"he reencarnado en Selene, la villana de una novela y ahora debo encontrar una manera de sobrevivir. por eso, seguiré mi propio camino y dejare a los protagonistas vivir felizmente su historia de amor, pero algo está mal, años después, el príncipe me ha encontrado y reclama el hecho de que yo lo haya abandonado ¿que esta pasando? ¿por qué él y la protagonista no están juntos?
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capítulo 9- maestro
Hoy era el primer día de entrenamiento, un caballero del palacio había sido llamado para ese entrenamiento, pero no era cualquiera, era el capitán de estos, un hombre mayor, pero que ha servido a la guardia desde hace años, el Conde le había dicho al emperador que Selene deseaba practicar con la espada, así que el emperador envió a ese caballero, después de todo, Selene es la próxima emperatriz y el emperador quiere ver que tenga grandes talentos, para enorgullecer a la familia imperial. Por otro lado, la Condesa estaba furiosa cuando su esposo le dijo que aceptó la petición de Selene y aunque ella quiso negarse, el Conde ya estaba decidido, por lo que ella ya no pudo evitarlo.
- mi nombre es Rudolf Baker, capitán de la guardia imperial.
El hombre hace una reverencia, a los que las niñas hacen lo mismo.
- un gusto estar bajo su entrenamiento, maestro Baker, mi nombre es Selene Dubois.
- un gusto maestro, me llamo Marion Dubois.
Rudolf fija su mirada en Marion, esa debe ser la niña que la emperatriz le mencionó, pues antes de salir del palacio, la emperatriz le pidió que estuviese atento al trato que le dan a Marion, ya que le preocupa lo que Alexei le dijo y es que la emperatriz tiene simpatía por la niña, por ser una hija adoptiva como ella. Rudolf empezó enseñándoles lo básico, es decir como sostener la espada y la posición que deben tener sus píes a la hora de pelear, el entrenamiento llevo más de dos horas, al acabar, ambas niñas se despiden de su maestro; al entrar a la casa, la Condesa estaba en la sala y las llamas, se veía muy enojada, al tenerlas ante ella, hace una mueca arrugando la nariz.
- vaya peste, una señorita no debe oler así. Selene, deja esta absurda idea, de ella, no me importa que aprenda, pero tú, la futura esposa del príncipe heredero.
- yo quiero seguir madre y mientras padre no diga lo contrario, el entrenamiento no se detendrá.
La Condesa se pone de pié, quería pegarle a Selene, pero la niña la mira fijamente con esos intensos ojos amarillos. La Condesa aprieta las manos.
- tomen un baño, Selene tu profesora esta por llegar.
- si madre.
Selene y Marion hacen una reverencia, pero al salir de ese sitió, Marion se veía temerosa al tener la mirada de la condesa fija en ella. En el palacio, Rudolf le menciona a la emperatriz, que Selene trata de manera amable a Marion, pero durante el entrenamiento no vio a la condesa para nada, pero si notó que Marion se quejo cuando toco sus hombros al enseñarle una postura.
- ¿cree que golpeen a esa niña, sir Rudolf?
- no puedo suponer nada aún, pero si es algo a tomar en cuenta.
- se lo agradezco sir Rudolf. Puede retirarse.
El capitán se retira del lugar, Alexei estaba sentado frente a su madre.
- no sería sorpresa que la condesa le hiciera daño a esa niña.
- sigo pensando, que es una mala idea emparentar con esa familia.
- pero es lo que padre quiere, no se puede hacer nada.
Alexei bebe un poco de té. Rudolf continuo con sus vistas a la mansión Dubois, ambas niñas aprendían rápidamente, al paso de dos semanas, ellas ya manejaban lo básico, aunque algunas veces, vio como la Condesa las regañaba, porque según ella, apestaban a sudor y sobre todo, regañaba a Selene por hacer algo que no es para nada femenino, incluso se enojo cuando vio la vestimenta que tenía la chica, pero solo se calmó cuando la niña le mintió que fue un regalo enviado por la emperatriz, por lo que Rudolf ve, es la Condesa de quien la emperatriz debe cuidarse, al parecer es quien más interesada está en que Selene se vea perfecta.
- maestro ¿cree que la emperatriz acepté que Marion sea llevada al palacio como doncella?
- ¿doncella? No creo que la emperatriz quiera que una niña trabaje.
- cierto, ahora no se puede.
Le parece muy extraño que Selene haga ese tipo de comentario ¿acaso de verdad no quiere a su hermana? Aunque los días que ha estado practicando con ellas, Selene nunca ha mostrado odiarla.
Cuando menos se lo esperaba, ya había pasado otro mes, el día de la visita del príncipe era ese día, por lo que la Condesa se negó a dejar que Selene entrenará con Rudolf, aunque Selene no hizo caso, la misma Condesa fue a buscarla sujetándola del brazo.
- he permitido que continúes con esta estupidez, pero hoy al menos debes lucir decente.
- basta madre, estaré lista para cuando el príncipe regrese.
- regresa a la casa y arréglate, no quiero que el príncipe te vea y se de cuenta la peste que te cargas.
- madre no, déjame...
La Condesa no hizo caso de las suplicas de su hija y sin importar que Rudolf este presente, termino por arrastrar a Selene hasta la casa, Marion se encogía de hombros, quería ayudar, pero teme le teme a la Condesa.