narra la intensa y misteriosa historia de dos poderosos empresarios en Seúl. Gael Kim, un enigmático y carismático magnate que oculta su identidad, y Jinwoo Lee, un frío y calculador multimillonario con conexiones en el mundo criminal. A pesar de sus diferencias, ambos se sienten atraídos de manera inexplicable tras un primer encuentro. Mientras enfrentan a sus enemigos, Seo-jun y Minji, que buscan separarlos por venganza y ambición, Gael y Jinwoo luchan contra sus propios demonios, descubriendo que sus destinos están entrelazados por algo mucho más profundo que el poder.
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Entre Sombras y Verdades
La noche apenas comenzaba cuando Jinwoo y Gael salieron del restaurante. Ambos se movían en silencio, con la tensión aún colgando en el aire, sabiendo que la vigilancia que Jinwoo había percibido no era una simple paranoia. Gael, por más calmado que aparentara estar, sentía que algo estaba mal. En su mundo, cuando alguien comenzaba a seguir tus pasos, generalmente significaba problemas.
Jinwoo, acostumbrado a estar dos pasos por delante de cualquiera que intentara acercarse demasiado, ya había comenzado a planear el siguiente movimiento en su cabeza. No confiaba en las coincidencias, y menos cuando se trataba de posibles enemigos. Tenía que averiguar quién estaba detrás de esto.
—¿Tienes alguna idea de quién podría estar vigilándonos? —preguntó Gael, su tono tranquilo pero con una leve nota de preocupación.
—Hay muchas personas interesadas en mí y en lo que hago —respondió Jinwoo, ajustándose la chaqueta mientras caminaban hacia su coche—. Pero esta vez... siento que no soy el único objetivo.
Gael frunció el ceño, intentando analizar lo que Jinwoo estaba sugiriendo. Sabía que tenía enemigos, pero nunca se había sentido vulnerable. Había mantenido su anonimato durante años, y ese era su mayor escudo. Sin embargo, la posibilidad de que alguien lo hubiera rastreado y que su identidad secreta estuviera en peligro lo inquietaba.
—¿Estás diciendo que también vienen por mí? —preguntó Gael, mirando a Jinwoo con más intensidad.
Jinwoo hizo una pausa antes de responder. Su mirada fría se suavizó ligeramente, lo suficiente para mostrar que su preocupación no era solo por él mismo.
—Es posible —dijo Jinwoo, finalmente—. Alguien está siguiendo nuestros pasos. Lo que sea que descubrieron sobre ti o sobre nosotros, no creo que sea bueno.
Gael asintió, comprendiendo la gravedad de la situación. No había llegado hasta donde estaba sin hacer enemigos, pero esta vez sentía que algo diferente estaba en juego. No solo su imperio o su anonimato, sino algo mucho más personal.
Ambos subieron al coche de Jinwoo, y en lugar de llevarlo a su destino original, Jinwoo dio una orden al chofer para que cambiara de ruta. Quería asegurarse de que no los siguieran.
—Hay un lugar en el que podemos hablar con más tranquilidad —dijo Jinwoo—. No es mi primera vez lidiando con este tipo de situaciones.
Gael observó cómo Jinwoo tomaba el control, admirando su capacidad para manejar la presión. A pesar de su frialdad, había una eficiencia en él que lo hacía peligroso en el mejor de los sentidos. Y aunque la situación era complicada, Gael no pudo evitar sentir una extraña atracción por esa parte de Jinwoo.
El coche se dirigió hacia un edificio de aspecto discreto en las afueras de la ciudad. Al llegar, ambos hombres bajaron y entraron en lo que parecía un apartamento común, pero que Gael reconoció de inmediato como un refugio de seguridad.
—Un lugar discreto, alejado de miradas curiosas —explicó Jinwoo mientras cerraba la puerta tras ellos—. Aquí podemos hablar sin preocuparnos por oídos indiscretos.
Gael se movió por la habitación, observando cada detalle, asegurándose de que no hubiera nada fuera de lugar. A pesar de la aparente seguridad, su instinto le decía que estaban jugando con fuego.
—Dime lo que sabes —pidió Gael, directo al grano—. No soy alguien que disfrute de las sorpresas.
Jinwoo lo miró por un momento, midiendo sus palabras antes de hablar.
—He tenido algunas filtraciones en mis operaciones últimamente —comenzó Jinwoo—. Nada grave, pero suficiente como para levantar sospechas. Alguien está buscando debilidades, intentando reunir información sobre mí y mis aliados.
Gael cruzó los brazos, escuchando atentamente.
—¿Y crees que esa vigilancia está relacionada conmigo?
—Es posible —admitió Jinwoo—. Pero lo que me preocupa es que quienquiera que esté detrás de esto no solo está interesado en mí. Hay algo más, algo que me estás ocultando.
El aire en la habitación se tensó de inmediato. Gael, siempre acostumbrado a guardar sus secretos con firmeza, sintió la presión de las palabras de Jinwoo. Sabía que si quería su ayuda, o al menos su confianza, tendría que abrirse, aunque fuera solo un poco.
—No suelo compartir mi vida privada, Jinwoo —dijo Gael con voz baja, pero firme—. Pero dado que estamos en la misma situación, es justo que sepas algo. Hay una razón por la que mantengo mi anonimato tan estrictamente. No es solo por proteger mi empresa, sino también porque tengo enemigos que no se detendrán ante nada por destruir lo que he construido.
Jinwoo se inclinó hacia adelante, interesado.
—Continúa.
Gael respiró profundamente antes de seguir.
—Uno de esos enemigos es Seo-jun. Un antiguo socio que me traicionó hace años. Creí haberlo eliminado de mi vida, pero si está detrás de esto, entonces estamos en peligro.
Jinwoo asimiló la información en silencio. Sabía quién era Seo-jun, un hombre ambicioso y despiadado que haría cualquier cosa por obtener poder. No era sorprendente que alguien como él estuviera involucrado, pero lo que más le preocupaba era la conexión que podía haber entre Seo-jun y los movimientos recientes que había notado en sus propios negocios.
—Si Seo-jun está detrás de esto, entonces las cosas se complican —dijo Jinwoo con frialdad—. No solo está buscando venganza, sino que también quiere controlar lo que tú y yo poseemos. Esto ya no es solo un asunto personal, Gael. Estamos en guerra.
Ambos hombres se quedaron en silencio por un momento, asimilando el hecho de que estaban siendo arrastrados a un conflicto que podría desmoronar sus mundos. Jinwoo sabía que no podía permitir que nadie lo tomara desprevenido, pero ahora también se sentía responsable de proteger a Gael, de alguna manera.
Gael, por su parte, sintió una oleada de emociones. Estaba acostumbrado a resolver problemas solo, pero esta vez, parecía que necesitaba a Jinwoo tanto como él lo necesitaba a él.
—Si vamos a enfrentarnos a esto juntos, entonces debemos confiar el uno en el otro —dijo Gael finalmente—. No suelo hacerlo, pero estoy dispuesto a intentarlo.
Jinwoo lo miró directamente a los ojos, sabiendo que Gael acababa de abrir una puerta que no podía cerrarse fácilmente.
—Confianza, entonces —respondió Jinwoo, extendiendo su mano.
Gael la tomó sin dudar, sellando una alianza que cambiaría el curso de sus vidas. Pero lo que ambos no sabían era que Seo-jun no era su único enemigo. En las sombras, Minji, una mujer astuta y manipuladora, también comenzaba a mover sus piezas, decidida a destruirlos.
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