LA HISTORIA DETRÁS DE LA VILLANA.

Pero la felicidad empezó a agotarse antes de lo que yo creía. Amadeo solía beber de vez en cuando, pero ese hábito cada vez fue creciendo más y más.

La culpa lo carcomía por dentro. Aunque no lo admitiera abiertamente yo me daba cuenta de todo. Su escapatoria era el alcohol, para ahogar la tristeza por lo sucedido.

Yo hacía de todo para complacerlo y que dejara de pensar en ella, pero no siempre funcionaba.

No importaba cuanto tratara de demostrarle que ahora era muy feliz porque teníamos una familia completa.

Porque yo lo amaba con todo mi corazón y que solo él tenía que soltar aquel doloroso pasado y seguir adelante para que así lo juntos disfrutáramos del hermoso futuro que teníamos por delante.

Amadeo se resistía firmemente a no querer olvidar a Lorenza. Yo quería intentar entenderlo un poco, pero aún así no pude.

Teníamos un matrimonio maravilloso. Dos hijos encantadores. ¿Qué necesidad tenía Amadeo de seguir pensando en esa mujer? Que fue tan cobarde como para rendirse a la primera.

La situación me frustraba. Me enojaba ver su actitud cuando tomaba. Odiaba escucharlo llorar bajo la ducha pronunciando su nombre.

Pero no estaba dispuesta a rendirme. Yo era una luchadora, así que me armé de paciencia y soporte todo.

No estaba dispuesta a perder a Amadeo después de todo lo que habíamos pasado juntos.

Así fueron los siguientes tres años. Tatiana ya había superado por completo el recuerdo de su madre.

Me consideraba a mí como su única y verdadera mamá. Yo la consentía en todo para mí Tatiana siempre fue mi hija desde el momento en que pisé esta casa. Así que no hacía diferencia entre ella e Iván.

Asistía responsablemente y participaba activamente en todas las actividades de la escuela.

Aunque varias mujeres notaban que era demasiado joven para ser la madre de Tatiana, nunca ninguna puso en duda mi devoción por mis hijos.

Todos notaban el amor y dedicación que yo le ponía a mi familia. Todos menos Amadeo.

Recientemente, las discusiones entre nosotros eran más frecuentes. Así fue que después de una fuerte discusión que tuvimos al encontrarlo llorando sosteniendo una foto de aquella mujer Amadeo salió furioso de la casa.

No mucho tiempo después una llamada. Me avisa que mi amado Amadeo tuvo un accidente y en él perdió la vida.

La sola idea de saber que ya no lo volvería a ver me volvía loca de dolor.

No lo pude creer asta que me enfrente a su cuerpo sin vida en la morgue.

Lloré, me enojé. Grité furiosa y adolorida.

_ No puedes hacerme esto Amadeo. No me dejes sola. Yo te amo tanto que no sé vivir si no te tengo a mi lado.

El escandalo fue tan grande, que me tuvieron que administrar un sedante.

El destino es una basura que le gusta jugar sucio. Amadeo me dejó sola con un niño de 3 años. Tal como sucedió con Tatiana cuando por mi culpa su madre se quito la vida.

Solo que ahora yo tenía dos niños a mi cargo. Ya que adopté a Tati como mi propia hija, por todas las de la ley yo era su madre y responsable legal.