Amor Infinito

Amor Infinito. 

Elsa Isasa.

Capítulo 8. La amante. 

Era tarde cuando llegaron. Andrea y Leonardo bajaron del auto y marcharon a sus dependencias. 

Fue cuando él sintió un golpecito en la puerta. La cabeza le dolía y tenía un fuerte sabor de whisky en su boca. 

– ¿Quién?-- dijo abriendo la puerta. 

Y la vió. Ella parecía temblar un poco es su vestidito con tiritas finas en los hombros. 

– Señor Valente. Paula me ha dicho que fue en busca de mujeres. Esas mujeres suelen tener enfermedades..Yo..yo soy sana…si usted quiere hasta que encontremos a su esposa..yo puedo..puedo estar con usted .

Él la miró asombrado de lo que escuchaba. Esa chica por gratitud se estaba ofreciendo a él. Ella agachaba el rostro con vergüenza.Él le tomó la cara con ambas manos y le levantó el rostro. Tocó con sus manos esos hermosos labios y no pudo resistirse. 

Pegó su boca a la de ella. 

La boca de Maja era dulce y torpe. Le beso con profundidad y anhelo demasiado tiempo sentido. Fue un beso hermoso, pero él le tomó de los hombros y se separó. 

– Tomé mucho está noche Maja. Así no. No hoy. Lo pensaré. Vete a dormir. Vete - dijo y la vió ponerse la mano en la boca como asombrada por la intensidad del beso.

Entonces ella salió corriendo hacia su alcoba. 

Ambos temblaban de emoción de lo que habían sentido. 

Leonardo pensaba que era gratitud. Pero se equivocaba. 

Maja pensaba que ella no era suficiente. Pero se equivocaba. 

Ambos soñaron con el beso esa noche. Fue solo un beso. Pero fue hermoso para ambos. 

Temprano Maja recibió el mensaje de César. Solo decía “ven”.

Y Maja salió con sus ropas que había traído a la casa. Sin dudas debía conseguir sus nuevos documentos. 

Leonardo Valente dormía. Se enteró recién que Maja había salido al despertar. Y sintió miedo y celos. Muchos celos. 

César le entrego sus documentos y Maja compró una orquidea. Escondió sus papeles y los de su hermano dentro del forro de la maceta y regresó a la mansión Valente. 

El sabueso que le seguía le dió la información al jefe. 

–Fue a ver al hombre de la confitería. El mismo de la otra vez. Compró una flor y está volviendo. -

Ese día por primera vez su jefe le mandó el correo con los datos de su esposa y todo el episodio de lo que había sucedido el día de su desaparición. Búscala - le decía.

Maja hacía ya mucho tiempo que la estaba buscando.  

 Supo que había cometido un error la noche anterior. Que no debió ir a hablar con su jefe. ¿Qué pensaría él de ella? Seguro lo peor y tenía razón. 

Pasó el día trabajando y caminando con su hermanito Bruno por el parque. 

Trato de olvidar el beso pero cada tanto pasaba su mano sobre sus labios y recordaba. 

– ¿Que te pasa Maja?.Te veo triste. - dijo Paula en la cena. 

– No Paula . Estoy un poco cansada hoy. 

– ¿Saliste está mañana verdad? -

– Fui a ver a César. Cuando termine mí trabajo aquí necesitaré uno nuevo. Le conté que mí hermano ya camina. Y luego compré una flor para mí recámara. – dijo.

– ,¿Todo está bien, entonces?

– Todo bien Paula. No te preocupes.- le dijo. 

Luego fue a darle el saludo de la noche a su hermanito. El ya había cenado y la señora enfermera lo estaba higienizado. Maja tomó su lugar y luego de limpiar le puso su pijama y lo acostó. 

Cuando el niño se durmió Maja fue a su habitación y se bañó. Pensaba trabajar esa noche en la búsqueda de la esposa de su jefe. Fue cuando vió el mensaje en su computadora. 

– Maja ven- decía el mensaje. 

Miró la hora temblando y ya hacía más de media hora que el señor Valente le había mandado ese mensaje. 

Se sacó la saltida  de baño y apresurada se colocó un vestido sobre el cuerpo. 

Caminó los corredores hasta las dependencias de su jefe y toco la puerta. 

Cuando él abrió, atropelladamente le dijo. 

– Señor. Recién vi su mensaje. Yo estaba ..

– Ven Maja. - dijo él y abrió sus brazos. 

Y ella se tiró sobre el cuerpo de ese hombre y su boca que ya sabía besar se prendió de los labios de Leonardo. 

El mundo se incendió para los dos. 

Él le besaba el cuello, las mejillas y sus manos apretaban su cuerpo tembloroso. 

– ¿Estás segura Maja?¿Quieres realmente estar conmigo? - repetía él continuamente. 

– Quiero. Quiero estar con usted. - dijo apenas porque su cuerpo virgen temblaba como azotado por un vendaval. Cada caricia, el contacto de ambos cuerpos todo era nuevo y maravilloso. Y ella se entregó a esa sensación maravillosa. 

Cuando él le sacó su vestido no tuvo vergüenza. Cuando el prendió su boca en los botones endurecidos de deseo de sus pechos solo gemía de placer. 

Leonardo parecía un adolescente que recién tendría su primera relación con una mujer. Fue dulce y fuerte a la vez. Su cuerpo apenas la vió en la puerta respondió con una inyección enorme de deseo. La alzó sobre el y la llevó a la cama. 

Y empezó una noche de amor pasional y tierno. Un total descubrimiento para Maja y un descubrimiento también para su jefe. 

El se había debatido el día entero entre el deseo y lo que consideraba correcto. Pero el deseo ganó. 

Y terminó por entender que no solo era deseo. Estaba loco por Maja. 

Y se lo demostró toda la noche. 

Para Maja fue su primera vez. Si sintió dolor no lo recordaba porque el placer lo compensaba. Su cuerpo se movía a ese ritmo loco y maravilloso una y otra vez, mientras los latidos de sus corazones parecían sacudir sus pechos. Se amaron apasionadamente. Casi al amanecer él la llevó alzada a su recámara. Su relación de amantes había comenzado.