Actualmente Lucía tiene 22 años, lleva casada hace 4 años con su primer novio Mario, porque quedó embarazada a muy temprana edad, solo que no espero que su vida sea tan desdichada al lado de él, pero pronto conocerá a Adrian quien quedará maravillado por su belleza desde el primer día que la conoce... será esta una segunda oportunidad que le da la vida para ser feliz
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capitulo 10
***Adrian***
Antes que el sol se ponga me levanto a asearme y para luego dirigirme a la empresa, antes de salir de casa me tomé el atrevimiento de entrar a la habitación de Lucía solo para verla dormir, incluso con el cabello desarreglado se ve hermosa.
Sonreí sin querer al verla así, en estos momentos una sensación inexplicable se instala en mi estómago o ¿tal vez sea el hambre?.
-Si, eso debe ser. - Me digo a mi mismo y salgo de su habitación en silencio tal cual como llegué.
En la oficina como era de esperarse aun nadie ha llegado.
-¡Buenos días! -saludo al guardia que estaba de turno, ya que por la hora es el único quien me pudo recibir.
-¡Buen día, señor! Le ayudo en algo. - Se ofreció Rubén, mientras yo esperaba a que la puerta de metal del ascensor se abriese.
-En cuanto llegue Marta dígale que pase por mi oficina.
-Si señor.- lo escuché decir antes que me encerrara en la caja metálica.
Estuve leyendo y firmando varios documentos hasta que 1 hora después tocan la puerta.
-¡Buen día jefe! - saluda mi mano derecha
- ¡Buen día!, Marta antes que te instales a trabajar tráeme una taza de café y ven cuéntame que paso ayer en mi ausencia.- como siempre eficiente en menos de 2 minutos ya lo trajo y empezamos con el trabajo.
-¿Que pendientes tenemos?- pregunté
- Lo primero es volver a revisar cada punto del acuerdo que firmamos con la empresa de los Ortiz.- Dijo en un tono muy seria que me preocupó.
-¿A qué se debe?. -Ayer cuando no te encontraron me amenazaron con demandarnos por una suma muy alta, porque pensaron que te estás escondiendo.-
¿Esconderme? ¿Yo? Frunciendo el ceño pregunté
- ¿Por qué pensarían tal cosa?-
-No me quisieron decir, lo único que pude hacer es concretar la cita al regreso de su viaje, así primeramente hablen contigo.
-Eso es extraño... búscame la copia del contrato y tráemelo y pide a Robert de sistemas que venga en media hora para ver que está pasando.
Eran más o menos las 11 cuando me reuní con Robert.
-¿Como esta? tome asiento por favor. - señale el asiento del frente de mi escritorio.
-Muy bien, ¿para qué soy bueno?- se puso a disposición.
-Ayer en mi ausencia vino Diego Ortiz, hasta hay amenazas y mucho dinero en juego. -expliqué y continué .
-Quiero saber si hay algún problema con el código de programación que entregamos o si es otro el inconveniente poder resolverlo antes de llegar a otras instancias.
-No señor, el código funciona perfecto. -respondió Robert no muy convincente.
-Vayamos al área de desarrollo para echar un vistazo.-Sugerí de inmediato.
Después de revisar minuciosamente línea por línea y ver que todo funcionaba salí a almorzar con Marta, cuando regresamos del almuerzo Mariela estaba esperándome en la oficina, antes de cerrar la puerta vi a Marta reír de mí.
-Hola. -salude con un beso en la frente y me dirigí a mi silla
Regañándome Mariela habló.
-Solo eso me vas a decir ¡Hola!.- lo último dijo imitándome la voz.
-Te estuve llamando, te escribí, ayer vine a buscarte y no estabas ¿Dónde estabas? -continuó
-Tranquilízate, tuve que resolver un pendiente y mientras lo resolvía otro se formó, así que no me dio tiempo de responderte, apenas y pude salir a comer.- traté de justificarme.
-Está bien, te perdono.-dijo con un mohín y agregó
- Pero solo si vamos a cenar juntos. -
-Está bien. -accedí. - iré a hacer la reservación y a arreglarme nos vemos. - Me dio un pequeño beso en los labios y salió feliz.
-Eso fue rápido- me dije a mi mismo después de todo no creí escaparme de ella muy pronto.
Esta vez, sí terminé los asuntos de la oficina y salí en busca de Mariela, cuando llegamos al restaurante que ella reservó, llamé a Lupe para informarle que ya estaba cenando.
Después de unos deliciosos platillos llevé a Mariela hasta su casa, y como es costumbre en cuanto llegamos me invito a pasar.
-Hoy no- dije en un tono firme que no insistió.
En cuanto llegué a casa la mesa aún estaba puesta, pero no había nadie por lo tanto subí a mi dormitorio y tuve ganas de tocar la puerta de Lucía, pero vi el reloj de mi muñeca y ya eran pasado de las 11 y no quise molestarla, pensando en ella me quedé dormido.