BUSCANDO LA VERDAD TRAS MI MUERTE

Esa noche cuando regresaron de clases, Camy estaba tan disgustada por lo que le habían contado, sobre su hermanita, le habían dicho que en el patio ella había trato de seducir a su novio y  Scott lo confirmo, eso era algo imperdonable desde su punto de vista, tenía que buscar a Marilyn, la presidenta del club de fans de Scott, y contarle que su hermana está coqueteando con Scott, para que la ponga en su lugar, pero hará que la deje con ganas de nunca regresar al colegio.

Aunque pensándolo bien, le sugerirá que le dañe ese rostro de perra zorra, que tiene así de verdad aprenderá su lección.

Estaba pensando en darle esa lección a Keira, cuando estaba revisando sus joyas en su habitación, y encontró una pulsera de Esmeraldas y diamantes que su hermano Dylan le había regalado en su cumpleaños número 16, fue un bonito regalo, incluso le prometió que nunca se lo quitaría. Todos en la familia saben que es muy importante para ella.

Aún conserva una copia de la llave para entrar en la habitación de Keira, se le estaba ocurriendo una magnífica idea.

Tomo la llave la habitación de a lado y corrió con mucho sigilo, entro y puso la pulsera debajo de la almohada de la cama de Keira, después cerro de nuevo la habitación con llave. Después de eso, espero a que llegara la hora de la cena para poder hacer todo un espectáculo y culpar a Keira de ladrona.

Keira, regreso del colegio con un fuerte dolor de cabeza, habían pasado muchas cosas ese día, vio a dos de sus enemigos, con dos de los cuales tenía que ajustar cuentas, sería muy conflictivo hacerlo en el colegio, pero tenía que estar con cuidado de lo que hicieran esos dos, además de la tonta de Camy, que quiso dañar su reputación y ahora tendrá que explicar como es que ella es hija de los Cox.

Decidió que lo mejor sería tomar un buen baño y descansar antes de tener que bajar, verles las caras en la cena. Al entrar en la habitación de inmediato percibió el aroma del perfume de Camy, en su vida pasado le daba náuseas ese olor y en esta vida no ha cambiado nada, sigue sintiendo náuseas con ese olor, por muy sutil que sea, eso significa que esa, entro en su habitación, que estaría planeando.

Kiara comenzó a observar con cuidado, la habitación, para descubrir que es lo que estaba pasando, encontró el brazalete, de Camy en su cama, se burló por lo ingenua que era, al pensar que caería en una treta tan sencilla, solo lo tomo y lo metió en un zapato y lo guardo en el enorme guardarropa sabía que esa noche no diría nada, quizás por la mañana antes de que salieran rumbo al colegio, ya que temía mucho su presencia en la escuela.

Más tarde la cena transcurrió de lo más normal posible, si eso se puede llamar a un lugar donde solo se escuchan deliberados insultos hacia Keira todo el tiempo.

Después cada uno se fue a descansar.

A la mañana siguiente, tal como esperaba Keira comenzó la obra de teatro de pueblo, sin carnicería.

—”¡Mamá, mamá, ven rápido, no sé qué está pasando, pero no está mi pulsera de diamantes!”—

—”¿Qué te pasa Camy, porque gritas?”— le pregunto Grace

—” Salí un momento de mi habitación y cuando regrese ya no estaba mi pulsera de diamantes y esmeraldas que me regalo mi hermano”—

—”Pero como puede ser posible eso, nunca se ha perdido nada en esta casa, antes, eso es imposible”— respondió con mucha dignidad Grace a Camy

—” Mamá, no quiero acusar a nadie, pero cuando estaba regresando vi a mi hermana salir de mi habitación”— Camy, ya había hecho su primera jugada, ahora esperaba que entraran a la habitación de Keira y encontraran la pulsera en su posesión.

—”Abre esa puerta de inmediato chica mala, eres una ladrona”— Grito como loca Grace

—” Que les pasa ahora, es demasiado temprano para que venga aporrea la puerta de otros, que están locas”— Dijo Keira como si les dijera buenos días

Grace, está tan molesta que levanto su mano para abofetear a Keira, pero Keira, la detuvo y la bajo con tanta fuerza que Grace casi pierde el equilibrio. Vio un fuego asesino en los ojos fríos como hielo azul de Keira y sintió un escalofrío que le recorrió todo el cuerpo, pero eso no la amilano, tenía que defender a su amada hija Camy.

—”¿Maldita, nunca nos han robado nada en esta casa, pero ahora se ha perdido una preciosa pulsera de mi adorada hija Camy, donde la tienes dime de inmediato?”— Grace no dejo de presionar

—” Por favor hermana, dame esa pulsera, puedo darte cualquier otra, pero esa no, esa me la regalo mi hermano, y prometí cuidarla para siempre, es muy importante para mí”—

—¡Te atreves a robar, pero no te atreves a admitirlo! ¡No traigas tus malos hábitos a la casa! —la reprendió Grace. Confiaba en Camy ciegamente sin ninguna duda.

—”¿Robar qué?—

—”¿Qué pulsera?”—

—”¿De qué están hablando ustedes dos?”—

Al ver el drama que se desarrollaba frente a ella, Keira se cruzó de brazos y dijo como si nada hubiera pasado— "¿Cómo puedo devolverlo si no lo robé? Nunca he visto de  lo que estás hablando".— Keira estaba divertida con tanta cháchara banal.

