Para Emma Blake, una joven decidida y de fuertes convicciones, casarse con un hombre como Nicholas Marshall, el imponente magnate empresarial, jamás estuvo en sus planes. Sin embargo, el destino y una jugada cruel del poder los ha unido en un acuerdo imposible de rechazar: un matrimonio por conveniencia que podría salvar la vida de su familia y las finanzas del imperio Marshall.
Nicholas es frío, calculador y tiene una reputación impecable en los negocios, pero detrás de su fachada de acero esconde secretos oscuros y una necesidad insaciable de control. Para él, este matrimonio no es más que un trato, una forma de proteger su legado familiar
NovelToon tiene autorización de Yu xi para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capitulo 10
La noche había caído, pero el descanso no llegó para Emma. Estaba en la habitación principal, mirando por la ventana hacia el jardín iluminado tenuemente por las luces del camino. Nicholas aún no había regresado después del incómodo encuentro con Bianca. El silencio de la casa le pesaba en el pecho, al igual que las preguntas que giraban en su mente.
¿Hasta qué punto podía confiar en él? Esa era la duda que la atormentaba desde el momento en que Bianca cruzó la puerta. Las palabras de Nicholas no lograban calmarla, porque la presencia de su ex amante lo decía todo: Bianca aún tenía poder sobre él, y Emma no sabía si estaba dispuesta a competir con un fantasma del pasado.
La tensión entre ellos, el peso de los secretos no revelados, y ahora la sombra de una mujer que claramente seguía afectando a Nicholas. Emma sentía que estaba perdiendo el control de su vida, de su matrimonio. ¿Realmente había futuro en este compromiso? ¿O todo lo que habían construido era una ilusión que empezaba a desmoronarse?
Suspiró, cruzándose de brazos. Justo cuando estaba a punto de rendirse a la desesperación, el sonido de su teléfono la sacó de sus pensamientos. Miró la pantalla y su corazón dio un vuelco. Ethan.
No había escuchado ese nombre en mucho tiempo. Ethan era un antiguo amor, una historia que había quedado inconclusa antes de que Nicholas apareciera en su vida. Dudó unos segundos antes de contestar. ¿Por qué lo llamaba ahora, justo en el momento en que su mundo se tambaleaba?
"Emma," la voz de Ethan era cálida, casi familiar. "¿Tienes un momento?"
"¿Ethan? Esto... es inesperado." Su voz traicionaba su sorpresa, pero también el nerviosismo que la envolvía.
"Lo sé. He estado pensando en ti últimamente y... quería verte." Su tono era directo, pero no agresivo. Ethan nunca había sido del tipo que diera rodeos. "Hay algo que quiero decirte."
Emma se mordió el labio. Sabía que no debería aceptar, no con todo lo que estaba ocurriendo en su vida ahora mismo. Pero al mismo tiempo, la curiosidad y la nostalgia por lo que pudo haber sido entre ellos le picaban en la piel.
"¿De qué se trata, Ethan?" preguntó, a pesar de que una parte de ella ya intuía lo que estaba por venir.
"Siempre he lamentado cómo terminamos, Emma. Y desde que escuché que te casaste... no he podido dejar de pensar en ti. En nosotros." Su confesión llegó rápida, como si hubiera esperado mucho tiempo para decir esas palabras. "No creo que haya sido justo, lo que pasó entre nosotros. Nunca te di la oportunidad de entender mis verdaderos sentimientos."
Emma sintió su estómago dar un vuelco. Ethan había sido su refugio en otro tiempo, alguien que entendía sus miedos y ambiciones, alguien que le había hecho sentir cosas que no había sentido con nadie más... hasta que Nicholas apareció y lo cambió todo.
"Ethan..." comenzó, su voz temblorosa. No sabía qué decir. Una parte de ella quería detener la conversación antes de que fuera demasiado lejos, pero la otra parte, la parte herida por las recientes dudas con Nicholas, deseaba saber hasta dónde llegaría Ethan.
