En el lujoso mundo de los negocios, donde el poder y la codicia son la regla, surge una historia de amor llena de traiciones, celos y secretos ocultos. "Sombras de Pasión" narra la vida de Sofía Valente, una joven mujer independiente y decidida, que lucha por cumplir sus sueños en un mundo controlado por hombres de hierro. A lo largo de la novela, su vida se entrelazará con la de Gabriel Ríos, un empresario frío, calculador y exitoso, cuya única pasión parece ser el dinero y el control.
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Capítulo 8: El Rostro de la Traición
Las luces de la oficina de Sofía parpadeaban débilmente, creando sombras alargadas que se movían por las paredes, como si el mismo ambiente estuviera respirando en su silencio. El teléfono de la oficina, que había estado en silencio durante toda la noche, de repente vibró con insistencia. Sofía, aún afectada por la llamada anónima de la tarde anterior, miró la pantalla. Era un mensaje de Gabriel.
**"Tenemos que hablar. Te enviaré algo que cambiará todo. No tardes."**
No necesitaba preguntar qué era lo que Gabriel quería. Había aceptado que su vida, su empresa, y sus sueños estaban siendo jugados en una partida mucho mayor de lo que ella había anticipado. La sensación de estar atrapada se intensificaba con cada día que pasaba. A pesar de sus dudas y miedos, había decidido no rendirse. Pero algo había cambiado en ella desde la última vez que se vieron. Sabía que no podía enfrentarse a este enemigo sola, y que las piezas del tablero empezaban a moverlas personas que no había considerado.
**Lucas.**
La primera vez que conoció a Lucas fue durante la universidad. Desde entonces, se convirtió en su amigo más cercano, su confidente. El apoyo incondicional que le había brindado en los últimos años la había hecho confiar en él como en nadie más. Pero ahora, con la sombra de Gabriel acechando cada rincón de su vida, Sofía comenzó a preguntarse si su relación con Lucas era tan sólida como pensaba.
Ese día, después de recibir el mensaje, Sofía se armó de valor y decidió ir a ver a Gabriel. No podía esperar más. Quería las respuestas, las pruebas. No solo sobre lo que él sabía sobre su empresa, sino sobre la amenaza que se cernía sobre ella.
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La sede de Valente estaba vacía cuando Sofía llegó. La noche había caído lentamente sobre la ciudad, cubriendo de negro los edificios que rodeaban su empresa. Los empleados se habían ido, dejando solo a los pocos encargados de turno. No era usual que Sofía se quedara tan tarde, pero el sentimiento de urgencia la había llevado a romper su rutina.
El taxi la dejó frente a la entrada principal de la oficina, y cuando entró, la luz fría del hall la hizo sentir más sola que nunca. Su mente estaba a mil por hora, repasando una y otra vez las últimas decisiones que había tomado, las preguntas sin respuesta que la perseguían.
El ascensor la llevó hasta el último piso, donde la oficina de Gabriel se encontraba, con sus enormes ventanales que ofrecían una vista panorámica de la ciudad. Cuando la puerta se abrió, Sofía se encontró con Gabriel, de pie, mirando hacia la ventana, como si estuviera esperando.
—Sofía. —Su voz resonó en el aire, calmada y fría. No había indicios de enojo o preocupación, solo una calma implacable—. Sé que te preocupan las decisiones que has tomado. Y sé que te preguntas si realmente eres capaz de enfrentarte a lo que está por venir.
Sofía, tensa y con el corazón acelerado, lo miró con firmeza.
—¿Qué es lo que me quieres mostrar, Gabriel? —preguntó, controlando la ira que comenzaba a formarse en su pecho—. Si es para mostrarme que tienes más poder que yo, ya lo sé. ¿Qué quieres? ¿Que te lo entregue todo sin luchar?
Gabriel la miró, pero sus ojos, que en otras ocasiones eran fríos y calculadores, hoy reflejaban algo más: una mezcla de tristeza y desilusión. Se giró lentamente, tomó un sobre de su escritorio y se lo entregó.
—No es una amenaza, Sofía. Es la verdad.
Sofía lo tomó con manos temblorosas, sabiendo que lo que tenía dentro era mucho más que un simple documento. No necesitaba abrirlo para saber que esa información cambiaría el rumbo de su vida, de su empresa, tal vez hasta de su futuro. Pero aún no sabía de qué se trataba.
