Divorcio

Desde ese entonces, algo cambio dentro de Emily, ella dejó de acercarse a Iason, se conformó con guardar sus sentimientos dentro de su corazón, sin saber, que eso solamente la llevo por un camino lleno de amargura del que le era imposible alejarse hasta este momento.

Alejarse de Iason, ese pensamiento nunca había cruzado por su mente, pero ese era el único camino que le quedaba, después de todo, ya había probado su amargura, así que no esperaba que en el futuro le dé dulzura.

Ella había tenido tres años para darse cuenta de que nunca iba a conmover el corazón de Iason, tres años que habían acabado por completo con la chica confiada que había sido en el pasado.

Al convivir con Iason su autoestima se había bajado hasta el suelo, su confianza había desaparecido por completo, aunque ella sabía que era bonita, no podía sentirse como tal debido a que lo único que podía recordar era la mirada llena de desprecio de Iason.

Je.

El chico que la había salvado en el pasado ahora era el mismo que la había destruido.

¡Cuán ridículo era eso!

Emily ya no deseaba seguir corrompiendo la imagen de ese niño con la imagen actual que tenía de él, por lo que había tomado la decisión de terminar de una vez por todas este enredo que por su causa había iniciado.

Bueno, tal vez lo que la llevó a tomar esa decisión fueron los múltiples desplantes de Iason, quizás fue la última lucha de su corazón sangrante que ya no podía soportar más heridas.

Sea lo que fuera ya no tenía importancia porque ella había tomado una decisión, la cual consistía alejarse de Iason, así que desde el momento en el que ella había salido de esa casa, Emily había encerrado todos esos sentimientos que no debía tener en una caja negra dentro de su corazón, en un lugar tan profundo y en el proceso había botado la llave para no verse tentada a abrir la caja y entrar de nuevo en un bucle de desamor sin fin.

Emily miró por última vez su teléfono celular antes de empezar a revolcarse durante algún tiempo sobre la cama, el recordar aquellas cosas la había dejado con un sentimiento amargo. Por lo que, ella miró su celular de nuevo, esperaba encontrar alguna reacción de Iason ya sea dicha o cualquier cosa, pero, no había nada, ninguna llamada o mensaje de Iason, como si el mensaje que le había enviado Emily ni siquiera le hubiera importado.

Bueno, él siempre ha sido así, que podía esperar de él más que decepción.

Emily suspiró mientras tomaba el teléfono en la mesita de noche y llamaba al servicio de la habitación.

Ahora lo único que había en la cabeza de Emily era emborracharse.

¿No dicen que el alcohol sirve para ahogar las penas?

Bueno, ella las deseaba inundar hasta que estas desaparezcan sin tener la oportunidad de aparecer enfrente de ella.

Además de que desde que se había casado con Iason no había bebido ni una gota de alcohol, así que este era el momento adecuado para hacerlo y festejar su separación.

Emily no tuvo que esperar tanto, en menos de unos minutos llegó una camarera junto con una botella de vino y algo de comida. Ella le dio las gracias y luego llevó aquel carrito hasta la habitación en dónde primero probó los alimentos para luego empezar a beber.

Ella bebió durante un par de horas, al principio no sintió nada como si solo estuviera tomando alguna especie de jugo, además sentía que había sido engañada por la mucama y esta le había traído una botella sin alcohol, sin embargo, cuando la botella estuvo a la mitad su conciencia se volvió borrosa, su cuerpo tomó vida propia y sin preámbulo alguno recogió su celular y empezó a buscar entre los contactos el número de Iason.

Realmente deseaba detener a su yo borracho, pero no pudo hacerlo, debido a que el alcohol la había hecho sentir valiente y desinhibida. Al final terminó llamando a Iason.

Y como si su suerte hubiera sido buena o quizás mala, la llamada fue recogida.

Emily no desaprovechó la oportunidad y empezó a sacar todo lo que tenía enterrado en el alma.

— ¡Te odio! ¡Maldito! ¡Infeliz! ¡Despreciable! ¡Basura! ¡Rufián! ¡Iasonso! — primero lo maldijo con voz fuerte.

Emily tenía muchos más adjetivos que podían describir a Iason, así que no se contuvo durante todo el proceso y cuando no encontró alguno se lo inventó. Ella estaba demasiado borracha como para detenerse en este momento.

— Debes estar feliz, por qué al final conseguiste lo que querías, yo… Yo me voy a divorciar de ti, quiero hacerlo porque ya no te soporto más, ya no me gustas, ya no… — dijo mientras balanceaba la botella que mantenía en su mano para luego lanzarla al suelo.

Fue una suerte que el material con el que había sido elaborada la botella era resistente, porque quizás los pies de Emily hubieran sido destrozados en un lío sangriento.

Sin embargo, ante el sonido que hizo la botella al caer, la persona que se encontraba detrás de la otra llamada se sintió preocupado.

— Cuñada, ¿dónde estás? — cuestionó una voz aterciopelada muy diferente a la voz gruesa y melódica de Iason.

Emily en su estupor no se dio cuenta de que cuando llamó, la persona que había recogido la llamada no había sido su tan desalmado esposo, sino su cuñado Luka.

Pero, ella estaba lo suficiente borracha como para no darse cuenta y seguir haciendo un tonto de sí mismo.

— Estoy en tu ropero — se burló para luego colgar, sintiéndose dichosa por haber enfrentado al hombre equivocado.

Luka que había escuchado las palabras de Emily, miró dentro de su ropero antes de levantar una ceja y llamar a su hermano mayor.

Iason contestó rápidamente la llamada, el trato era muy diferente del que tenía hacía Emily a la que casi nunca le recogía la llamada.

— ¿Qué pasó, Luka? — cuestionó con voz adormilada.

Luka dudó por un momento antes de hablar, después de todo, aun en sus oídos retumbaban las palabras que había dicho su cuñada.

Al final habló porque la situación entre este par de esposos no era tan simple.