Hermanos Moreau

Después de reponerme, bajé y los dos ya se habían ido, por suerte. Me preparo un sándwich y me siento en el sofá a ver otro episodio de mi serie mientras como.

Flashes de la noche anterior vienen y van en mi mente, desconcentrándome totalmente. ¡Maldición!

¿Será que me estoy enamorando de él? ¿Por qué me molesta tanto el hecho de que tenga novia? ¡Eso nunca fue un problema para mí y nunca pensé en él de esa manera! ¡En realidad, creía que ni siquiera le gustaba y ahora estoy encantada con él! Sus actitudes estos últimos días han sido diferentes y eso me ha confundido, ¿o será cariño y cuidado de hermano?

Suspiro frustrada, ¿cómo voy a saberlo si nunca he tenido esa experiencia?

¡Qué lío, Dios mío! Tengo que sacarme de encima este amor imposible.

Mis pensamientos se ven interrumpidos por el sonido de mi celular.

En cuanto atiendo, la secretaria de Tom me informa que las fotos ya estaban listas y que si quería verlas, estaban con Sabine en la presidencia.

Me cambio de ropa, me pongo una camiseta sin mangas negra y blanca y un pantalón de vestir negro, en los pies unos mocasines ya que me duelen de tanto usar tacones. Un maquillaje ligero y un bolso a juego. Le pido al portero que me pida un taxi y en poco tiempo estoy en la empresa.

Todos me saludan en la recepción y luego subo a su piso.

— Buenos días, Sabine.

— Buenos días, señorita Kira.

— Elise dijo que las fotos estaban contigo, quiero verlas…

— Ah, sí, las dejó esta mañana.

Entonces me entrega el sobre marrón y mis expectativas aumentan.

— Antes de que se me olvide, señorita Kira, Nero pidió que entrara en cuanto llegara…

— Pero aún faltan diez minutos para la reunión…

— Sí, está en la sala de juntas, la segunda puerta a la derecha del pasillo.

— ¡Gracias!

Decido ver las fotos allí dentro ya que el CEO me espera, solo me falta que me eche un sermón, pero no me lo voy a tragar, ya he llegado a la sala armada hasta los dientes de argumentos en caso de que empiece con la escenita de esta mañana.

Llamo a la puerta y entro, él estaba concentrado en su portátil pero cuando me ve entrar, deja de teclear y centra su atención en mí, un escalofrío me recorre toda la espalda.

— ¡Buenos días!

Digo sentándome en la silla frente a él, en la gran mesa ovalada.

— ¿Ya has descansado?

— Sí, ¡ya estoy lista para otra!

— No conocía este lado bohemio tuyo…

— ¡Hay muchas cosas que no sabes de mí!

Respondo y me arrepiento inmediatamente, él arquea una ceja y esboza una sonrisa que me desarma.

— ¡Espero tener tiempo para conocer cada una de ellas, Kira!

Clava sus ojos en los míos y siento que está escudriñando mi alma de una manera tan profunda y penetrante...

Me remuevo en mi silla, cambiando de posición, y me salva el golpe en la puerta y la entrada de Tom y otros dos hombres.

Nero cambia completamente su postura y sé que el CEO está dominando ahora.

Hablamos del anuncio y de los minivídeos que se iban a publicar en las redes sociales, eran muchos y me emocioné aún más cuando descubrí que algunos de ellos se grabarían en Ibiza, en una playa paradisíaca. Nero lo aprobó y pidió estar presente en ese viaje.

En cuanto terminamos, se despiden dejándonos solos de nuevo, mi deseo era salir corriendo de allí pero estar en su presencia era mi verdadero deseo así que solo abrí el sobre y saqué las fotos, wow, estaba hermosa e irreconocible.

— ¡Perfecta!

— También lo creo, las fotos han quedado increíbles.

— Sí, también lo están…

Un momento, ¿estaba diciendo que yo era perfecta?

Trago saliva y me muerdo el labio.

— Y entonces, ¿cuáles son tus planes para hoy?

— Voy a salir de aquí y a almorzar, por la tarde voy a salir con Atenea.

— ¿La amiga que te rescató ayer?

— Nero, no quiero discutir contigo, pero respondiendo a tu pregunta… ¡sí, con ella fue con quien salí ayer! ¿Cómo lo sabrías si aún no te lo había contado?

