Amor Forzado.

—Ella es mi mejor amiga, Isabella —dijo Sonia con entusiasmo, mientras Isaac, un chico que parece ser bastante simpático, me ofrecía su mano. En ese momento, noté que Alessandro, que no había sido presentado, me estaba mirando de una manera inquietante. Ni siquiera se molestó en saludarme; era como si no tuviera el más mínimo interés en conocerme. Esa falta de atención me hizo sentir incómoda y fuera de lugar.

—Nosotros iremos por unas bebidas, en un momento regresamos —anunció Isaac, mientras Sonia, sin dudarlo, se aferraba a su brazo, dejándome sola con aquel hombre desconocido. De repente me sentí aislada, como si la conversación que disfrutaban los demás no incluyera mi presencia.

—Me imagino que vas a pedirme una disculpa, ¿no? —dijo el hombre, sorprendiéndome y rompiendo abruptamente el silencio que nos envolvía. Su comentario era inesperado y me dejó atónita, sintiendo una mezcla de confusión y reparo ante su insinuación.

¡Disculpa, ¿qué dijiste?!—respondí con irritación mientras lo miraba fijamente.

A causa de lo que sucedió el otro día, pudiste haber dañado mi auto, replicó Alessandro, mientras yo contenía la risa ante su evidente enojo.

¿De verdad estás loco? Tú fuiste el que estuvo a punto de atropellarme. Deberías ser tú quien me pida disculpas. Pero supongo que en tu diccionario esa palabra no existe, porque personas como tú piensan que los demás no importamos en absoluto, le respondí, llena de indignación.

Miré a Julián, quien al mismo tiempo me devolvió la mirada. Se acercó un poco más y, con suavidad, me dio un abrazo reconfortante.

—¡Isabella, qué bueno verte! —exclamó Julián mientras yo sonreía, disfrutando de su calidez.

—¡Igualmente! ¿Cuándo regresaste? —pregunté, emocionada al encontrarlo de nuevo.

—Ayer, pero ven, te va a encantar montar a caballo esta noche —dijo Julián con entusiasmo, mientras yo asentía con gusto a su propuesta.

—Pero, espera, no quiero interrumpir —agregó Julián, dirigiendo su mirada hacia Alessandro.

—Para nada no interrumpes nada Julián, con su permiso, señor Alessandro —respondí con una sonrisa, mientras me alejaba con Julián, lista para disfrutar de la noche.

...Alessandro.........

Cuando vi llegar a Isabella, no pude evitar fijarme en lo sensual que se veía. Su presencia era cautivadora y, a su alrededor, varios hombres no podían evitar voltearse para admirarla. Esa atención que recibía de ellos me incomodaba profundamente, pero a pesar de mi malestar, me resultaba imposible apartar la mirada de su diminuta cintura, que se delineaba perfectamente en su atuendo.

Cuando observé cómo aquel hombre llamado Julián la abrazaba, una sensación de enojo se apoderó de mí, algo que no podía explicar del todo. Era sorprendente, ya que ella no me pertenecía de ninguna manera; ni siquiera éramos amigos ni teníamos una relación cercana. Éramos tan solo dos desconocidos, y a pesar de eso, su cercanía con él provocó en mí una reacción intensa e incomprensible.

Cuando dio inicio el evento de los caballos, la primera en hacer su aparición fue Isabella. La reconocí de inmediato por su hermoso cabello negro, que caía en suaves ondas hasta su cintura. Ella lucía radiante, sonriendo con confianza mientras se mantenía erguida sobre su majestuoso caballo. La emoción en el aire era palpable, se podía escuchar el estruendo de los aplausos y los vítores de todos los presentes, que la animaban con entusiasmo.

“Isabella va a ganar, les recomiendo que apuesten por ella,” exclamó Sonia, esbozando una amplia sonrisa y llena de certeza en su voz.

