La esposa humana del vampiro
¿Qué harías si, después de una vida plena, reencarnas como la esposa de un vampiro? Y no cualquier vampiro, sino uno poderoso, con dos hijos y una mansión que mantener, ¡justo como en la última novela que leíste! Nuestra protagonista, una anciana del mundo moderno, se encuentra en este hilarante y peculiar aprieto.
Ahora, con su espíritu vivaz de octogenaria atrapado en el cuerpo de una joven esposa, deberá navegar las excentricidades de su nuevo hogar inmortal. Entre hijos colmilludos, sirvientes peculiares y un esposo misterioso, descubrirá que la vida eterna puede ser sorprendentemente divertida y, quizás, incluso le ofrezca una segunda oportunidad para el amor y la aventura. Prepárate para un romance fresco, lleno de risas y con la dosis justa de acción en un mundo donde lo sobrenatural se encuentra con lo inesperado.
NovelToon tiene autorización de Gena Jim para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
CAPITULO:10
LAURA:
Despierto y antes de abrir los ojos me acomodo mejor en algo bien tibio.
Lentamente, abro mis ojos y observo una intensa mirada azulada que me mira fijamente.
—Supongo que así dormías en tu mundo ¿No?
Su voz ronca entra en mis dos oídos y se queda ahí haciendo eco.
—No, en mis tiempos me gustaba despertar de otra manera.
Mi voz sale suave y pausada mientras sonrío recordando mi tiempo de juventud.
—¿Cómo era eso?
Pregunta con curiosidad, pero niego.
—No es apto para ti.
Menciono levantándome lentamente de su cómodo pecho y me siento en la cama.
—Tengo una duda Laura... Bueno, Luciana.
—Puedes llamarme Laura, esta es otra vida.
—De acuerdo Laura... ¿En tu mundo tenías esposo? ¿Hijos?
Niego con un suspiro.
—Ninguno de los dos.
El vampiro me mira con ojos abiertos.
—¿No estoy hablando con él alma de una niña?
—Jaja, no, no podía tener hijos... Y además tuve dos divorcios.
—Vaya.
Es lo único que dice y la puerta es tocada.
—Yo voy a abrir.
Dice levantándose de la cama y observo su ancha espalda bajo esa camisa de lino, bajo la mirada y miro su perfecto culo, del tamaño perfecto para unas nalgadas.
A los pocos segundos se gira hacía y cierra la puerta con un sobre en la mano.
—Es para ti.
—¿Para mí? ¿Estoy tan hermosa que ya me envían cartas?
Victor sonríe de medio lado.
—No es una carta, es una invitación de la emperatriz.
Me pasa el sobre dorado y la verdad es muy hermoso con un aroma a rosas exquisito.
—La emperatriz.
Susurro abriendo el sobre lentamente.
Leo la invitación correctamente y arrugo el ceño.
—Aquí dice una invitación de té en dos horas ¿Será que leí mal?
Víctor me tiende su mano.
—Permiteme.
Le entrego el sobre y observo como lee muy concentrado y luego me mira.
—No leíste mal, tienes una invitación de la emperatriz en dos horas.
Abro los ojos.
—No, a mí hay que avisarme con tiempo ¿Quién se cree ella?
—La emperatriz.
Dice el vampiro alzándose de hombros y yo me tiro a la cama de espaldas.
—¿Es obligatorio ir?
—Es una falta de respeto no ir, a menos que sea una causa justificada.
Cierro los ojos por algunos segundos.
—Bien, entonces llama a Lidia que necesito ayuda.
El vampiro solo me observa sin decir nada y luego suspira.
—Bién.
Dice para luego retirarse.
En pocos minutos estoy en el baño con un grupo de mujeres mientras recibo todas las atenciones posibles; Cuerpo, cabello y uñas.
Cuándo terminan de lavar todo mi cuerpo salgo de la bañera y ellas se encarga de secar mi cuerpo y luego bañarlo con aceites que huelen muy ricos.
—Señora ¿Qué vestido se pondrá?
Ella abre el closet y la verdad no tengo cabeza para estar eligiendo vestido.
—Confiaré en tu criterio Lidia.
—Será un honor mi señora.
Lidia elige un vestido y entre todas me ayudan a ponerlo hasta quedar perfecto.
Ellas me ayudan con algunos retoques más hasta quedar lista.
—Está muy hermosa señora Cortés.
Me halagan las mujeres y yo con amabilidad les agradezco, mientras me observo el lindo recogido y el hemeoso vestido de color amarillo con algunos bordados de color blanco.
Una a una se retiran hasta quedar solo Lidia y yo.
—Bien, es hora de irnos.
Ella asiente y ambas salimos del baño.
Observo como Víctor está sentado en el escritorio revisando unos papeles así que me acerco a él.
—Victor.
—¿Si?
Levanta la mirada y no me pasa desapercibido que me mira de arriba abajo.
—¿Cómo me veo?
Él vuelve a mirarme y dice.
—Estás adecuada.
Siento como mis ojos se salen de mi órbita.
—¿Adecuada? ¿Qué significa eso Víctor?
Él me mira confundido.
—Querías saber cómo estabas ¿No? Estás adecuada para presentarte ante la emperatriz.
Ruedo los ojos y me dan ganas de golpearlo.
—No te estoy preguntando si estoy adecuado, ya sé que lo estoy, lo que quiero saber es si estoy hermosa.
Él baja el rostro avergonzado, pero lo disimula muy bien.
—Oh lo siento, no sabía que te referías a eso, pero si estás hermosa.
Hago una mueca y lo miro mal.
—Ya no hace falta que lo digas, solo lo dijiste para salir del paso... Lidia vámonos.
Las mujeres se marchan mientras Víctor se queda más confundido... ¿Acaso dijo algo mal? ¿No es eso lo que ella quería escuchar?
Salgo de la habitación y observo a una mujer vestida que sirvienta que me hace una reverencia.
—Buenos días, duquesa, fui enviada por la emperatriz para guiarla hasta el lugar donde se estará celebrando la fiesta de té.
Correspondo a su saludo y con un asentimiento la sigo por largos y lujosos pasillos, algunos llenos de cuadros y otros con varios objetos lujosos de oro y plata.
Luego de varios minutos llegamos a un hermoso jardín donde se encuentra una mesa organizada delicadamente con unas cinco chicas y la emperatriz en la cabeza.
Tomo un respiro y con la elegancia que me caracteriza camino hacia las mujeres.
Cuándo estoy junto a ellas hago una reverencia.
—Saludo a la emperatriz, luna de este imperio.
La emperatriz corresponde a mi saludo y me mira con sonrisa.
—Duquesa Cortés, por favor tome asiento a mi lado.
Antes de ir con la emperatriz hago una reverencia a las demás chicas, las cuales corresponden, pero veo la mala cara en algunas.
Tomo asiento al lado de la emperatriz y esta me mira sin dejar de sonreír.
—Lamento haberla invitado con tan poco tiempo, pero agradezco que haya venido.
—Gracias a usted por la invitación majestad.
Le sonrío y ella asiente mirando a las demás chicas.
—Ya que estamos todas, comencemos con esta noble fiesta entre nosotras.
Autora sólo recuerda que la culpa y el arrepentimiento nos van a acompañar siempre pero has seguido tú camino y continuas de pie. Eres una sobreviviente enorgullecete de ti.
Un abrazo y bendiciones!