"Después de un accidente devastador, Leonardo Priego se enfrenta a una realidad cruel: su esposa está en coma y él ha quedado inválido. Con su hija de 4 años dependiendo de él, Leonardo se ve obligado a tomar una decisión desesperada; conseguir una sustituta de su esposa. Luna, una joven con una vida difícil acepta, pero pronto se da cuenta de que su papel va más allá de lo que imaginaba. Sin embargo, hay un secreto que se esconde en la noche del accidente, un secreto que nadie sabe y que podría cambiar todo. ¿Podrá Leonardo encontrar el amor y la redención en esta situación inesperada? ¿O el pasado y el dolor serán demasiado para superar? La verdad sobre aquella fatídica noche podría ser la clave para desentrañar los misterios del corazón y del destino".
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Una propuesta inesperada.
—¿Hermana, cuántos fueron? ¿Estás bien? —pregunto fingiendo preocupación.
La mirada que me dan mi madre y ella es como si me quisieran ahorcar.
—Tu maldita... —no termina de hablar porque Fernando entra y ella empieza a llorar.
—No, hermana, no estoy bien. Luego se llevaron las joyas. Esperemos que aparezcan pronto —dice lo último como advertencia.
—Ojalá los encuentren, porque mis ahorros fueron sacados del banco. Me imagino que lo de las joyas solo fue un mientras sacaban mi dinero. Porque créeme que si ese dinero no regresa, soy capaz de hacer o decir cualquier estupidez —les digo advirtiéndoles.
Ellas me ven sorprendidas, ya que saben que la amenaza fue para ellas.
—Les ofrezco mi apoyo. Moveré unos contactos para saber qué fue lo que pasó. Me imagino que tienen cámaras, eso ayudaría —dice Fernando.
—No —dicen mi madrastra y hermanastra al mismo tiempo.
—Desactivaron las cámaras. Ya las revisamos —dice mi tía.
—Tía, ¿qué probabilidad hay de que recupere mi dinero? —le pregunto sin rodeos y viéndola a los ojos.
—No te preocupes, tu dinero se podrá recuperar quizás yendo a hablar al banco —me dice, y asiento.
Miro a Fernando caminando hacia mi hermana y toca su frente preguntándole si está bien.
—Seguimos con el trato. La casa te quedará —dice Fernando.
—Mañana, tía. Tienen hasta mañana para regresarme el dinero —le digo y suspiro subiendo las escaleras.
Entro a mi habitación y me baño, saliendo con una bata. Busco en las redes sociales al señor Leonardo, pero no sé su apellido, así que la búsqueda no avanza.
Cierro mis redes y aseguro la puerta y me acuesto pensando en que la prepa ya la terminé. Mi padre la dejó pagada y por eso pude ahorrar más. Solo ocupaba para comer y mantenerme sin pedir nada a nadie.
Soy vueltas en mi cama sin poder dormir pensando en el señor Leonardo. ¿Quién es? Y ¿cómo sabe de mi apellido? Quizás fue un socio de mi padre y pueda ayudarme a que la lectura del testamento se lea antes.
Me levanto por agua y estoy por abrir el refrigerador cuando escucho que hablan.
—Esa es nuestra ventaja, que ella no lo sabe, madre —dice Estrella.
—Bien, haz lo que tengas que hacer para que el señor Fernando te proponga matrimonio —responde mi madrastra.
—Me invitó mañana a conocer su familia. Ese ya es un gran paso —dice Estrella.
—Bien, porque necesito que te cases sí o sí. El dinero nos vendría bien —dice mi madrastra.
—¿Qué tontería fue esa de que cuando sus hijas se casaran se les daría una cantidad para poder vivir cómodos hasta que su hija favorita cumpla 20 años y ya poder leer el testamento? —pregunta Estrella.
Me tapo la boca con lo que escucho. Por eso la urgencia de casarse.
—Sabes que te tienes que casar con alguien con la influencia de Fernando, porque estás acostumbrada a la buena vida. Que te puedo asegurar que ese dinero Luna podría vivir cómodamente, pero tú no. Y lo sabes, por eso ocuparemos el dinero para la fiesta, para tu vestido. Porque la recompensa será la fortuna de Fernando —dice mi madrastra.
Solo pienso en qué les pasa. Escucho cuando se va cada una a su habitación y tomo la botella de agua por la que vine. Subo a mi habitación y si antes no podía dormir, ahora menos.
