En esta novela #Creativa y Fresca , Mar conoció a su Rumi por unos días y creyó realmente que era Gay. Carlo, un empresario exitoso, quedó tan prendado de ella, que decidió no sacarla del error para mantenerla a su lado. Pero este inicio falso tornará caótica su relación.
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Capítulo 9. Un problema insuperable
Caos y Pasión 9
Un problema insuperable.
Elsa ISASA.
– Mamá. Se lo dije para que ese personaje deje de perseguirla. No es cierto. Aún no tuvimos intimidad. Y te ruego que no le digas nada a Mar.
– Creo que hay algo muy raro entre la doctora y tú. Primero y principal jamás me has presentado a nadie como “ novia", segundo : Mar Velotti es de Almira. Nadie te ha visto con ella. En tu vida amorosa han desfilado muchas pero está doctora no. Explícame. - dijo su madre seriamente dispuesta a sacarse esa duda.
Pero una presencia fresca y sin maquillaje, con el cabello aún húmedo, cerró la puerta de su recámara y el sonido llegó hasta ellos.
– Hola. Aquí estoy. Ya me he bañado. ¿Le serviste a tu madre algo fresco cariño?
– Esperaba que llegarás. ¿Qué tal si pasan al balcón y yo preparo las bebidas?
Eugenia la miraba sin disimulos. Esa chica, no tenía ninguna intención de conquistar a su hijo. Por lo menos con las tácticas que las mujeres normales usaban. Tenía Chanclas y una especie de bata suelta y ni una gota de maquillaje.
– ¿Qué hicieron hoy señora Eugenia?. Cuénteme. Habrá sido interesante recorrer con Carlo las concesionarias que piensan comprar.
– Bastante aburrido, diré. Excepto por los paseos en algunos coches nuevos de un lugar a otro de la ciudad. Son bonitos de vista pero incómodos. El cabello con el viento te queda un desastre. - dijo.
– Oh. Debe ser una experiencia fascinante. Nunca subí en uno de ellos. Me parecen aparatosos, incómodos, muy rápidos e inútiles. Si son descapotables no te resguardan del viento, lluvia o sol,¿ verdad?-
Eugenia estaba de una pieza. ¿Su hijo nunca la llevó a pasear?
– ¿Hace mucho que conoces a mi hijo? - preguntó de sopetón.
-Tres días…meses. Nuestro romance es reciente y se que totalmente inapropiado. Ya recapacitamos, con seguridad. No sé preocupe. Aquí a esta hora de la tarde está muy lindo el fresco. ¿Verdad?-
Carlo nunca había pasado tres meses con la misma mujer así que el lapsus era lo correcto. Tres días. ¿Y por qué ese engaño?- pensó Euge.
Carlo llegó con las bebidas frescas y corrió al sillón junto a la joven. La miraba con adoración y no perdía oportunidad de acariciarla.
– Le contaba a Mar nuestra recorrida el día de hoy. Claro. Con esa secretaria, bastante acosadora y de perfume penetrante. Se llama Teresa Marco, creo. - dijo mirando el rostro de Mar que ni se inmutó.
– Seguro pretendía conquistar a Carlo – dijo sonriendo- ¡se llevará tamaño chasco!-
– Mami. Esa mujer no me gusta. Mar sabe que le soy fiel. - respondió - ¿y qué has hecho tu preciosa?
– Oh. Les contaré….
Y empezó una retahíla de explicaciones donde los términos médicos, las implantaciones de dedos y las tetillas masculinas extraídas ocuparon relevancia.
– El pobre de Raúl transpiraba por su afección y tuve que consolarlo.
–Ah Sí. ¿Y quién es él?- inquirió su hijo con evidentes celos.
– Un colega. Becario como yo. No me gustó la actitud del dr Dartes. El hecho que sea un genio creo que le ha generado ser ególatra. - dijo.
– O sea que el doctor Michelangelo ha dejado de gustarte….
– No puedo decir eso- respondió sonriente mirándolo al rostro y luego a Eugenia - es decir. Es brillante y como profesional me interesa de hecho. Solo como profesional. - repitió como para tapar la imprudencia de sus palabras. Cubrir a un gay no estaba siendo fácil ante una madre atenta.
– No le contarás a Mar la inoportuna visita…
– La mujer del azúcar - mintió su hijo sin remordimiento alguno.
– ¿La habrás echado verdad?- respondió la doctora enojada.
– Sin miramientos - dijo él con una sonrisa cautivadora.
Luego ambos fueron a preparar la cena, abrazados, como dos amantes apasionados.
Euge se paró del sillón y fisgoneo. La doctora apenas se alejó de su vista se separó de su hijo y comenzó a mandarlo sin reparos.
Sin dudas ambos fingían un noviazgo. La causa era ocultar algo. ¿Pero qué? Empezó a tomar relevancia” la mujer del azúcar”. Quizá era ella quien compartía el departamento.
Decidió acercarse a la cocina.
– Hijo. ¡Sácate ese delantal! Te hace ver afeminado - le dijo a Carlo que trajinaba con una carne cubierta de salsa oscura.
– Señora Eugenia. ¡No hable así ! ¡Debe respetar la elección de género! - saltó la doctora apuntándole con un pisa papas en alto– si su.. si algún familiar tiene esa condición debe respetarlo y fundamentalmente amarlo. ¡Siempre!-
Dijo con tono de sermón y sin reparos de estar hablando con su supuesta suegra.
Eugenia quedó atónita. Carlo miraba para todos lados. Parecía nervioso.
Allí Euge entendió. La doctora era lesbiana. No había dudas. Y su hijo trataba de cubrir esa circunstancia. Y la “ del azúcar” debía ser una novia con la que ella había roto.
Sin dudas su pobre Carlo estaba enamorado de una chica a quien le gustaban las mujeres.
Que destino el de su hijo. ¡Tantas mujeres locas por él y fue a enamorarse de quien nunca podría amarlo. Se sintió de golpe un poco triste.
– Perdone Eugenia. Es que tengo grandes amigos a los que amo sinceramente que han hecho esa opción sexual. - dijo ella disculpándose.
– Te entiendo querida. Y lamento sinceramente mi expresión inadecuada. ¿Podrás perdonarme?
– Por supuesto. No soy de guardar rencor. Pongo la mesa y nos sentamos a cenar. ¿Qué les parece?
La cena pasó sin inconvenientes.
Pero al mirar a Carlo, Eugenia Brasco trataba de esconder su desolación. Él era amoroso, gentil y fundamentalmente enamorado. Y era la primera vez que lo veía así. Le servía la comida, le acariciaba y besaba sus manos. Era un corderito tratando de conquistar a una mujer que nunca lo amaría.
Los vio limpiar los trastes como una pareja de esposos. Y luego ella se despidió destacando que debía marchar temprano.
Él la besó en la boca, una caricia a la que ella se entregó de lleno. Pero al separarse parecía cohibida y apurada por irse a su recamara.
– Hasta mañana Euge. - le dijo dándole un beso sincero en la mejilla.
–Hasta mañana Mar. Probablemente viaje a la tarde otra vez a Almira. Te deseo lo mejor. Debes ir a visitarme allí. Puedes ir incluso con amigas. No habrá problemas. Al contrario. Estaré encantada. -
– Gracias Señora. Usted es un amor. - dijo ella alejándose.
– Es perfecta,verdad mamá - dijo él mirándola alejarse con adoración.
– Carlo. Esa chica no es para tí. Lamento romperte el corazón - dijo su madre y se marchó también a su recamara.
¡Felicitaciones por esta entrega!
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