Sin decir una palabra más, Sofía rompió el sobre y desplegó las hojas en su interior. Los ojos de Sofía se agrandaron mientras leía las primeras líneas. Lo que contenían esas páginas no solo era devastador, era... aterrador.
—Lucas. —Su voz salió como un susurro, pero el nombre tenía el peso de una revelación brutal.
Gabriel asintió lentamente, sin apartar la vista de Sofía. Sabía lo que estaba pensando.
—Tu amigo, tu confidente... ha estado vendiéndote.
Sofía no podía creer lo que leía. En los papeles, había evidencia clara y concreta. Contratos, correos electrónicos, y pruebas de transacciones. Lucas había estado en contacto con sus competidores, compartiendo información sensible sobre *Valente*, sus estrategias de marketing, y sus necesidades financieras. Y lo peor de todo: las pruebas mostraban que había recibido grandes sumas de dinero a cambio.
**¿Cómo pudo hacerlo?** Sofía pensó mientras sentía que el aire se le escapaba de los pulmones. **¿Cómo pudo traicionarme de esa manera?**
Gabriel no dio más explicaciones, simplemente se acercó a ella con el paso seguro que lo caracterizaba.
—Pensé que lo sabías. Lo que te he mostrado es solo una parte. Los números son claros, y Lucas está involucrado hasta el cuello. Los contratos que firmó con ellos no solo traicionan tu confianza, sino que ponen en riesgo todo lo que has construido.
Sofía, con la vista fija en el papel, apenas podía procesar la información. Se sentía como si el mundo hubiera cambiado de repente, como si su vida estuviera en ruinas. No solo estaba enfrentando la amenaza de Gabriel, sino también la traición de alguien a quien consideraba su amigo.
—No puedo creerlo —dijo, susurrando. La rabia y la incredulidad luchaban por salir a flote, pero no podía gritar, no podía hacer nada más que quedarse paralizada.
Gabriel la observó con una intensidad que solo él podía proyectar. Sus ojos eran como un océano profundo, inalcanzable.
—Tienes dos opciones, Sofía. O enfrentas la verdad y actúas, o dejas que Lucas te destruya. Si sigues eligiendo ignorar lo que está pasando, te perderás. Pero si tomas el control, si luchas, Valente podría sobrevivir. Y tú también.
Un escalofrío recorrió el cuerpo de Sofía. La traición de Lucas, la persona en la que había confiado más que en nadie, la había dejado devastada. Pero, por otro lado, Gabriel había tenido razón en algo: estaba perdiendo el control.
**Lucas.** Lo había conocido como un amigo incondicional, pero ahora, su cara se convertía en la de un enemigo oculto. Sus traiciones eran más graves de lo que pensaba. Había entregado cada detalle de sus estrategias, cada uno de sus pasos, todo lo que había costado años de trabajo duro. Y ahora, sus acciones podrían llevarla al abismo.
Con el dolor profundo de la traición, Sofía apretó las hojas con fuerza. Sentía una mezcla de furia y tristeza, una sensación de impotencia que la ahogaba. Pero, al mismo tiempo, una chispa de determinación comenzó a encenderse en su interior.
—¿Qué planeas hacer tú? —le preguntó a Gabriel, la mirada fija en su rostro.
Él la observó por un momento, la tensión en el aire palpable. No respondió de inmediato, pero la verdad era que su silencio era aún más significativo que cualquier palabra.
—Planeo ganarme lo que es mío. Y ayudarte a recuperar lo que es tuyo. Pero recuerda una cosa, Sofía: no hay vuelta atrás. Si decides enfrentar a Lucas, o a los que están detrás de él, no podrás escapar.
La atmósfera se llenó de silencio, y Sofía se quedó en pie, observando el papel arrugado en sus manos. El destino de Valente estaba en juego. Y ahora, más que nunca, su lucha no solo sería contra Gabriel, sino también contra la traición de alguien que había estado a su lado.
Con una mirada resuelta, Sofía guardó las pruebas en su bolso y se giró hacia la puerta.
—No me rendiré. No dejaré que Valente caiga. Y Lucas... no me detendré hasta exponerlo por lo que es.