Estoy confundida, ¿será que alguien me siguió? Si lo sabía, ¿por qué las preguntas a primera hora de la mañana?

— Tom estaba en el mismo pub que tú y ella, y me lo ha contado esta mañana. Kira, entiendo que quieras tener tu libertad y no me opongo, ¡pero necesito saber dónde estás y con quién siempre! Nuestra familia es conocida y secuestrarte por dinero es cuestión de segundos. Somos un objetivo y que tú seas una mujer sola por ahí por la noche es preocupante, ¡nunca me lo perdonaría si te pasara algo bajo mi responsabilidad! Agnes me mataría y, sinceramente, todavía no estoy preparado para morir.

No había pensado en ello desde ese punto de vista, un jarro de agua fría me cae encima, así que todo este tiempo ha sido preocupación y yo, una tonta, imaginando que podría ser algo diferente.

— Lo siento mucho, no volverá a suceder…

— Es la segunda vez que escucho esa frase de ti, primero con Nico y ahora con Atenea. Kira, el tema es serio y con un descuido no estarás aquí para pedirme disculpas.

— ¡Tienes razón!

Me levanto un poco torpe, recojo las fotos esparcidas delante de mí para meterlas en el sobre e irme de allí lo antes posible, su reprimenda me ha entristecido.

Él se levanta y antes de que pueda alcanzar el pomo de la puerta para salir, me agarra de la muñeca, nuestros cuerpos chocan y quedamos frente a frente, su olor me invade.

— No quiero que te enfades, vamos a cambiar este ambiente entre nosotros, ¿qué tal si vamos a almorzar?

— No quiero molestarte…

— Tú nunca me molestas.

— De acuerdo...

— Espérame en recepción, voy a contestar un correo electrónico y nos vamos.

Abro la puerta y salgo al pasillo, y entonces oigo a Camille hablando con Sabine, mi primer pensamiento es: no me puedo creer que vaya a interrumpir nuestra comida, pero luego me quedo atónita, ¡no puedo creer que la esté oyendo humillar a la pobre muchacha! No voy a permitirlo de ninguna manera.

— ¿Qué está pasando aquí? ¿Por qué estás tratando así a una empleada?

Se sorprende al verme y me responde con toda la petulancia del mundo.

— ¡La futura dueña de esta empresa!

— ¡Eso no te da derecho a tratar así a la gente!

— Kira, ¡despierta a la vida! ¡Esta empleadita muerta de hambre tiene que aprender a obedecerme o se va a la calle!

No tengo tiempo de responder porque el estruendo de la voz de Nero a mi espalda, furioso, irrumpe en la sala.

— ¿Qué estás haciendo, Camille?

Ella se asusta y cambia de postura haciéndose la víctima.

— Cariño, he venido a invitarte a almorzar, ¡pero tu secretaria no ha querido llamarte ni avisarte de que estaba aquí!

No doy crédito a cómo puede cambiar las tornas en cuestión de segundos.

— He sido yo quien ha pedido no ser interrumpido por nadie, ¡incluida tú!

— Pero soy tu prometida y tengo prioridad.

— Eso no te hace diferente, Camille, ¡este es mi lugar de trabajo y no un centro comercial! No quiero verte faltando al respeto a nadie de mi equipo, es inadmisible.

— Vamos a almorzar y luego hablamos, cariño, ¡los problemas personales los resolvemos en privado!

— No tengo tiempo, Camille, luego hablamos, ¡ahora puedes irte!

Aunque contrariada, no replica, se acerca e intenta besarlo antes de salir, pero Nero gira la cara haciendo que solo le roce la mejilla, no sé por qué, ¡pero me alegro!

Ella sale golpeando sus tacones contra el suelo y entra en el ascensor que estaba parado en la planta.

— Sabine, discúlpame la molestia, espero que no vuelva a suceder y en caso de que se repita, deseo ser informado inmediatamente.

— Sí, señor Nero.

— ¡Vamos, Kira!

Llama al ascensor y yo le sigo hasta el coche para salir de aquí. En cuanto vuelva, hablaré con Sabine.

Por hoy es todo, queridos,

¡Espero que les haya gustado la lluvia de capítulos!

No olviden interactuar 🥰