"No estoy diciendo esto para complicarte la vida, Emma. Solo quiero que sepas que... aún te amo. Y si hay una mínima posibilidad de que no seas feliz en tu matrimonio, estoy aquí. Estoy dispuesto a luchar por ti, si tú también lo deseas."
Las palabras cayeron pesadamente entre ellos. Emma sintió como si el aire se volviera más denso, dificultándole la respiración. ¿Amor? ¿Ahora? Todo lo que había construido con Nicholas de repente se veía más frágil, como si pudiera desmoronarse con solo un susurro. Y la inesperada declaración de Ethan la desestabilizaba aún más.
"Esto... esto es mucho para procesar," dijo finalmente. "Mi matrimonio..." Su voz se apagó. ¿Qué podía decir? ¿Que no estaba segura de si su matrimonio tenía futuro? ¿Que estaba empezando a dudar de Nicholas y de todo lo que habían compartido?
"Solo piénsalo, Emma. No te pido que tomes una decisión ahora. Pero si alguna vez te sientes perdida... sabes que estoy aquí." Ethan hizo una pausa antes de continuar. "Siempre lo estaré."
Emma terminó la llamada sin darle una respuesta clara. Se quedó quieta, el teléfono aún en su mano, sintiendo una tormenta de emociones arremolinarse dentro de ella. Ethan, Nicholas, su vida... todo parecía un caos que no sabía cómo manejar.
Se dejó caer en la cama, con la mirada perdida en el techo. Las palabras de Ethan seguían resonando en su mente, sumándose a las dudas que ya tenía sobre Nicholas. ¿Realmente podía confiar en él después de todo lo que había pasado con Bianca? ¿O había llegado el momento de reconsiderar su futuro?
Pero una cosa estaba clara: no podía seguir ignorando lo que sentía. Las dudas estaban ahí, y ahora, con la inesperada propuesta de Ethan, tendría que enfrentarse a la realidad de su matrimonio... y decidir si luchar por él o dejarlo atrás antes de que fuera demasiado tarde.
Emma dejó el teléfono a un lado, todavía temblando por la conversación. Se levantó de la cama y comenzó a caminar por la habitación, incapaz de quedarse quieta. Las palabras de Ethan seguían resonando en su cabeza, cada una de ellas desenterrando viejas emociones que creía haber dejado atrás.
"¿Aún te amo?" Esas tres palabras la habían golpeado más fuerte de lo que esperaba. Ethan había sido parte de su vida cuando todo parecía más simple, antes de que los compromisos y las expectativas dictaran cada uno de sus movimientos. Él representaba una posibilidad que nunca se había cerrado por completo, un amor que había quedado suspendido en el tiempo, inacabado.
Pero ahora estaba casada. Casada con un hombre que la desconcertaba, que la hacía sentir deseada y al mismo tiempo insegura. Nicholas era todo lo que Ethan no había sido: impredecible, misterioso, y también capaz de hacerle sentir cosas que jamás había sentido. Pero había tantas sombras entre ellos, tantas dudas que se acumulaban cada vez que Bianca aparecía o cuando Nicholas se cerraba en sí mismo.
Emma se detuvo frente al espejo, observándose. ¿Qué quería en realidad? ¿Podía aferrarse a un matrimonio que empezaba a parecerse más a una batalla que a una unión? Y ahora, con Ethan esperando al margen, dispuesto a luchar por ella, se sentía atrapada entre dos mundos. Uno que representaba seguridad y familiaridad, y otro que era una tormenta de pasión y peligro.
Suspiró y se dejó caer en la silla frente al tocador, cerrando los ojos para intentar calmar la maraña de pensamientos en su mente. Se había casado con Nicholas porque creyó que había algo más allá de la atracción física, algo que podían construir juntos. Pero con cada nueva duda, con cada aparición de Bianca, esa idea parecía desmoronarse lentamente.
