Después de una tarde de amor pasión Hannah desaparece de la vida de Sebastián, dejándolo sumido en la más cruel desesperación. Pero él no escatimará en gastos, ni en esfuerzos para traerla de regreso a su vida. ¿La traerá para amarla o para hacerle pagar todo su dolor?
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CAPÍTULO 10
Alexei observó el rostro de su hija y leyó sus pensamientos, era increíble la conexión que se había dado entre ellos.
—Quiero que te vayas lejos. Hannah no, con tu hermano. Lejos dónde puedas comenzar una nueva vida y cuidar a mi nieto.
—¿Tu nieto? —le preguntó Hannah e instintivamente se llevó la mano. Su vientre.
—Si mi Reina, hay un pequeño príncipe creciendo dentro de ti. Hannah, necesito que me escuches. Alexia estuvo relacionada con un mafioso colombiano y aunque se distanciaron por su enfermedad. Ese hombre la ama y hace lo que ella le diga. Por eso, quiero que prestes atención. Te encontré una nueva identidad y tengo todo listo. Te vas a Escocia. Allá tengo unos amigos que te recibirán y te ayudarán.
Hannah lo miró incrédula. Ella no podía creer que él la estuviese prefiriendo por encima de su amada hija. Pero ahora ella tenía un hermoso motivo para luchar por su vida y no dudaría en aceptar su ayuda.
—Haré lo que me digas.
Alexei le sonrió y le tomó la mano.
—Hannah, es importante que no contactes a tu hermano. De seguro lo tendrán vigilado. Mañana llega el nuevo donante.
Hannah le sonrió a su padre y lo abrazó con fuerza, antes de besar su rostro.
—Gracias Ale... No, no, no. Gracias pa-pá —le dijo Hannah acariciando sus mejillas y el hombre la estrechó entre sus brazos de nuevo.
—Gracias a ti amor. Gracias por ser una Phillips y por entrar en mi corazón. Te amo Hannah, te amo mucho, cuida a mi nieto o nieta. Yo iré a visitarte cuando pueda, Pero te aseguro que estaré en el nacimiento del bebé.
Alexei Phillips con lágrimas en los ojos se despidió de su hija y le dio un beso en la frente.
Hannah, por su parte, caminó hacia el avión, mientras le agradecía a Dios esa nueva oportunidad de vivir y esa hermosa bendición que había recibido.
Mientras tanto, en el Consorcio Santibáñez...
—Papito por Dios. No me envíes a trabajar en la fundación. ¿Por qué no mandas a Camila?
—Porque tu hermana escogió los orfanatos. Además, el principal benefactor pidió que fueras tú.
—Ay padre. Pero que tiene ese hombre contra mí. Padre, sabes que eso de trabajar en la oficina no me gusta. Soy una modelo exitosa. No necesito lidiar con benefactores arrogantes y caprichosos. Para caprichosa yo. —le decía Victoria, tratando de convencer a su padre, Pero Santiago ya había tomado esa decisión. Esta mujer caprichosa deberá aprender a compartir con los demás y a ser humilde.
—Victoria Genoveva Santibáñez. Ya hemos discutido esto. Cada uno debe aportar algo bueno al mundo. Algo propio y valioso y eso es el tiempo. Todos tienen sus proyectos y sus planes, solo tú te has desentendido de esto. Pero ahora tienes una grandiosa oportunidad, para cumplir con tu deber.
—Papito. Siempre te lo he dicho. Mi vocación de servicio, pertenece al sector privado. A mí me pagan por sonreír. Gratis, solo a ustedes.
—¡¡Victoria!! Sabes que me molesta oírte hablar así. Debes ser humilde. Ahora no vas a trabajar un mes al lado del doctor, sino dos.
—Padre, pero sí es un doctor. Que se busque a una enfermera. ¿Por qué a mí?
—Porque toda acción, tiene una reacción y todo en esta vida tiene un precio. Además, ese hombre te enseñará a manejar esta sede de la fundación. Tu cuñada va a necesitar todo tu apoyo para encargarse de mis nietas.
Victoria no quiso seguir discutiendo con su padre. Ella solo se levantó, negó con la cabeza y salió del despacho.
Al entrar al ascensor, las puertas se cerraron y ella soltó un grito de frustración.
—¡¡Maldito doctor!! Pero ya verás, que te vas a arrepentir de haberte metido en mi camino.
Victoria salió furiosa del edificio y subió a su auto. Pero ella no era la única Santibáñez que tenía problemas.
Su hermano, Sebastián, estaba frustrado y dolido. Ya habían pasado más de un mes y no tenía ninguna señal de su amada. Él estaba tratando de ser optimista, pero ya había decidido, ponerle fecha de vencimiento a su búsqueda. Si ella no lo quiere ver, pues así será. Él también ocupará su vida en alguien que en realidad lo valore.
Dos días más pasaron y Alexia Phillips entró al quirófano con la fiel convicción de que acabaría con la vida de su hermana. Pero Alexei Phillips, había pagado millones para cubrir cada rastro de su Reina Hannah y mantenerla a salvo.
Hannah, por su parte, se había ubicado en una hermosa cabaña escocés y amaba cada centímetro de ese hermoso paisaje.
Ella estaba esperando la cita con el doctor, para conocer a su retoño. Ese pequeño travieso que llegó a su vida para llenarla de alegría y esperanza. Ese pequeño que sin nacer se convirtió en el salvador de su madre.