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Renacida Para Ser Tuya

Renacida Para Ser Tuya

Status: En proceso
Genre:Diferencia de edad / Amor prohibido / Posesivo / CEO / Venganza / Reencarnación
Popularitas:3.1k
Nilai: 5
nombre de autor: Daemin

Morir a los 23 años no estaba en sus planes.
Renacer… mucho menos.

Traicionada por el hombre que decía amarla y por la amiga que juró protegerla, Lin Yuwei perdió todo lo que era suyo.
Pero cuando abrió los ojos otra vez, descubrió que el destino le había dado una segunda oportunidad.

Esta vez no será ingenua.
Esta vez no caerá en sus trampas.
Y esta vez, usará todo el poder del único hombre que siempre estuvo a su lado: su tío adoptivo.

Frío. Peligroso. Celoso hasta la locura.
El único que la amó en silencio… y que ahora está dispuesto a convertirse en el arma de su venganza.

Entre secretos, engaños y un deseo prohibido que late más fuerte que el odio, Yuwei aprenderá que la venganza puede ser dulce…
Y que el amor oscuro de un hombre obsesivo puede ser lo único que la salve.

NovelToon tiene autorización de Daemin para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capitulo 15: El placer de la jaula

(POV: Yuwei)

El elevador parecía avanzar más lento de lo normal.

Cada piso que pasaba me hacía sentir el corazón más pesado. Afuera, los reporteros seguían arremolinados frente a la entrada principal, y dentro del edificio, el silencio era tan espeso que se podía cortar.

Los empleados bajaban la mirada al verme. Sabían quién era, pero ninguno se atrevía a saludar. Era como si yo cargara con la culpa de todo. Tal vez no estaban tan equivocados.

Cuando las puertas se abrieron en el último piso, lo primero que vi fue la figura de Rui conversando con la secretaria.

Al verme, su expresión cambió por completo.

—Yuwei… —dijo, sorprendido—. No deberías estar aquí.

—Necesito verlo —respondí, sin detenerme.

Intentó detenerme, pero ya era tarde. La puerta del despacho se abrió apenas empujé el pomo.

El sonido del aire acondicionado fue lo único que se escuchó.

Zhao Lian estaba de pie junto al ventanal, con las manos en los bolsillos y la mirada perdida en el horizonte.

La luz gris del atardecer lo bañaba de medio lado, recortando su silueta como si el resto del mundo no existiera.

Ni siquiera se giró cuando entré.

—Sabía que vendrías —dijo, con esa voz baja que siempre sonaba demasiado tranquila para el peso que cargaba.

Cerré la puerta detrás de mí.

—Tenía que explicarte—

—¿Explicarme qué? —me interrumpió, girando apenas la cabeza—. ¿Cómo lo hiciste otra vez?

Sus ojos me buscaron, y por un segundo me costó respirar.

No había gritos. Ni rabia desbordada.

Solo esa calma fría, la que siempre usaba cuando estaba a punto de perder el control.

—Yo no… —empecé a decir, pero mi voz tembló.

—No mientas. —Su tono fue un filo cortante—. Lo único que te pedí fue que no volvieras a hacerlo.

Avanzó despacio hacia mí, sin apartar la mirada. Cada paso suyo parecía llenar el espacio, y cuando se detuvo frente a mí, el aire se volvió pesado, irrespirable.

—Te lo dije, Yuwei. —Su voz bajó un tono más, grave, controlada—. No vuelvas a mentirme.

Mi garganta se cerró. Podía oler su perfume, sentir el calor de su cuerpo a centímetros del mío.

No sabía si tenía más miedo o más deseo.

—Lian… —susurré, buscando su mirada.

Él se inclinó un poco, lo suficiente para que su respiración chocara con la mía. Su mirada bajó a mis labios, y por un instante, todo lo demás dejó de existir: la empresa, la filtración, la culpa, el mundo entero.

—Siempre dices lo mismo —murmuró—. “Confía en mí.”

Su mano se alzó, rozando mi mejilla con el dorso de los dedos. Un toque leve, pero suficiente para electrizarme.

—Y yo, como un idiota, lo hago.

—Esta vez no mentí… —logré decir, apenas un hilo de voz.

Su risa fue baja, casi un suspiro, pero con ese tono irónico que dolía más que cualquier grito.

—Entonces explícame por qué cada vez que confío en ti, algo termina así.

No supe qué responder. Lo único que pude hacer fue mirarlo, y en esa mirada había de todo: culpa, miedo, pero también algo que no podía negar.

