Susana caminaba esa mañana en la playa en la cual apenas apuntaba el alba, pero una silueta tirada le llamo la atención, al parecer era una mujer con largos cabellos negros, pero al acercarse, se dio cuenta que era una sirena con diversas heridas en el cuerpo, que apenas lograba respirar.
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Un incidente en el baño
-Sr. Mares, creo que nos tendremos que retirar, mi hijo Darío ya debe tener hambre, y exhausto por su día escolar.- dijo Susana.
Lars observaba a Darío que lo miraba, como si quisiera analizar el motivo real de su visita.
-Lamento escuchar eso, pero si gustan los puedo llevar a dónde deseen - dijo Lars viendo que por fin había encontrado su tesoro.
- No creo que sea posible Señor, nuestro chofer ya debe estar afuera esperando - respondió Darío.
-Es cierto lo que dice mi hijo señor Lars, pero le agradezco su invitación, espero que prontamente su secretario, me comunique si hay algún avance, sobre el negocio.- dijo Susana dando su mano al señor Lars.
Lars tomo su mano y se despidieron.
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-Madre ese señor me da mala espina, se me quedaba observando mucho.- dijo Darío preocupado.
-Quizas le recordaste a su hijo Nereo, dice que tiene la misma que edad que tú, y al parecer anda buscando un colegio y una residencia adecuada - dijo Susana mientras revisaba su teléfono 📲, que en ese momento le había llegado un mensaje 📩 del secretario del señor Lars Mares.
-Sabes creo que le caí bien al señor Mares, me acaba de enviar un mensaje el secretario del señor Lars, y dice que hay una negociación viable para ambos - dijo Susana sonriendo.
-Madre...¿Te gusta el Señor Mares?- dijo Darío viendo que su semblante era diferente cada vez que pronunciaba su nombre.
-Dario que cosas dices...- dijo Susana ruborizada. Y desvío la mirada hacia la ventana.
Darío miró a su madre, y sonrió.
Era la primera vez que le veía así.
-Si yo fuera ese señor, la verdad no te dejaría en paz- dijo Darío sin pena alguna.
Susana al escucharle decir eso, miró fijamente a Darío.
-Tú dices eso por qué eres mi hijo, pero el señor Lars no creo que ande buscando compañera, y yo tampoco.- respondió Susana.
-Cambiemos de tema, que tal fue tú día - dijo Susana a Darío.
-Bien mamá... Algo tristes mis compañeros por qué no voy a ir con ellos al viaje - dijo Darío.
Susana solo escuchó lo que dijo Darío.
Por fin habían llegado a la residencia.
Darío sin embargo entro rápidamente a está y se dirijo a la cocina, mientras la cocinera salía a preguntar si ya les podría servir los alimentos.
Darío aprovechando que la cocinera no estaba, tomo la sal de Mar, que había en la cocina, y la escondió en la mochila 🎒.
Al salir Darío corriendo de la cocina,su madre lo vio.
-¿Darío por qué corres?- dijo Susana.
-Fui a tomar agua mamá -dijo Darío- No te preocupes no tengo hambre aún, primero me voy a bañar.
Después de eso se fue a su habitación.
Susana se quedó pensando 🤔 si esa reacción era por qué no le contesto sobre que sus compañeros estaban triste ya que él no iria a ese viaje.
Darío entro a su habitación y cerro la puerta con llave.
Puso la mochila en el suelo, y saco de este el frasco que tenía sal granulado de Mar.
Era este de excelente calidad.
Entonces ingreso al baño, y empezó a llenar de agua la bañera, cuando esté estuvo llena, le puso la sal de Mar.
Se quitó la ropa, miró el agua 💧 salada.
-Realmente quiero ir con mis amigos, si ya mi cuerpo supero la alergia, podré ir.
Mamá no se negará.- dijo Darío en sus pensamientos, y sin pensar más se metió al al agua .
Darío estaba ansioso, miraba su cuerpo si había algún detalle, había pasado cinco minutos dentro del agua y no se sentía mal.
-¿Sera que mi madre me haya mentido?-penso Darío viendo que no tenía irritación su piel.
Sin embargo al intentar incorporarse sus piernas dejaron de responder de alguna manera se estaban juntando y la parte de abajo no le respondía, sus dedos de los pies se empezaron alargar.
Darío empezó a temblar de miedo, y empezó a gritar con desesperación.
-¡Mama!!!¡Ayuda!- los gritos desesperados llegaron a oídos de Susana.
Susana corrió rápidamente a la habitación pero estaba cerrada, y los gritos de Darío eran angustiantes, una de las sirvientes llegó corriendo con las copias de las llaves.
Susana abrió rápidamente, pero al ingresar se dió cuenta que los gritos venían desde el baño.
-Ya estoy aquí hijo - dijo Susana
-¡Madre no dejes entrar a nadie, solo tú por favor !- dijo Darío.
Susana, entonces no permitió entrar a nadie, y se metió al baño cerrando la puerta detrás de ella.
Y entonces vio a Darío como aquella vez que lo tuvo en brazos.
-Dario... Tranquilo por favor, en un momento te voy ayudar y todo volverá hacer como antes.- dijo Susana tratando de tranquilizarlo.
Darío estaba convertido en un Tritón, su cola salía fuera de la bañera.
-Madre que soy...- decía espantando Darío.
-Tú eres mi hijo, Darío, un niño como todos.- Decía Susana mientras abria el desagüe, y el agua salina se iba por este.
Después abrió la llave con agua dulce fría y empezó a lavar a Dario, quitando el agua salina.
Darío miraba a su madre, que lo hacía sin que eso la hubiera espantado.
- Mamá por esto no dejas que yo vaya al viaje- dijo Darío viendo que su cuerpo empezaba a volver a la normalidad.
Susana sonrió y beso a su hijo en la frente.
Después de eso le ayudo a incorporarse y le pasó la toalla.
-Creo que es mejor que te vistas y luego bajes a comer, más tarde platicamos sobre esto- dijo Susana a Darío.
Darío más tranquilo se sentó en la cama, recordando como había sido ese cambio al contacto con el agua, estaba seguro que se había convertido en un Tritón.
Después de lo cuál se vistió y bajo a comer junto con su madre.
Susana le había dicho a sus sirvientes, que había sido una reacción alérgica lo de Darío, pero ya se había controlado este.
Nadie sabía sobre esto.
Susana miraba a su hijo, realmente se había olvidado como lucía antes, pero ya tenía una edad cerca de la adolescencia, quizás era el tiempo adecuado para explicarle pero no quería que la dejara de amar, y se fuera al Mar.
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Me tenías triste pensé que nos habías abandonado