Adrián, un joven creativo lleno de entusiasmo, comienza a trabajar en una agencia publicitaria donde conoce a Héctor, su exigente y distante director creativo. Lo que comienza como una relación profesional llena de tensiones se transforma en un vínculo inesperado cuando Adrián descubre la vulnerabilidad detrás de la fría fachada de Héctor. Juntos, enfrentarán prejuicios y sus propios miedos mientras intentan encontrar el amor en medio del caos .
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cap:22
El amanecer trajo consigo una sensación de anticipación. Adrián y Diego se reunieron temprano en la oficina, revisando los últimos detalles de su plan. Diana, siempre perspicaz, había conseguido más información que comprometía a Héctor, pero esta vez no solo la usaron como prueba; también era una herramienta para desarmar sus alianzas.
—¿Estás listo? —preguntó Diego mientras se ajustaba el saco.
Adrián asintió, aunque su corazón latía con fuerza. Sabía que el día de hoy marcaría un antes y un después en su vida y en la empresa.
—Listo.
El Primer Movimiento
El plan comenzó con un ataque directo al círculo cercano de Héctor. Diana había organizado una reunión con algunos de los socios que Héctor había manipulado para mantenerse en el poder. La reunión, sin embargo, no era solo para negociar; también era para exponer la verdad.
Adrián, acompañado por Diego, presentó las pruebas con precisión, mostrándoles cómo Héctor había utilizado a cada uno de ellos para su beneficio personal. Los rostros de los socios pasaron de la incredulidad a la furia mientras revisaban los documentos.
—Esto es inaceptable —dijo uno de los socios, levantándose de su asiento—. Héctor me prometió que este proyecto sería una inversión segura, pero esto... esto es un robo.
Diego tomó la palabra, su voz firme pero conciliadora.
—Entendemos su frustración, y queremos trabajar con ustedes para reparar el daño. Pero necesitamos su apoyo para detener a Héctor de una vez por todas.
Los socios intercambiaron miradas, y poco a poco, comenzaron a inclinarse a favor de Adrián. Héctor estaba perdiendo terreno, y eso era solo el comienzo.
El Ataque Directo
Mientras tanto, Diana y un grupo de abogados presentaron una denuncia formal contra Héctor, respaldada por las pruebas recopiladas. Era un movimiento arriesgado, pero necesario. La noticia se filtró rápidamente, y en cuestión de horas, la reputación de Héctor estaba por los suelos.
—Esto va a enfurecerlo —dijo Diana, mirando a Adrián con preocupación—. ¿Estás preparado para lo que venga después?
Adrián la miró con determinación.
—No puedo detenerme ahora. Héctor ha jugado con nuestras vidas por demasiado tiempo.
La Confrontación Final
Al caer la tarde, Héctor irrumpió en la oficina de Adrián. Su rostro estaba rojo de ira, y su presencia era como una tormenta. Cerró la puerta de golpe detrás de él y avanzó hacia Adrián, señalándolo con el dedo.
—¿Crees que has ganado? —gruñó Héctor—. Todo lo que tienes es gracias a mí. Sin mí, no serías nada.
Adrián se levantó de su silla, manteniendo la calma aunque por dentro sentía un torbellino de emociones.
—Tal vez tenías razón, Héctor. Antes dependía de ti. Pero ahora, he demostrado que puedo hacerlo mejor, sin mentiras, sin manipulación.
Héctor soltó una carcajada amarga.
—Eres un niño jugando a ser hombre. No tienes idea de lo que se necesita para dirigir una empresa como esta.
Adrián dio un paso hacia él, mirándolo directamente a los ojos.
—Tienes razón, aprendí muchas cosas de ti. Pero también aprendí qué tipo de hombre no quiero ser.
El silencio llenó la sala por un momento, hasta que Diego entró con una carpeta en la mano.
—Héctor, creo que querrás ver esto —dijo con calma, entregándole los documentos.
Héctor los tomó con brusquedad, su rostro cambiando de confusión a horror a medida que leía. Eran pruebas de una investigación interna que confirmaba más irregularidades, esta vez con consecuencias legales aún más graves.
—Esto... esto es una trampa —balbuceó Héctor, perdiendo la compostura.
Diego cruzó los brazos, su expresión implacable.
—No, Héctor. Esto es el final.
El Fin del Reinado
En cuestión de días, Héctor fue arrestado por fraude y malversación de fondos. La noticia se difundió rápidamente, y la empresa comenzó a recuperarse poco a poco bajo el liderazgo de Adrián y Diana.
Diego permaneció a su lado durante todo el proceso, apoyándolo en cada paso. Aunque el camino aún era difícil, Adrián sentía que finalmente podía respirar.
Una noche, mientras revisaban algunos documentos en la oficina, Adrián miró a Diego y dijo:
—Gracias por creer en mí, incluso cuando yo no lo hacía.
Diego sonrió, inclinándose ligeramente hacia él.
—Siempre supe que tenías lo necesario. Solo necesitabas recordarlo.
Adrián sintió una calidez inesperada en su pecho. Por primera vez en mucho tiempo, se permitió sentir esperanza, no solo por su futuro profesional, sino también por lo que podría venir después, fuera del trabajo.