Su mano bajó por mi cuello hasta detenerse en mi cintura. No me empujó ni me atrajo; simplemente me sostuvo ahí, en esa distancia donde el autocontrol pendía de un hilo.

Su respiración era profunda, contenida, como si luchara contra algo que no quería perder.

—¿Sabes qué es lo peor? —susurró—. Que aunque sé que me mientes, sigo queriéndote cerca.

Mi corazón se aceleró. Podía sentir el calor de su mano quemándome a través de la ropa.

Abrí la boca para decir algo, pero él se adelantó.

—No digas nada. —Su tono fue un susurro cargado, casi un roce—. Si vuelves a prometerme algo, cúmplelo. Porque la próxima vez que me mientas, Yuwei… no voy a tener la paciencia de dejarte ir.

El silencio que siguió fue tan tenso que podía oír mi propia respiración.

Y aun así, no me moví.

No lo odiaba. No lo temía.

Solo sentía ese fuego familiar, ese peligro que me hacía sentir viva y atrapada al mismo tiempo.

Sus dedos se cerraron un poco más sobre mi cintura, lo justo para hacerme perder el aliento.

—Dime algo, Yuwei… —susurró, tan cerca que su voz me rozó los labios—. ¿Siempre mientes tan bien… o solo conmigo?

No supe si fue el miedo, la culpa o el deseo lo que me hizo quedarme quieta. Solo sé que cuando sus labios rozaron los míos, todo el peso de mis errores se mezcló con ese fuego que nunca debió volver a encenderse.

...----------------...

Él se detuvo a escasos centímetros de ella, su altura imponiéndose sobre la suya. Con dedos firmes y deliberados, trazó la línea de su cuello. Su tacto le arrancó un escalofrío que le recorrió la columna.

—¿Qué haré contigo ahora, Yuwei? —murmuró, su voz baja y peligrosa—. Has roto tu promesa otra vez.

Su aliento caliente en su oído la hizo temblar, y no era miedo; era esa mezcla oscura de anticipación y deseo que la hacía sentirse viva de una manera que no podía explicar. Intentó responder, pero la voz se le quebró. Lian sonrió, una sonrisa que no alcanzó los ojos. Sus labios rozaron su cuello, su aliento húmedo contra la piel.

—Tal vez debería castigarte —susurró, su tono suave y afilado—. Por ser una niña mala que no puede mantener sus promesas.

Sus manos se movieron despacio, con la precisión de un depredador, desabotonando su blusa uno a uno. Cada botón caía como un golpe en el silencio.

Yuwei contuvo la respiración, el cuerpo tenso bajo su toque.

—O quizá —murmuró contra su piel— debería recompensarte por atreverte a desafiarme.

La giró con firmeza y la empujó contra la mesa de caoba. La madera fría se le pegó a la espalda.

El cuerpo de Lian la atrapó entre la superficie y su calor.

—Dime, Yuwei —su voz rozó un ronroneo oscuro—, ¿qué quieres que haga contigo ahora?

Antes de que Yuwei pudiera reaccionar, Lian la tomó de la muñeca y abrió la puerta lateral del despacho. Detrás estaba su habitación privada: una estancia amplia, en penumbra, con el aroma a madera y café que siempre lo acompañaba. Cerró la puerta detrás de ellos sin apartar la mirada de su rostro.

—Aquí nadie nos interrumpirá—dijo despacio.

Yuwei sintió que las piernas le temblaban cuando él la acercó hasta quedar a un suspiro de distancia. Su cuerpo entero reaccionó antes que su mente.

—Eres mía —murmuró, la voz ronca, firme—. Y te haré mía de todas las maneras posibles.

La besó sin prisa, un beso que no fue suave ni brutal, solo inevitable.

Ella respondió torpemente, insegura, y él lo notó. Sus manos, que la sujetaban con fuerza, se volvieron más lentas, más cuidadosas.

—Tranquila —susurró contra su boca—. No voy a lastimarte.

Yuwei cerró los ojos. La respiración se le desordenó; cada roce la hacía temblar. Era la primera vez que sentía algo así, tan nuevo, tan desconocido.

Sus dedos se deslizaron bajo la falda, encontrando el calor húmedo que la traicionaba. Yuwei gimió, apenas un suspiro. El temblor la recorrió completa; no sabía si era miedo o el vértigo de lo desconocido. Lian sonrió contra su cuello.

