Para ser guerrera no se necesita tener una armadura, tampoco tener super poderes y mucho menos una espada mágica, para ser guerrera, necesita tener humildad, decisión, amor propio y mucho carácter, para poder enfrentaras adversidades que la vida le presenta, con esa armadura se viste todos los días Cristina Mejia para salir adelante junto a su pequeña hija de ocho años.
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Yo quiero esa vida
Renato había decidido buscar a su gran amor de juventud, aún recordaba como llegar a la humilde casa donde vivía Delia con su madre y hermana, al llegar recordó cuando la veía a escondidas entre los arbustos, estacionó su vehículo y al ver a Clemente se entristeció, él pensó que quizás aquel hombre podría ser la pareja de Delia, Renato pregunto si esa era la casa de Delia Mejía, pero al descubrir que ella murió hace mucho tiempo su corazón entristeció. Luego escucho decir que ella dejó un hijo asegurándole Clemente que es de él.
Renato---: Quiero verlo.
Clemente---: Lo verá,, pero deme tiempo para hablar con él muchacho usted sabe él piensa que su padre es un desgraciado que lo abandono.
Renato---: No sabía, necesito explicárselo.
Clemente---: Venga mañana, está noche hablaré con él.
Renato---: Gracias, mientras yo hablo con mis hijas, estarán emocionadas en saber que tienen un hermano, volveré mañana.
Renato ingresó a su auto y condujo de regreso a su casa, él sonreía de la emoción al saber que tiene un hijo con su amor de juventud alegro a su corazón, Mientras que Clemente sonreía, él le iba a sacar provecho del parecido que tiene su hijo mayor a la familia de su esposa, ya que su hijo estaba casi a la edad de Cristina que era la verdadera hija de aquel hombre con dinero.
Maura---: ¿Quién era ese hombre?
Clemente---: Ese hombre es el que nos sacará de pobre, solo hay que esperar que nuestros hijos vengan del colegio tengo que hablar con ellos y contigo si todo sale según mi plan el próximo mes saldremos de esta pocilga.
Maura quedó sorprendida, como era posible que ese hombre los saque de ser pobre, ella volvió a salir, ella tenía que buscar trabajo, fue a la hacienda más cercana, pidió a unos de los empleados de la hacienda Muñoz que se dirigía al centro de la parroquia, de alguna manera tenía que obtener trabajo y guardar suficiente dinero para ir a buscar a su sobrina a la capital.
En el centro de la ciudad de Machala, Cristina caminaba descuidada mente ella trataba de pedir limosna, como veía que había muchos niños y mujeres pidiendo ayuda, se sentó en el parque para observar lo que hacía una joven mujer con su hijo en brazos, por alguna razón ella se imaginó su futuro, que enseguida sintió un fuerte dolor en su corazón, los rayos solares estaban fuertes y el bebé lloraba, eso ella no quería para su hijo.
Mujer---: ¿Eres nueva, por aquí?
Cristina---: Yo, sí.
Mujer---: Tienes hambre verdad.
Cristina asintió con la cabeza el hambre era lo que menos podía ocultar, la mujer se conmovió y le dio un poco de gaseosa y pan que había conseguido en la mañana, Cristina lo tomo y comió con mucho gusto y desesperación.
Mujer---: Sí que has tenido mucha hambre, sabes cuándo mi marido me abandono con mi hijo no me quedo de otra que pedir limosna.
Cristina---: ¿Quisiera trabajar?
Mujer---: El mundo es cruel niña, trabajo no hay para personas como nosotras, las personas nos marginan, pero si quieres trabajar, compra una funda de caramelo y vendelos en los buses y en los semáforos.
Cristina---: Compraré una funda de caramelos, gracias.
Cristina sonría la mujer le ayudo con pan y le dio le un consejo, vender caramelos nunca había hecho eso, pero lo intentaría, cuando ella estaba por cruzar la calle, una caminata negra por poco la atropella, por suerte el conductor la vio y freno a tiempo.
Renato---: ¿Estás bien niña?
Cristina---: Lo siento, yo no vi que usted venía.
Renato la ayudo a levantarse, la miro y siento una sensación extraña, sus ojos negros le recordaban aquel amor de juventud; sin embargo, él solo la ayudo a cruzar la calle y le dio un billete de 50 mil sucres, era lo único que tenía en su bolsillo.
Renato---: Esto es por el susto que te di.
Cristina---: No señor, no lo puedo aceptar si yo fue quien tuvo la culpa.
Renato---: Parece que lo necesitas, tómalo.
Cristina---: gracias, señor, la verdad que si lo necesito.
Renato---: Úsalo bien.