—“¿Tú crees que puedes robar algo solo por qué te gusta? Nuestra familia, en nuestra familia nunca han existido hábitos tan despreciables”.— Grace estaba tan enojada que su mano que apuntaba a Keira temblaba.— “¡Date prisa, devuelve la pulsera de inmediato y discúlpate con tu hermana!”—

Ninguna de las mujeres notaron que llegó Luke Cox al lugar de la discusión, pero de inmediato preguntó con voz plana.—"¿Qué es lo que está pasando aquí? Es demasiado tamaño para escuchar esta discusión, de verdad son terribles, parecen perros que los hombres que se encargan de la construcción de los edificios que construye mi empresa”.

Keira hubiera querido decir que esas dos gritaban más que dos trabajadoras de la calle, cuando se peleaban un cliente… Tanto presumen de educación, pero dicen más groserías e insultos que un cargador. Así son todos; presumen de ser educados, pero cuando insultan son peor que los que viven en los barrios bajos.

—”Estas señoras que me están acusando de que robe una pulsera que nunca he visto en mi vida, me están llamando ladrona, porque provengo de un barrio pobre”.

Le dijo con cara triste a Luke, Keira, esperando ver su reacción, pero nunca imaginó que de verdad pusiera una cara de compasión; de inmediato les dijo a las otras dos.

—”Tienen pruebas de Keira, tiene la pulsera en su poder, porque si es así, que revisen de inmediato su habitación; si no encuentran nada en ella, ustedes se atendrán a las consecuencias por levantar falsos en contra de Keira" —les advirtió Luke Cox.

—”La vi salir de mi habitación, papá, así que es la única que puede tenerla" —afirmó Camy.

—”Muy bien, como están muy seguras, entonces, ustedes dos revisen toda la habitación de Keira, hasta encontrar esa pulsera”.

De inmediato ingresaron dos sirvientas a la habitación y comenzaron a revisar a consciencia, desde el espacioso guardarropa hasta el baño y los muebles. No encontraron nada en la habitación. Keira estaba satisfecha con el resultado, pues ella estaba segura de que no tenía nada en su posesión.

—”Señor, ya revisamos todo y no hemos encontrado nada por ninguna parte”, respondió una de las sirvientas.

—”Eso no puede ser posible, mi pulsera debió de ser tomada por Keira, sino donde está, yo misma la vi que entró en mi habitación y salió de ella, además yo la deje sobre mi tocador encima del cofre de mis joyas y cuando regresé ya no estaba”. Insistía Camy.

—”¿Camy, ya viste que no hay nada en la habitación de Keira, entonces qué más quieres que haga?”—¿Preguntó Luke ya impaciente?

—”Tienen que buscar en su cuerpo, seguro la tiene escondida con ella”, gritó Grace.

—”Grace, tú que eres su madre, deberías de estar defendiéndola y la acusando de forma tan despiadada; te lo advertí; si no encontrábamos que Keira fuera culpable, se atendrá a las consecuencias del castigo que les impone por acusarla de esa forma”. Camy estaba asustada, pues sabia que Luke cuando estaba enojado era muy cruel.

Keira estaba tranquila, pues ya había planeado el final de esta comedia y sería muy divertido ver como terminarían esta hija y madre por intentar meterla en problemas como la hacen en el pasado. Ahora ella sería las víctimas de sus propias conspiraciones; si algo no soportaba Luke Cox, eran los escándalos en su casa. Él ‘apreciaba la paz en su casa’.

—”Por qué no revisas bien en tu habitación, quizás ni siquiera buscas con cuidado a Camy”, sugirió Keira de inmediato.

—”Keira tiene razón, ayúdenla a buscar la pulsera”, indicó Luke a las sirvientas.

—"Señor, la encontramos, estaba escondida en uno de los cajones de la cómoda de noche envuelta en este pañuelo”. Camy comenzó a sudar frío; sabía que eso demostraría que ella solo la escondió para inculpar a Keira.

—”¿Es así como has educado a esta bastarda durante todos estos años, para que se dedique a estar inculpando a otras personas de hechos falsos?, te he dicho que la tenías muy mimada y que no estaba bien, pero no me has hecho caso, y mira ahora lo que ha logrado, Mary, tráeme la vara de castigos" —Luke Cox, siempre que usaba esa vara fue solo con su hijo mayor para educarlo según decía como un buen sucesor de la familia Cox, pero lo dejó incluso tirado en suelo o en cama por varios días, así que Camy sabía muy bien a lo que se enfrentaba en ese momento.

Keira también fue azotada con esa vara hasta desfallecer y nadie intercede por ella nunca. Ahora espera ver este espectáculo.

—”!NOOO!, por favor, a mi hija no la castigues, ella no hizo nada, es muy débil y bella como para que uses la vara”. Grace se aferró a Camy para proteger su cuerpo de los golpes que esperaba que le dieran. Adoraba a su hija, la quería hasta la muerte, ni como a esa perra, que llegó de la nada.

—”Quítate Grace o tú también recibirás un castigo”— Grace no soportaba alejarse de su hija. Pero sabía que si no se alejaba de ella, sería para ambas.

Después de alejarse, Camy se arrodilló y comenzó a recibir los azotes de la vara; hasta que terminaron de contar diez azotes fue liberada. En ese momento se desvaneció en el piso.

Fue llevada a su habitación para que le curaran la espalda por las heridas hechas por la vara; Grace estaba tan furiosa y tenía aún más odio en contra de Keira.

Por su parte, Keira estaba feliz; había comenzado a vengarse poco a poco de los que le habían hecho daño.