La Esposa De Mi Padre

Tal como habían acordado Ángelo viajo a Francia para complacer a Phoebe y buscar otra opinión médica.

— ¿Tienes un castillo?, pregunto Phoebe sorprendida.

— Tenemos un castillo, nunca olvides que eres mi esposa dijo él observando la expresión de Phoebe mirando por la ventanilla del auto.

Los rumores de un posible problema de salud, llegaron a oídos de Benicio Della Giovanna.

Lo único que le preocupaba era de que ser cierto su padre muriese antes de que él lo aplastara económicamente.

Mientras Ángelo descansaba, por orden de él, Phoebe fue de compras.

Mientras recorría las más exclusivas tiendas ella fue fotografiada.

Al día siguiente, ella acompañó a Ángelo al médico.

Para ella fue un golpe devastador escuchar que no había nada que hacer, solo tratarían los síntomas para que el sobrellevara lo mejor posible el tiempo que le quedara, con el paso de las semanas Ángelo fue delegando cada vez un poco más de sus responsabilidades.

Ellos regresaron a Italia, Phoebe se ocupaba personalmente de cuidarlo, de que tomara sus medicamentos. Meses después Ángelo comenzó a empeorar, necesitaba de oxígeno en algunas oportunidades y la asistencia de una enfermera.

— Pídele a Carlota que te prepare una habitación, decórala a tu gusto. Ya no es necesario que compartas la habitación conmigo exclamó Ángelo.

— Pero yo quiero estar aquí y cuidarte. Si te molesto en la cama dormiré en un catre ahí en el rincón.

— No es necesario hay empleados para que me cuiden dijo él.

— Soy tu esposa y no puedes correrme dijo ella.

— Eres demasiado buena con este viejo que solo te compro para presumirte como si fueras un adorno, un viejo egoista que no quería morir solo.

— Tal vez, pero me has cuidado. Ángelo nunca me has dicho el motivo ¿por qué a mí?, preguntó ella.

— Porque me recordaste a alguien que quise mucho, tienes el mismo color de ojos, de pelo eres muy parecida físicamente. Pero aun asi no podrian ser mas diferentes, ella es... En realidad lo importante es que tu eres muy buena, eres leal, tu tenias más motivos para fallarme.

— Porque me dijiste que Peter me había ofrecido para...

— Shhh, no hablaré de eso contigo. Repetirlo sería una falta de respeto dijo Ángelo tomándola de la mano.

Un golpe en la puerta interrumpió la conversación.

— Señor Della Giovanna, su abogado está aquí.

— Dile que pase, y trae café Carlota. Phoebe déjame a solas con él dijo Ángelo.

Angelo recibió a su abogado Aurelio quien debia redactar el nuevo testamento de Ángelo.

— Insisto deberías intentar conversar con tu hijo, comento Aurelio.

— No, si no quiso recibirme cuando estaba sano no lo buscaré ahora para que lo haga por lástima. ¿Qué sabes de la familia de mi esposa?.

—Las cosas no están bien, Peter Braun es un inútil y su yerno igual que él. ¿ Piensas heredar a Phoebe?

— Por supuesto es mi esposa, pero me preocupa que esos buitres vengan por ella, durante estos dos años no se han preocupado por ella y los he mantenido a raya, pero se que en cuanto yo no este se aprovecharan de ella.

— No solo ellos, no lo tomes a mal, pero se nota que no tiene malicia alguna, es como una niña. Será presa fácil para cualquier embaucador.

— Lo sé y solo encontré una solución. Mi hijo heredará todos mis bienes, los cuales están detalladas aquí, conociéndolo regalara todo a la caridad dijo Ángelo entregándole una carpeta.

— No lo tomes a mal, pero Benicio no es precisamente un...

— Lo sé, exclamó Ángelo pensando en que de su dulce hijo no quedaba nada.

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Ataviado con un impresionante traje de chaqueta negra camisa blanca y corbata con hilos color plateado Benicio Fiorelli como se hacía llamar ingresó a la mansión de su amigo.

Guapo, alto, de hombros anchos, cabello oscuro Benicio no pasaba desapercibido.

Recorrió el salón con la mirada ni rastros del anfitrión, tomó una copa y se dirigió al único lugar donde sabía lo encontraría.

Era un hombre de estatura baja, todo lo contrario que él, y rubio, mientras que él era moreno, pero Leandro Constantini había sido su amigo desde el colegio. Ambos habían nacido en familias italianas ricas, privilegiadas y selectas, y bien disfuncionales, y a ambos los habían mandado a un exclusivo internado de Inglaterra, regresando a casa solo en las vacaciones en el caso de Leandro. Benicio solo regresaba para navidad.

— No eres un anfitrión muy activo comentó una voz desde la puerta.

Leandro cerró el ordenador portátil y miró a su amigo.

–¿Acaso esperabas otra cosa?, pregunto Leandro.

 –Eso suena arrogante, incluso viniendo de ti le contestó Leandro. Los dos sabemos que aunque diese una fiesta sin alcohol en una cueva, estaría llena de gente comentó él en tono seco, consciente de la importancia de su enorme riqueza.

–No sabía que ibas a dar una fiesta para celebrar tu divorcio comento Benicio.

–No estoy celebrando mi divorcio, sería de muy mal gusto.

–A mí no me engañas le advirtió Benicio. El rostro delgado Leandro estaba desprovisto de expresión.

 –Mi divorcio de Francesca ha sido muy civilizado…

 –Y ahora vuelves a estar en el mercado y te ves rodeado de pirañas, comentó Benicio.

 –Jamás volveré a casarme le aseguró él muy serio.

–Nunca es demasiado tiempo, comentó Benicio.

— En ese caso sería bueno tener un amigo que me recuerde, que el matrimonio es...

— Una condena perpetua y un desperdicio de activos comentó Benicio.

— Algo así, el mercado ha estado algo inquieto. ¿Has escuchado los rumores?, pregunto Leandro.

Benicio se sirvió un trago, aunque Leandro era un buen amigo, pero el no pensaba desnudar su alma.

— Sí son cierto, su esposa no está muy preocupada dijo Benicio.

— Coincidí con ella la semana pasada en una galería de arte dijo Leandro.

— ¿Intentaste seducir a la esposa de Della Giovanna?, pregunto Benicio.

— No estaba acompañado, pero las fotos no le hacen justicia. Benicio recordó el rostro de Phoebe, pero no dijo nada.

— Será mejor que vayamos con los invitados. Vi a una de tus rubias preferidas en el salón, comento Leandro.

Ambos se dirigieron al salón, Benicio recorrió con la mirada el lugar, como lo haría un depredador buscando una presa.

— Creo que probaré algo distinto, una pelirroja, dijo Benicio.

— Me sacrificaré, y te ayudaré con su amiga la morena dijo Leandro...

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Finalmente Phoebe y Ángelo cumplieron dos años de casados.

Dos semanas después, de su aniversario Ángelo falleció en la tranquilidad de su hogar acompañado por su esposa...