
Santiago se sirve otro vaso de licor, este día estaba siendo de locos, y para colmo Diana no quiso firmar el contrato porque le salió un viaje al extranjero dentro de unos meses y firmó unos documentos que le exigen que sea soltera. Ella preferiría estar dos meses fuera del país, haciendo desfiles que casarse con él y tener un hijo.
El gran ceo Santoro se sentía acorralado, a este paso el tiempo estipulado por su abuela se acabaría antes de que él estuviera casado con Diana y perdería todo su poder y gran parte de su fortuna.
⎯ ¡Maldición, necesito desestresarme!⎯ arroja el vaso contra la pared, mira la hora y entonces se da cuenta que el club de Pietro ya estaba abierto y necesita con urgencia ver a esa mujer que con su temperamento y carita de ángel le provoca tantas emociones.
Casi una semana había pasado desde su encuentro y no puede dejar de pensar en ella sin que su miembro reaccione. Con determinación camina hasta su estacionamiento privado, se sube al auto y comienza a conducir. En el semáforo se detiene y busca con urgencia su celular, necesita contemplar la única foto que tiene guardada en una carpeta especial y una media sonrisa se dibuja en su rostro al acariciar el antifaz. De repente golpea el volante con la mano libre y arroja el celular en el asiento del acompañante, se acaba de dar cuenta que con ella cometió un terrible error y no usó protección.
⎯ ¡Maldición, maldición, acaso en qué estaba pensando, como no me di cuenta antes!⎯ la luz del semáforo se pone en verde y el acelera su Lamborghini a toda prisa, tiene que hablar con ella lo antes posible.
⎯ ¡Espero que se esté cuidando!⎯ piensa en voz alta y se responde.⎯ ¡Estúpido! Eso es imposible señor Santoro, ella no había tenido relaciones en mucho tiempo.
Al llegar al bar ve que aún es temprano, muy pocos hombres están bebiendo y la mesa asignada para Cielo está siendo atendida por otra joven.
⎯ Hola, ¿has visto a Cielo?⎯ pregunta mirando para todos lados.
⎯ Lo siento señor, ella se fue de este lugar. Ya no trabaja aquí.
⎯ ¿Dónde está?
⎯ Nadie lo sabe.
⎯ Ok,¿ puedes llamar a Estrella?
⎯ Ella también se fue.
⎯ ¿Por qué?
⎯ Nadie lo sabe.
⎯ Esta bien.⎯ le entrega una propina.⎯ Gracias.⎯ todo era muy extraño. No sabía qué pensar, así que se acerca a la barra y pide un Whisky a la rocas.
Santiago está concentrado en su bebida cuando el teléfono de la barra suena y Donato atiende.
⎯ Ok.⎯ dice antes de colgar.⎯ Señor Santoro, mi padre quiere hablar con usted. Lo espera en su oficina.
⎯ Muy bien.⎯ bebe el resto del contenido del vaso y se dirige a la parte superior del salón.
Al entrar Pietro está mirando a través del cristal, como sus clientes se comportan. Al escuchar la música y ver como el lugar se ilumina, sabe que su invitado ha llegado. Sus sospechas se disipan al ver el reflejo de Santiago; entonces con determinación y cara de pocos amigos se gira y le dice
⎯ ¡Tenemos que hablar!
⎯ Primero se saluda.⎯ responde Santiago.
⎯ Mejor cierra la boca, no estoy para formalidades.⎯ camina a un bar y sirve dos copas, le entrega un vaso y ambos hombres se sientan en el escritorio.⎯ Tengo un serio problema y todo por su culpa.
⎯ ¿A qué se refiere?
⎯ Hablo de mi sobrina Cielo, se fue de este lugar y todo por su culpa, por andar ilusionando a jovencitas.⎯ lo mira con odio y apoya sus codos en la fría mesa.
⎯ ¿Se ofendió por qué no le dejé propina?⎯ pregunta sin entender.⎯ No quise ofenderla por lo que hicimos.⎯ confiesa.
Pietro golpea la mesa y lo mira conteniendo el impulso de golpear su patético y perfecto rostro.
⎯ Se fue porque Estrella la golpeó de tal forma que terminó en el hospital. ¡Maldito infeliz! Para colmo la muy cobarde huyó y ahora no sabemos en dónde puede estar.
Santiago comenzó a temblar, su pesadilla era real y no entendía qué sucedía porque él tenía esa conexión tan extraña con ella. De repente el simple hecho de saber que esa joven estaba herida le causó un malestar enorme en su pecho y sentía que el aire le faltaba, su rostro se puso blanco como un papel y Pietro lo miró asustado.
⎯¿Te encuentras bien?⎯ pregunta el hombre mayor mientras se acerca.
⎯ Necesito aire.⎯ se afloja la corbata.
⎯ Cálmate, no quiero dar explicaciones por tener un muerto en mi oficina.
Pietro, enciende el ventilador de techo y ve cómo poco a poco el hombre recobra el color en sus mejillas. Entonces bebe el resto del licor y se sienta nuevamente en su escritorio.