Me quedo pensando en cómo pueden hacer tal cosa. Si le digo a Fernando, ellas se irán y no creo soportar más tiempo viviendo con ellas.
En toda la mañana no salgo hasta que tocan mi puerta en la tarde.
—Señorita Luna, su madrastra quiere que baje a comer —me dice una señora con uniforme.
Me cambio de ropa y me asearé. Bajo y efectivamente ellas están en el comedor.
—¿Iremos al banco? —pregunto.
—Se te devolverá hasta el último peso en cuanto Estrella se case con Fernando —dice mi madrastra.
—Les dije que quería mi dinero ya —les digo.
—Pues no lo tenemos, pero en cuanto Fernando anuncie su compromiso con Estrella tendrás tu dinero y la casa. Piénsalo —me dice y me señala un plato.
Me regreso a mi habitación y salgo con anticipación de la casa. Compro comida en una esquina y la como, cuando termino de comer me voy al bar hago mi trabajo y es extraño no ver a Fernando. Cada vez que abro un salón privado, temo que sea el señor Leonardo. Pero mi turno termina y puedo decir que fue un día tranquilo.
Salgo esperando el transporte y un carro se estaciona a mi lado.
—¿Qué haces aquí? Deberías estarle proponiendo matrimonio a mi hermana —le digo cuando veo que baja la ventanilla del auto.
La sorpresa que me llevo cuando observo bien el carro y noto que no es el de Fernando, es parecido a uno de los que vi afuera del cementerio.
Se baja un sujeto que solo de verlo quiero salir corriendo. Abre la puerta y veo al señor Leonardo.
—Sube —me dice, y me niego a subirme—. ¿Qué les pasa a esta gente? Creen que por tener dinero pueden ordenar.
—Señor Leonardo, por un momento me hace creer que está siguiéndome —le digo.
—Señorita, suba por favor —me dice el sujeto, y ahora que lo veo bien, casi está suplicándome. Es mi oportunidad de saber qué vínculo tenía con mi padre.
—Lo haré, pero la puerta se queda abierta y me dice lo que me tenga que decir con el carro estacionado —les digo entrando y quedo frente al señor Leonardo.
La puerta la cierran y el conductor sube arrancando el carro; en automático se sube la ventanilla de privacidad.
—Dije que la puerta abierta y el carro estacionado —le digo.
—Solo hablaste, nunca dije que se haría así —me responde.
—¿Conoció a mi padre? —pregunto.
—Nos cruzamos un par de veces en fiestas —me dice.
—¿Con mi madrastra? —pregunto de nuevo.
—Con tu madre —me dice, y me sorprende ya que conoció a mi madre.
—Quiero hacerte una proposición —me dice.
—Si se trata de trabajar con usted, gracias pero no, apenas termine la prepa —le respondo.
—Cásate conmigo, solo el tiempo que mi esposa está en coma —me dice, y no sé ni qué responder.
—¿Qué, por qué yo? Ni siquiera me conoce y luego se supone que para que las personas se casen debe haber amor o al menos atracción —le digo.
—Tienes dos días para pensarlo —me dice dándome una tarjeta, y todo me parece tan raro, no sé ni qué está ocurriendo.
—Usted sigue casado —le digo.
—Eso lo arreglo yo —me responde.
—¿Y qué gano yo? —le pregunto, y la sonrisa en sus labios se amplía, sus rasgos se vuelven tensos.
—Puedo darte unos datos de tu padre que te interesarán —me dice.
—¿Y usted qué gana? —le pregunto viéndolo, y le enoja ya que grita que detengan el carro. Se estaciona y noto que estamos frente al portón de mi casa.
—Dos días, hazme saber tu respuesta —me dice.
Me abren la puerta y bajo con la tarjeta en la mano, pero ¿qué es lo que acaba de pasar?
—Vaya, vaya, ahora hasta te traen a casa los hombres, ¿cuántos eran, dos o tres? —me dice Estrella, y la veo sentada con el rímel corrido—La casa no se te dará y dinero tampoco —me dice.
—Bien, espero ver a Fernando para contarle todo —le digo, y ella se ríe.
—Corre, no me importa. No nos casaremos, o sea, no habrá boda. Él no quiere casarse, así que haz lo que quieras —me dice, y me quedo parada apretando la tarjeta que sigue en mi mano.
Estoy segura que esa ex esposa de Leonardo tiene mucho que ver en todo lo que pasó y esto pinta que no era fiel a su esposo
Gracias autora esto está genial 👏👏👏👏