Ji Eun había reencarnado en su novela bl favorita, en un personaje lamentable que apenas logra reconocerlo ¿Morirá como una simple extra? Odia la idea de tan solo pensarlo. Al saber la cura del príncipe heredero decidió mejor pedir disculpas después al protagonista con tal de poder proteger su vida.
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9 - Falta de privacidad.
Roxana estaba incómoda, podía sentir la mirada del príncipe a donde fuera ¡Se suponía que su lugar de trabajo sería su lugar seguro! Maldita sea, maldito príncipe.
El príncipe podía sentir las miradas de odio de Roxana, lo hacía reír. Era como ver a un gato molesto, en cualquier momento podía atacar y no se equivocaba.
“Su majestad ¿no cree que sería mejor si pusieran una cortina? Por su privacidad”. Palabras justas y directas, la mirada de Roxana se mostraba impaciente. No le gustaba estar tan expuesta.
“Está bien”. Roxana asintió y mantuvo un rostro inexpresivo hasta salir de la habitación, donde sonrió e hizo un pequeño baile ¡Sí, sí, sí! Fue observada por el mayordomo quien solo río por lo bajo. ¿Cómo el príncipe podía sospechar de alguien que se emociona así?
“Me mando a llamar su majestad”. Dijo al entrar.
“Sí, pon una cortina que divida la habitación”. El mayordomo asintió.
“Con razón la señorita estaba tan feliz”.
“¿Qué dices?”
“Hace un momento se encontraba sonriendo y bailando afuera de la habitación. Fue divertido de ver”. ¿Qué? ¿Era la misma Roxana qué se mostraba hasta el momento rígida con él?
El príncipe puso una expresión de molestia.
“Qué sea transparente para mi lado y que ella no vea nada del mío”.
“Su majestad eso es imposible”.
“Llama a un mago”. Aclaró el príncipe, parecía un berrinche.
Al momento en que Roxana volvió a entrar a la habitación el príncipe la quedó mirando fijamente, Roxana se sintió intimidada, pero no iba a mostrarlo ¡Ya debe estar pensando en como matarme! ¡Seria! ¡Seria! Solo debía aguantar un par de horas más.
Ya era momento de salir, el príncipe la había estado observando. Debía estar buscando algún error.
“¿No te quedarás a vivir en el palacio?” Preguntó Cassius, su sonrisa delataba su intención ¡Esclavizarla más!
“No lo veo necesario, su majestad”. La sonrisa de Roxana era incómoda, ya sabía su intención.
“Estamos hablando de la salud del imperio” ¡EXAGERADO! ESA SERÍA LA DEL EMPERADOR.
Roxana solamente asintió y salió de la habitación casi corriendo.
“¡Mi padre me espera, lo lamento su majestad! Debo irme”. El príncipe río, su asistente lo quedó viendo raro. Era la primera vez que reía así.
“¿Por qué la señorita Roxana salió huyendo?” Entró el mayordomo.
“El príncipe le dijo que debía quedarse a vivir en el palacio”. Ambos se burlaron del príncipe en silencio.
“Recuerden quien les paga”. Ambos volvieron a unas expresiones serias, el príncipe siguió ordenando los papeles y redactando el informe. Le quedaba una larga noche.
Roxana había llego a la puerta principal con éxito del palacio, sonrió ¡Había ganado la batalla! Pero estaba segura de que perdería la guerra. Si le decía a su papá, probablemente se pondría como loco y haría una huelga, no debía. Estaba contra la pared.
Mientras estaba sumergida en sus pensamientos se chocó con alguien.
“Disculpa”. Un olor tan dulce y fresco como el rocío de las flores, Etténi.
“No debes disculparte, fue mi culpa iba distraída”. Roxana le sonrió, Etténi se sentía curioso por saber quien era.
“Me llamo Roxana, mucho gusto. Aunque sé perfectamente quien eres Etténi, fuiste uno de los mejores en clase”. Etténi se sonrojó, ella lo recordaba. Roxana no lo recordaba pero Etténi y ella habían tenido un conflicto, una confusión mejor dicho, por eso la anterior Roxana lo evitaba.
“¿No me culpas?” La pregunta fue dicha con un tono tímido, bajo. ¿Por qué todos parecen tener algún conflicto o algo que ver con la anterior Roxana? Que vida más dramática tuvo que vivir. Se sentía agobiada ya.
“Es pasado, ahora ambos somos personas maduras ¿no?”. La sonrisa de Roxana tranquilizó a Etténi, quien la abrazó sorprendiendo a Roxana.
“Disculpa, fue la emoción”. Roxana negó, se había ganado al segundo personaje principal ¡Estaba que lloraba! Ahora podía presentarselo al príncipe y lo tendría más ganado. ¡Ja! ¡Te devolví la salud y todavía te di un amor!
“Podemos volver a ser amigos, si gustas” ¿Amigos? ¿Ella no lo mira como hombre? Ella lo dijo, habían madurado. Etténi se sentía confundido por las palabras de Roxana.
“¿No me ves como hombre?” La pregunta confundió a Roxana aún más.
“Hija, te he estado buscando”. Apareció su salvador.