"He regresado de las profundidades del infierno, un viaje oscuro y tortuoso, para reclamar lo que me pertenece. Soy Lucía Casanova, la única heredera de una dinastía marcada por la traición y el secreto. Mis enemigos pensaron que podían arrebatarme mi legado, pero no conocen la furia que despierta en mí la injusticia. Ahora, con cada paso que doy, el eco de mi venganza resuena más fuerte. ¡El tiempo de la redención ha llegado!"
NovelToon tiene autorización de Crisbella para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capitulo I El regreso
Punto de vista de Lucía
He vuelto después de cinco años, sumergida en un mar de recuerdos y rencores, lista para ejecutar la venganza que he planeado con meticulosidad. Ya no soy la misma muchacha a la que engañaron; he transformado mi dolor en fuerza y mi sufrimiento en determinación.
[Flashback]
Recuerdo aquel día, hace cinco años, cuando la traición me atravesó como un puñal. La risa de mis amigos resonaba en mis oídos mientras la verdad se desnudaba ante mí: aquellos a quienes consideraba familia eran los mismos que habían conspirado a mis espaldas. La luz del sol se desvaneció y, en su lugar, una oscuridad profunda se instaló en mi corazón.
[Regreso al presente]
Ahora, de pie en la misma sala donde todo comenzó, siento cómo los ecos del pasado me envuelven. Las paredes aún guardan susurros de secretos, pero esta vez soy yo quien tiene el control. He aprendido a jugar sus cartas, a moverme entre sombras y luces; sé que cada paso que doy me acerca más a mi objetivo.
El reloj marca la hora exacta; es el momento de actuar. La niña ingenua que solía ser se ha convertido en una mujer decidida. No solo busco justicia; busco recuperar lo que es mío y desmantelar el imperio de mentiras que construyeron sobre mis cenizas.
Las imágenes del pasado me impulsan hacia adelante: cada lágrima derramada y cada noche sin dormir me han llevado hasta aquí. Y aunque el camino esté lleno de peligros, estoy lista para enfrentar lo que venga. Esta vez no habrá engaños.
“Señora, todo está listo; puede ocupar esta casa cuando usted lo desee”. La voz de mi asistente me trajo de vuelta al presente, sacándome de mis más oscuros recuerdos.
“Hoy mismo tomaré posesión de mi casa. Prepara todo para que traigan mis cosas. Es hora de reaparecer ante mis enemigos”. Mi voz era tan fría como mis sentimientos, sin piedad.
Salí de la casa donde una vez fui feliz con mis padres; los recuerdos llegaban a mí como una ráfaga de viento que envolvía cada parte de mi ser. A lo lejos vi la mansión de la familia Lombardi, Sebastián Lombardi, quien más daño me hizo en esta vida.
[Flashback]
“Eres la mujer más hermosa que jamás conocí y hoy me has hecho el hombre más feliz del mundo al entregarte a mí por primera vez”, dijo Sebastián mientras aún estábamos en la cama de aquel hotel.
“No me vayas a romper el corazón; te amo y quiero estar siempre a tu lado”, respondí tan enamorada, con muchos miedos en mi cabeza.
“Eso no pasará jamás; en un mes nos casaremos y serás mía para toda la vida”. Sebastián se escuchaba tan decidido que nunca imaginé lo que pasaría después.
[Regreso al presente]
Sacudí esos recuerdos de mi mente; solo podía permitirme recordar la manera tan despiadada en la que todos se burlaron de mí y cómo los Lombardi me quitaron todo lo que tenía, incluyendo a mis padres. Ese amor que una vez tuve por Sebastián únicamente se transformó en el más grande odio; nunca le perdonaré lo que me hizo. Ahora sufrirá como lo hice yo todos estos años; ahora sabrá lo que se siente ser humillado y tener a todos señalándote.
El aire estaba cargado de tensión mientras me acercaba a la mansión de los Lombardi. Cada paso resonaba como un tambor en mi pecho, un recordatorio de que este era el momento que había estado esperando. La fachada imponente de la casa me miraba con desdén, como si supiera que estaba a punto de desatar una tormenta.
Al entrar, la opulencia del lugar me golpeó. Todo lo que alguna vez soñé tener estaba en cada rincón, pero ahora nada más era un recordatorio del dolor que había soportado. Mis manos se cerraron en puños, y sentí cómo la rabia burbujeaba en mi interior. La familia Lombardi había construido su fortuna sobre las cenizas de mi felicidad.
“Lucía”, una voz familiar cortó el aire. Era Sebastián, con su sonrisa arrogante y esa mirada que solía derretir mi corazón. Pero ahora, esa misma mirada me llenaba de desprecio. “No esperaba verte aquí”.
“Y yo no esperaba volver a este lugar lleno de mentiras”, respondí con frialdad, sintiendo cómo cada palabra se deslizaba como veneno.
Él se acercó, intentando tocarme como si nada hubiera pasado. “Ha pasado mucho tiempo, podemos hablar...”
“No hay nada que discutir”, interrumpí, mi voz firme y clara. “Hoy es el día donde tú y tu familia conocerán las consecuencias de sus acciones”.
Sebastián frunció el ceño, y vi cómo la confusión daba paso al miedo en sus ojos. Era un placer ver cómo su confianza comenzaba a desmoronarse. “¿Qué planeas hacer?”
“Desmantelar todo lo que han construido”, respondí sin dudarlo. “Desde este momento, la familia Lombardi no tendrá paz. Te haré recordar cada instante del dolor que me causaron”.
Las risas y murmullos de los invitados en la mansión se apagaron al escuchar mi declaración. Me di cuenta de que había llegado el momento de revelar mis cartas. Con un movimiento decidido, saqué un pendrive del bolsillo y lo levanté como si fuera un trofeo.
“Esto contiene pruebas irrefutables de sus crímenes”, continué, disfrutando cada palabra. “Desde fraude hasta traiciones; todo está aquí”.
Las miradas se volvieron hacia Sebastián, quien palideció al comprender lo que eso significaba para él y su familia. Mi venganza no solo sería personal; sería pública.
“¿Crees que puedes hacer esto sin consecuencias?” Su voz tembló mientras intentaba recuperar su compostura.
“Las consecuencias son lo que menos me preocupa ahora”, respondí con una sonrisa gélida. “Hoy empieza mi venganza y tu caída”.
La tensión era palpable en el aire mientras los murmullos comenzaban a fluir entre los presentes, todos ellos cómplices o testigos del daño infligido durante años. Sabía que esta batalla apenas comenzaba, pero estaba lista para luchar.
Con cada segundo que pasaba, sentía cómo el poder regresaba a mis manos. La niña ingenua ya no existía; ahora era una mujer decidida a reclamar su vida y su honor.