Soy Emilia Jones, llevo dos años de matrimonio con Antonio Del Castillo, hoy se cumple nuestro acuerdo de matrimonio, y estoy en mi oficina cuando veo entrar a su abogado.
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Operación
Capítulo 10: Operación
EMILIA
No le conté sobre el embarazo y los gemelos. Él estaba feliz con su vida, y yo no soy quién para arruinar eso, sé que algún día se enterará, pero para eso, pasará mucho tiempo y cuando suceda, me inventaré algo.
Terminamos con el almuerzo, me despedí de él y me dirigí directamente a la empresa; él, hoy mismo, regresaría a nuestro país y eso me tranquilizaba, pues así, no tendría el porqué esconder a mis hijos.
Pasaron ya dos meses, desde que Antonio se fue, y estoy en la oficina, cuando recibo una llamada de mi madre.
EMILIA: hola mamá, ¿cómo has estado?
MAMÁ: bien hija.
Escucho que llora, y me preocupo, pues casi nunca la escucho llorar, y cuando lo hace, es porque algo está ocurriendo.
EMILIA: mamá, ¿qué pasa?, ¿está todo bien?
MAMÁ: Emilia, es tu padre, está muy enfermo, y quiere verte por última vez.
Sus palabras me cayeron como agua fría, tenía tiempo que no veía a mis padres, y no podía creer que lo iba a volver a ver solo porque si no voy, no lo vería más.
EMILIA: mamá, mañana salgo inmediatamente para allá, dile a papá que no se preocupe, que pronto nos veremos, y por favo, cuídalo en tanto llego.
Alisté mis cosas y las de los niños, la niñera viajará con nosotros; estamos listos para abordar el avión rumbo a España, el vuelo duró lo necesario, bajamos y llegamos a Zaragoza, mi ciudad natal. Tomamos un taxi rumbo a la residencia de mis padres, al poco tiempo llegamos.
Mamá nos recibió con abrazos y demás, y se enfocó especialmente en mis hijos, pues nunca los había visto cara a cara, y parecía que era la primera vez que los conocía, antes, siempre hacíamos videollamadas y por ahí hablaba con los pequeños, pero el hecho de tenerlos en su vista y poder abrazarlos como tanto deseaba, la hizo muy feliz, tanto, que lloró con los niños en sus brazos.
Le pregunté como está papá, a lo que respondió, que estaba estable, pues pronto le haría una operación a corazón abierto.
Pedí verlo, y no me lo negó, incluso, los niños también querían conocerlo cara a cara. Llegamos hasta su habitación, y lo que vi me dejó impactada. Mi padre tenía un desfibrilador cardioversor implantable. Pues era necesario antes de la operación, la operación la realizarían mañana a primera hora, y mamá, estaba asustada, pues no todos resisten esa intervención; nos tranquilizamos, pues esperamos que sea Dios quien le dé nuevamente vida a papá.
Ya estamos en el hospital y papá está en la sala de operación, los niños se quedaron en casa con la niñera y el ama de llaves, pues no quería que estuvieran aquí en esta situación, suficiente con mamá y yo, estamos muy preocupadas, las horas pasan, papá entró a la sala de operaciones a las 7 de la mañana y es la una de la tarde, y aún no sale nadie para darnos información. Le digo a mamá que voy a la cafetería por unos bocadillos, pues desde que llegamos, ninguna de las dos ha comido nada, ella decide quedarse y yo voy sola, le traigo a mamá algo para que coma mientras esperamos, y cuando regreso de la cafetería del hospital, me llevo una gran sorpresa. Ahí estaba Antonio, sentado junto a mamá, no me explicaba por qué estaba aquí, si se supone que debe estar trabajando.
será grave y profunda
y sigue con la esposa
quitarlo de hay y ya