Su boca atrapó la suya. No fue un beso tierno, fue una orden, una posesión. Yuwei respondió sin pensar, su cuerpo rindiéndose antes que su mente.

El sabor de él la inundó, su control se deshizo entre el roce y el sonido de sus respiraciones mezcladas.

La ropa cayó sin que ninguno se diera cuenta: su blusa, su falda, la chaqueta de él. Lian la miró, los ojos oscuros y encendidos.

—Eres mía, Yuwei —murmuró con la voz grave, contenida—. Y te haré mía de todas las maneras posibles.

La levantó con un solo movimiento, recostándola sobre la cama. Sus piernas se abrieron para él, y Yuwei sintió el calor del rubor subirle al rostro.

Las sábanas frías ya no importaban; solo él, su peso, su respiración contra la suya.

—Mírame —ordenó, su tono bajo, grave.

Yuwei lo miró, el pecho subiendo y bajando con dificultad, los ojos humedecidos de deseo.

No pudo pronunciar una palabra, solo asintió, temblando.

Su silencio fue más claro que cualquier respuesta.

Su cuerpo se tensó de manera instintiva, como si no supiera cómo reaccionar. Él lo notó, y su toque se volvió más pausado, más paciente.

Lian la tomó con lentitud, guiándola entre respiraciones cortas. Ella contuvo un gemido; el cuerpo de ambos se reconoció en ese instante.

Los movimientos se volvieron más urgentes, las respiraciones más rápidas. Yuwei se aferró a sus hombros, las uñas hundiéndose en su piel.

Cada empuje la acercaba más al borde, cada exhalación de él la quemaba por dentro.

—Eres mia, mi reina —susurró contra su oído, la voz ronca, controlada.

Ella no pudo hablar; el cuerpo la traicionaba, temblando, entregándose. Cada movimiento la empujaba más alto, hasta que el placer la rompió en un gemido bajo, un suspiro que se perdió en el cuello de él. Su cuerpo se tensó y luego se rindió, y en el instante siguiente, él también se dejó ir, hundido en ella, respirando con fuerza contra su piel.

Por unos segundos no hubo nada más. Solo el ruido de los corazones y el silencio espeso que siguió.

Lian no se apartó de inmediato. La envolvió entre sus brazos quedando ambos dormidos.

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Cardona salazar yolanda
lo que he leido hasta ahora me ha gustado
Flor R
me encanta a ver si aprende su papá y su otro disque hermano si siguen buscando también van a querer un tratamiento especial también 👌👌👌👌🤭🤭🤭🤭
Flor R
siiii lo va hacer picadillo me cae que si todo por Yuwei siiiiiiii me cae súper bien Lian
Martha Mena Wong
wowwwww buenísima por favor más capítulos quiero ver a esa horrible familia caer desgraciados
Martha Mena Wong
no se vale yo aquí mordiendo ya no las uñas la mano completa
Martha Mena Wong
siiiiiiiiii que los haga sufrir a los malditos
Martha Mena Wong
que babosa sin querer queriendo jodió al papacito tio
Martha Mena Wong
muaaaaaaaaaaaaa que bien me encanta estupenda historia
Martha Mena Wong
Felicidades autora está muy buena la novela.
Martha Mena Wong
excelente ahora le tocará convencerlo de que cambio
Flor R
esto solo es el inicio de la venganza de lian no se va quedar con las ganas de darle en su mandarina a ese bruto que no se fueron con quién se metió lo va hacer picadillo seguro .....🤭🤭🤭🤭👌👌
Flor R
Lian es el mejor hombre del mundo 🌎
Flor R
Lian siempre mantiene la calma aunque por dentro está como un volcán ellos se lo buscaron que después no se quejen 👌👌👌
FairyTessa
han despertado al demonio 😱😱
FairyTessa
sabrán lo que es vivir en el infierno en la tierra 😱😱😱😱
Esther Grace: ahora es donde todo se pondrá bueno😏🔥
total 1 replies
FairyTessa
😱😱😱😱 le gusta jugar con la muerte nk le teme al peligro
FairyTessa
ufff 🔥 🔥 🔥 🔥 🔥
Flor R
a la próxima noche nomás pasa tío Lindo tío Hermoso 🤭🤭🤭☺️☺️☺️
Flor R
yo quierooo un tío así siiii
FairyTessa
la venganza es dulce pero es un platillo que hay que disfrutar lentamente jajajaja 😈😈😈😈
Esther Grace: sin duda alguna 🤣🤣
total 1 replies
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