Juzgar a los personajes de una novela barata fue tan fácil, esto es Karma. Ahora soy la chica ridícula que se aferra al protagonista sólo para ser despreciada, ni en broma, afortunadamente la trama no empieza. Me salgo del guión, palabra de honor.
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Amarilis Wilder
Amarilis era la hija menor del Obispo Wilder, fue criada bajo una asfixiante supervisión religiosa por parte de su madre y una estricta tutela de su padre. A veces dudaba si clasificar su nacimiento y el de sus hermanos como milagro divino; si se tenía en cuenta que sus padres condenaban todo a un pecado. Vivir, respirar, existir era considerado sacrilegio por la pareja, si no se dedicaba a Dios.
Cuando ella cumplió los diez años fue llamada ante su padre y sin pedir su opinión le notificó que ahora era la prometida del joven heredero del Ducado Costa Rivera. Qué raro era eso de tener un prometido que no había visto nunca. A partir de ahí su vida ya frustrante se convirtió en un calvario de cómo ser una buena esposa, en cómo ser una excelente duquesa, en cómo dejar de ser ella...
Pasó casi un año antes de conocer a su futuro esposo. El día que se vieron por primera vez ya Amarilis había cumplido los once años, su nana le había explicado lo que su madre en su puritanismo no hizo y era cómo atrapar a un hombre. Ella iba con temor de que el joven asignado para esposo fuera feo o gordo por lo que se sintió aliviada al verlo, al menos era un chico agraciado y a su parecer agradable.
Aplicó todas las técnicas descritas por su nana para captar la atención de su prometido. Se hizo la inocente doncella delicada, no se atrevía a levantar la vista cuando él le hablaba, aunque tuviera hambre se disculpaba a los tres bocados diciendo que ya estaba satisfecha, no hablaba de otra cosa que no fuera el bordado, el clima o la moda femenina. Hacía pañuelos bordados, postres que no probaba aunque se moría de ganas, solo para regalar y complacer. Enviaba cartas una vez por semana contando irrelevancias y asegurando que le extrañaba, que su presencia hacía mejor su vida etcétera, etcétera...
Así siguió su aburrido noviazgo por más de cinco años en los que a penas si vio diez veces a su prometido fue mucho. A veces se preguntaba cómo sería su vida de casada y no le gustaba nada el panorama, fue por los catorce años que empezó a rezar fervorosamente todas las noches porque un milagro ocurriera en su vida y el milagro ocurrió. Casi un año después, recién cumplidos sus quince, de forma inesperada fue llamada a la presencia de su padre nuevamente.
- Amarilis estamos ante un problema grave para tu futuro en estos momentos eres material defectuoso para el mercado matrimonial, el Ducado ha roto su compromiso, es cierto que han pagado una cuantiosa fortuna por compensación, pero eso no cambia el hecho de que haz sido rechazada como esposa por el futuro Duque Costa Rivera. Como yo lo veo tienes pocas opciones: una, te retiras a un monasterio y pasas el resto de tu vida ahí, dos, te caso con cualquier noble de baja clase social y tres, te matrículas en la academia Delta Adhara y tratas de recuperar a tu prometido o atrapas a otro joven digno de tu estatus, tú decides.
Por primera vez Amarilis tuvo la oportunidad de elegir y no la desaprovechó.