Isaac decidió seguir el consejo de Sonia y apostó una considerable suma de dinero a favor de Isabella. Desde el recinto, yo la observaba con atención. Me sentía tranquilo, ya que sabía que Renata no estaría presente esa noche, lo que me brindaba la oportunidad perfecta. Tenía en mente acercarme a Isabella; era algo que realmente necesitaba hacer.

El público estalló en vítores y gritos al mencionar el nombre de Isabella, como si todos tuvieran una conexión especial con ella. Al iniciar la carrera, ella partió en una posición de tercer lugar, pero en cuestión de segundos, demostró su habilidad y determinación, avanzando rápidamente hasta colocarse en la delantera. Cuando finalmente cruzó la meta, Julián la recibió con los brazos abiertos, desatando una lluvia de abrazos y aplausos por parte de la multitud, ya que Isabella había logrado ganar la carrera.

Cuando ella se acercó a Sonia, yo estaba a punto de acercarme también cuando, de repente, sentí cómo la mano de Renata tomó la mía.

—¡Hola, mi amor! Espero no haberte dejado mucho tiempo solo —dijo Renata, sonriendo con dulzura.

Renata no sabía que vendrías —le respondí, fijando mi mirada en ella con sorpresa.

En ese momento, mis ojos se encontraron con los de Isabella, pero justo en ese instante, Renata se acercó a mí y me dio un beso. La mirada de Isabella se desvió inmediatamente, como si quisiera evitar el momento.

Por dios Isaac está con una de la sirvientas de mi casa que vergüenza, jajaja y peor para Sonia ya que no creo que Isaac quiera algo serio con una sirvienta.!_ dijo Renata riendo.

A Isaac se le ve muy interesado en ella así que talvez nos de una sorpresa dije y Renata más se enojo.

Renata, no creí que vinieras, dijo Isaac, acercándose a nosotros con una sonrisa en su rostro.

Renata, al escuchar esto, respondió con firmeza: No tenía la intención de asistir, ya que no me gusta rodearme de ciertas personas que carecen de educación, al mirar de reojo a Isabella y Sonia, quienes estaban cerca.

Pero de qué hablas Renata tu naciste aquí.!_ dijo Isaac.

Mire a Isabella y ella y Julian se alejaron del lugar era claro que entre ellos dos habia algo más que una amistad.

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Ala mañana siguiente..

El padre de Isabella se encontraba atrapado en un mar de deudas que lo sumían cada vez más en la desesperación. Su situación económica era cada vez más crítica, y lo que más le preocupaba era que había contraído una deuda con uno de los hombres más adinerados de fuera del país. Esta persona, conocida por su falta de compasión y su carácter implacable, ya había agotado la paciencia con su impaciencia. La situación se había tornado tan grave que estaban al borde de hacerle un daño irrevocable si no lograba saldar la cantidad que debía.

Ya no tienes nada que te pueda quitar, tu casa no vale nada, lo único que te queda es tu vida._ dijo Dante un hombre mayor que miraba a Rubén tirado en el piso golpeado.

Por favor señor no me haga daño, aún podemos hacer un trato, yo tengo una hija, ella es pura bien educada y honrada.!_ dijo Rubén mirando a Dante.

¡¿Y qué utilidad podría tener para mí una hija tuya?! Ya tengo muchas sirvientas. - exclamó Dante con un tono de molestia evidente.

Rubén, sin dejarse amedrentar por la respuesta cortante, continuó con confianza. Sé perfectamente que usted está en la búsqueda de una esposa para su hijo mayor, alguien que no comprometa su apellido ni su reputación. Mi hija podría ser precisamente esa persona que usted necesita. Es una joven virtuosa, nunca ha estado con ningún hombre y es sumamente obediente. Puede ser moldeada y entrenada para satisfacer sus expectativas y conveniencias. Las palabras de Rubén comenzaron a resonar en la mente de Dante, haciéndolo reflexionar sobre la propuesta.

Está bien, mañana por la tarde iré a ver a esa joven y si me agrada, tu deuda será perdonada, Pero ella tendrá que casarse enseguida con mi hijo, que do claro.!_ grito Dante molesto.