- "el cristal es frágil, tu corazón también lo es, eso quiere decir que sos frágil como el cristal"-
Alma Baez, dueña y chef pastelera , de una de las confiterías más exclusivas de la ciudad, por decisión de ella, y debido a un desafortunado incidente, que la llevó a no creer más en el amor, se habia vuelto una intriga, nadie la conocía personalmente.
Federico Alcaraz, millonario y arrogante, debía casarse en un año, para ser el dueño de las acciones de la empresa familiar, nunca se habia enamorado.
Podrá enamorarse de una mujer que lo rechaza?
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capítulo 6
Pasaron los días, y Federico no había obtenido resultados en su búsqueda de Maria, y lo peor, es que para ese entonces, ya había acumulado 5 frascos de galletas.
Hoy era domingo, y para Alma era su día de descanso, el cual aprovecha para ir a pasear por una feria artesanal, que habían anunciado en la ciudad.
Federico por su parte, estaba con Estefanía, que la había llamado, porque por andar atrás del paradero de Maria, pasaron los días, y se había olvidado de sus necesidades. Así que la invitó a pasar la noche en su casa, en realidad, en la casa de la familia porque sus padres viajaban mucho y nunca estaban.
A Estefanía, no se le ocurre mejor idea que pedirle a Federico que la lleve a la feria artesanal. A él le molestaba horrores ese tipo de paseos, pero como ya no se la aguantaba, aprovecho a llevarla y de ahí a su casa, no sea cuestión que quiera instalarse también el domingo.
Alma iba caminando tranquila por la feria, el día estaba espléndido, vestía unos shorts de jean, una remera básica y zapatillas, se paró en un puesto que vendían frascos para condimentos, le gustaron mucho por el diseño y la practicidad.
A unos pocos puestos, está Estefanía, mirando unas prendas tejidas y Federico, mirando para cualquier lado, ya que no le interesaba en absoluto lo que ella le decía. En un momento y gracias a su altura, detecta a Alma, en otro puesto más lejano, más o menos 7 puestos.
- Estefanía, espérame aquí, ya vuelvo.
- espera Fede, termino aquí y vamos juntos.
- NO, quédate, no vengas, yo enseguida vuelvo. Me escuchaste bien?, espérame aquí
- está bien.
Federico sale a pasos agigantados y ligeros hacia el puesto donde estaba Alma, sin dejar de mirarla, por miedo a que se vaya y vuelva a perderle el rastro.
- Maria!!!, Maria!!!, aquí.
Le hacía señas con la mano. Como Alma no se llamaba Maria, no le prestaba atención a los gritos desesperados de Federico. Cuando él llega, se para y tratando de volver a una respiración normal...
- ey, sos sorda?, hace como un puesto atrás que te estoy llamando...
- a mí?
- si Maria, a vos, perdón que te tuteo, pero ya es hora que dejemos de parecer personas de 50 años.
- OK, perdón, pero vos me estás persiguiendo?.
- no, vine con una amiga a ver la feria
- Una amiga..., bueno, me alegro, nos vemos.
- no espérame un segundo, quiero decirte algo…
- Fede… , Fede!!!
- Estefanía, no te dije que me esperaras en el puesto?
- si, pero ya había terminado y pensé bueno mejor...
Mira a Alma de arriba a abajo.
- perdón, pero no me vas a presentar?, me llamó Estefanía y soy la novia de Fede.
- encantada yo soy Al... María!!!, soy Maria, un gusto
- Estefanía podés volver al puesto por favor.
- porque?
- porque sí, porque te lo digo yo.
- ay, bueno, está bien... (se va)
- vos siempre tratás a la gente así?
- es que es una pesada, se presenta como mi novia y es solo una amiga, viste como es eso, me persigue por todos lados, no me deja en paz.
- si, te entiendo, me está pasando lo mismo...
- Maria, nada, quería decirte que lamento mucho que te hayan despedido por ese incidente, trate de defenderte, pero no lo logré, tu jefa, se ve que es una persona dura e intransigente.
- si, muy, pero no te preocupes Federico, te llamas, verdad?
- si, perdón, nunca me presente, en realidad nunca me dejaste hacerlo.
- bueno, Federico, te agradezco mucho tu buena intención, ya me tengo que ir.
- espera, un segundo, te dejo mi tarjeta, si estás buscando trabajo, vení a verme, en mi empresa, siempre hay algún puesto.
- buenísimo, Federico, anda que tu novia te está esperando.
- mi amiga.
- perdón que?
- mi amiga, Estefania, es solo mi amiga.
- OK, tu amiga te está esperando, y yo ya me tengo que ir.
- bueno Maria, guarda bien esa tarjeta, si necesitas algo ya sabes, me llamas y tenés trabajo.
- gracias, sos un divino, en serio...
- bueno te dejo, nos vemos, llámame.
Alma levanta la tarjeta como diciéndole, obvio, te voy a llamar...,- y vamos por la segunda, el acumula frascos y yo tarjetas-.
- perdóname, cuanto están estos frascos?, quería disfrutar más de la feria, pero me avisaron que en mi casa exploto un volcán y cae lava...
El vendedor no entendía lo que Alma le decía, y era que tenía que desaparecer lo más pronto posible de ahí .
Así compra los frascos que necesitaba, iba hacia el auto y recuerda que quizás el pesado de Federico, la estaba siguiendo, así que paró un taxi y se dirigió a la casa de su madre, para estar más cerca y poder volver más tarde a buscarlo.
- dos fines de semana seguidos, no lo puedo creer,.
- mamá no te ofendas, pero sé me averió el auto y me lo están arreglando, cerca de aquí, así que mi visita será de un par de horas.
Tomaron la merienda juntas, miraron una película antigua, de las que le gustan a su madre, cuando mira la hora, ya podía ir a retirar su auto.
Lo que Alma no sabía era que cuando Federico Y Estefanía, se retiraban de la feria, con rumbo a la casa de ella, Federico vio el auto estacionado a un par de cuadras de la feria.
Mientras iba por el camino, Estefanía le hablaba y él solo movía la cabeza, su mente estaba en un solo pensamiento, y era que sentía que en esta situación de Maria, había gato encerrado, el auto lo ponía en alarma. Mañana llamaría al detective y se pondría manos a la obra para descubrir la verdad.
Alma llega en taxi, y sin saber que Federico había descubierto su auto, se subió a el y se marchó tranquila a su casa.