Renato ingresó a su vehículo, y volvió a mirar, sintió algo extraño que no pudo identificar que era lo raro, pero sonrió esas miradas le recordó por alguna razón a Delia Mejía. Mientras tanto Cristina presiona a su pecho la cadena de su mamá.
Cristina---: Gracias mamita, me cuidaste una vez más.
Ella miró el dinero, ese hombre desconocido le dio lo que ella ganaba en un día trabajando para la familia Muñoz, busco una confitería y compró una funda de caramelos, ella empezó a ofrecerlos y la gente le compraba, eso la regocijo, estaba teniendo dinero, cuando terminó la funda ella se emocionó había ganado más de lo que pensaba, pero aun así no tenía como alquilar una habitación para dormir cómodamente, aguanto un poco más porque al día siguiente iba a volver a intentarlo, esperando que le vaya bien.
En el chalé de Maura, Clemente les explicaba su plan para salir de pobre, Jorge se emocionó, él siempre ha querido tener una vida cómoda y el plan de su padre era perfecto, Aron por su parte no estaba de acuerdo sentía dentro de su ser que era una injusticia, Maura llegó feliz porque había conseguido trabajo, talvez no iba a ganar lo que ganaba en la casona Muñoz, pero para ella era algo para cubrir la necesidad de sus hijos.
Maura---: ¿Qué ocurre, ?
Clemente---: Pasa que el padre de tu sobrina apareció.
Maura---: De verdad talvez la ayudé a buscar.
Clemente---: Y dale con buscar a tu sobrina, pues nadie irá a buscar a tu sobrina ya resolví el asunto, Jorge se hará pasar por el hijo de tu hermana.
Maura---: ¡Queeee! Están locos, como van a hacer eso yo lo prohibido, él es el papá de Cristina.
Jorge--: Yo quiero esa vida que va a tener Cristina, yo no te pedí que me consiguieran un padre pobre, mamá si esa es la única manera de salir de esta choza pues yo me convertiré en hijo de ese señor.
Maura---: Yo no lo voy a permitir.
Clemente---: tú no dirás nada te lo ordeno, la única solución es que Jorge ocupe el lugar de Cristina, mañana viene ese hombre y tú lo recibirás.
Jorge--: Si papá.
Clemente---: Tengo que aprovechar que te pareces a la familia de tu madre, ahora hijo ve a descansar duerme bien.
Aron---: Vamos mami ellos ya tomaron su devoción, lo único que deseo es que Cristina aparezca.
Clemente---: Si regresa yo me encargaré de enviarla por dónde vino ( mira a su esposa) tu no dirás nada, porque si abres el pico me encargaré en sellarlo para siempre escuchaste.
Maura---: Yo no creo que seas así de ambicioso, yo siempre te di buen ejemplo.
Jorge--: Ay mamá con tu ejemplo toda mi vida seré pobre, ahora déjame ser feliz.
Maura no podía creer que su hijo fuera así de ambicioso, Clemente tenía razón Jorge se parecía físicamente a su familia, pero su forma de ser se parece mucho a su padre.
Al día siguiente, José se despedían de sus padres, el regresaría a España, obedecerá a su madre y hará resistencia en aquel país junto a la mujer que ama.
José—-. No olvides madre de lo que acacordamos
Yolanda---: Si hijo estoy en ese proceso.
Jofré----: Cual procedo.
Yolanda---: Es algo íntimo entre madre e hijo que quieres saber.
Jofré----: Bueno ahí no me meto, feliz viaje hijo espero tu retorno pronto y para boda estaremos a ti lado.
José---: Me alegró que viajen, los estaré esperando.
Yolanda---: Nos vemos hijo (lo abraza).
José---: Gracias madre por ayudarme.
José ingresó al vehículo que era conducido por un empleado de la hacienda, él lo llevaría hasta la capital para que él tome el avión que lo lleve de regreso a España.
Mientras tanto en el chalé, Renato llegó en busca de su supuesto hijo, que al verlo por la ventana Clemente sonreía.
Clemente---: Ahora te toca convencerlo de que eres su hijo.
Jorge--: Lo haré papá, el ceera que si soy su hijo.
Clemente---: Cuando ya lo convenzas le pedirlas que nos lleve a vivir contigo, (suspira) ya me veo, vivir como los reyes, vamos hijo
Clemente bajo del chalé y tras de él también lo hizo Jorge, él mostró timidez y desconfianza como si estuviera dolido por algo
Clemente---: Señor Azin, le presento a mi muchacho.
Renato lo miro y sintió felicidad, se le acercó a Jorge y lo abrazo, mientras Clemente sonreía, por su parte Jorge sintió temor que aquel hombre lo descubra, pero al verlo convencido sintió tranquilidad y era momento de actuar.
Jorge--: Papá.
Renato---: Si, soy tu papá...
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