Cuando sus pensamientos regresaron a Ethan, sintió una punzada de nostalgia. Era tentador pensar en lo fácil que sería volver a algo que conocía, a alguien que la amaba sin reservas, sin secretos. Pero también sabía que no podía tomar una decisión basada en el miedo o la incertidumbre. No ahora, cuando su matrimonio con Nicholas aún podía tener una oportunidad, si tan solo él estuviera dispuesto a abrirse.
De repente, el sonido de la puerta abriéndose interrumpió sus pensamientos. Nicholas había llegado. Emma se tensó al instante, preparándose para el inevitable enfrentamiento que estaba por venir. Pero al verlo entrar, una oleada de emociones contradictorias la invadió: el deseo de acercarse a él, de pedirle respuestas, y al mismo tiempo, el impulso de alejarse, de no mostrar lo vulnerable que se sentía.
Nicholas cerró la puerta tras él con un leve suspiro y se quedó en el umbral, mirándola con esa intensidad característica suya, como si pudiera leer cada pensamiento que pasaba por su mente.
"¿Has estado bien?" Su voz era suave, pero cargada de tensión. Sabía que había algo que necesitaban discutir, algo que no podían seguir evitando.
Emma lo miró a los ojos, buscando alguna señal de sinceridad. Pero no era tan fácil. No cuando había tanto que quedaba sin decir entre ellos.
"¿De verdad quieres saber cómo estoy, Nicholas?" Su tono era más desafiante de lo que pretendía. "Porque no estoy segura de que eso te importe tanto como dices."
Nicholas frunció el ceño, pero no dio un paso hacia ella. "Por supuesto que me importa."
Emma se levantó, sintiendo la tensión acumularse en su pecho. "¿Te importa?" Se acercó a él, cada palabra saliendo más cargada de emoción. "¿Cómo puedo saberlo? Bianca sigue rondando nuestras vidas, y no puedo evitar preguntarme... ¿qué lugar ocupo yo realmente en tu vida?"
Nicholas cerró los ojos por un momento, como si sus palabras lo hubieran golpeado. Cuando los abrió de nuevo, su mirada era más suave, pero también estaba cargada de algo que Emma no pudo identificar del todo.
"No hay nada entre Bianca y yo," dijo finalmente, pero la duda en el aire era palpable.
"¿Y cómo puedo estar segura de eso?" Emma se cruzó de brazos, tratando de mantener la compostura. "Porque lo que vi hoy... me hizo pensar en muchas cosas, Nicholas. Y no sé si puedo seguir fingiendo que no me importa."
Hubo un largo silencio, uno que pesaba en la habitación como una tormenta que aún no ha estallado. Finalmente, Nicholas dio un paso hacia ella, su voz más baja, más vulnerable de lo que jamás había escuchado.
"Emma, yo... no quiero perderte."
Esas palabras la sorprendieron, pero no lo suficiente como para borrar todas las dudas. Porque el problema no era solo Bianca, no era solo la sombra de su pasado. Era todo lo que Nicholas seguía ocultando, todo lo que no estaba dispuesto a compartir con ella.
Y entonces, antes de que pudiera responder, su teléfono vibró en la mesa. Ambos miraron el aparato al mismo tiempo, y cuando Emma vio el nombre de Ethan en la pantalla, su corazón dio un vuelco.
Nicholas no dijo nada, pero su mirada lo decía todo. Emma sintió cómo el aire entre ellos se volvía más denso, más cargado. La tensión no solo era sobre lo que había pasado con Bianca... sino sobre lo que podría pasar con Ethan.
Emma apagó el teléfono sin contestar, sin apartar la mirada de Nicholas. Pero el silencio que siguió fue ensordecedor, y por primera vez en mucho tiempo, Emma no estaba segura de hacia dónde iba su vida... o su corazón.