¿Mujer, Indefensa? |Duología Venganza #1

El almuerzo, como Alma dedujo, era en completo silencio y cargado de tensión. Además de ellos tres, habían un total de 5 personas desconocidas para la oji negra, solo su tía Gladys había mostrado falsamente una "preocupación" por su situación.

Fuera de ella, nadie le había dirigido la palabra.

Todos estaban concentrados en su propio platillo hasta que el anciano, se aclaro la garganta haciendo que todos le miraran.

—Quería aprovechar el momento para agradecer profundamente el que Alma se esté recuperando poco a poco... —mencionó, levantando su copa de vino —Por Alma y su recuperación.

Valentín y ella tomaron sus copas mientras que los demás, casi de manera obligada, imitaron al anciano.

—Por Alma y su recuperación... —repitieron todos al unisono luego del anciano

—Por otro lado, tengo un anuncio por hacer.

Todos le miraron con intriga.

—Dado que Alma se está recuperando y sí está en condiciones de seguir trabajando en Queen, no tengo nada que pensar. Ella seguirá siendo la cabeza de la familia.

—¡¿QUÉ?! —el grito de su tía Gladys no se hizo esperar —Pero, padre...

El anciano le mira con tal dureza, que la hizo callar. —No se diga más.

Alma intenta no sonreír y parecer indiferente.

Valentín le toma de la mano —Que bueno amor, poco a poco vas retomando lo que es tuyo. —lo último, lo dijo con la voz un poco más elevada

La mujer mayor les miró con irritación.

—¿Realmente te estás recuperando o solo es una mentira para mantener tu puesto? —siseo

Alma contuvo un suspiro.

—No necesito recordar mucho, con haber interactuado con usted hoy, me es más que suficiente para saber que no es la adecuada para llevar la herencia de esta familia —murmuró con calma mientras tomaba su copa de vino

El anciano la miró con orgullo.

—¿Tú qué sabes si no recuerdas ni tu primer nombre? —atacó la mujer

—Oh, claro que recuerdo mi nombre, me llamó Alma Rizzo Fiore, heredera de los Rizzo, dueña de Queen, la empresa constructora más grande e importante de toda Roma. —la oji negra miró con rudeza a su tía —Así como recuerdo como dejó en ridículo a la familia hace un año cuando se peleó en una pastelería solo porque no le pusieron la cantidad de chocolate que quería al postre. —siseo

La mujer cerró la boca con asombro y ya no dijo más el resto de la tarde.

...[...]...

—¿Realmente recordaste aquel incidente de tu tía?

Alma apartó la mirada de la ventana y miro a Valentín conducir con maestría por aquellas curvas cerradas.

—Mi abuelo me contó la anécdota. —sonrió —Quiere que retome todo... Así que estuve pensando... —murmuró —¿Siempre necesitas de una acompañante para mañana en la noche?

El peli café sonrió con diversión.

—Si, pero no podré darte la vacante a ti.

—¿Por qué? —pregunto con asombro

—Porque mi esposa me va a acompañar.

Alma estalló en una carcajada.

—Oh, lamento haberme sobre pasado.

—No se preocupe señorita, en otra ocasión podrá acompañarme. —su esposa le golpeo el hombro a modo de juego —¡Ay! Me ha dolido... —dijo con mimo mientras se masajeaba el hombro

—Estás loco. —sonrió

—Un poco, si. —declaró, devolviendole la sonrisa

...[...]...

—¿Estás lista?

Alma desvío la mirada de su anillo de bodas hacia el oji verde quien entraba a su habitación vestido de un traje azul oscuro muy armónico con su piel aperlada.

—Si, estoy lista.

Alma tuvo apenas unos segundos para morderse la lengua y no preguntar por cómo se veía.

Valentín sonrió y se acercó a ella.

—Estás hermosa. —tomándola de la cintura, le deposito un beso en la comisura de los labios

—Gra-gracias. —aclarandose la garganta, la oji negra fue por su bolso para ocultar su sonrojo

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Al llegar al evento, Alma suspira y mira a Valentín.

—Estoy lista.

El peli café fue el primero en bajarse del auto y rodeandolo le abrió la puerta a su esposa.

En cuanto ella puso un pie en el suelo, las luces de las cámaras junto a algunos flashes no se hicieron esperar.

Todos la miraban con asombro. Tal vez porque no esperaban verla tan pronto luego de su salida del hospital y menos en un evento social.

Valentín con orgullo le tomó del brazo y juntos emprendieron caminata hacia la mansión de los anfitriones.

Los reporteros no esperaron para abalanzarse sobre ellos.

—¡Señora Rizzo! Una pregunta...

Valentín le había mencionado a los medios que había tenido un desmayo repentino y al golpearse la cabeza fuertemente había perdido la memoria.

Ella se detiene y se acerca a la reportera. Los micrófonos casi le chocan la cara cuando intentan ponerlos delante de sus labios.

—¿Todo lo que su esposo dijo de su repentino desmayo es cierto?

Ella asiente.

—En efecto, aún no se sabe el porqué de dicho desmayo pero ahora estoy completamente bien salvo por la pérdida temporal de mis recuerdos.

—¡Señora! ¿Por qué nadie sabía de su hospitalización?

«—Es una persona sumamente cuidadosa con su vida privada»

—Mi esposo tomó la decisión de omitir aquel detalle para mantener la estabilidad de Queen y de mi familia.

—¿Volverá a retomar las cosas en la empresa Queen?

—Aún no es un hecho pero espero hacerlo pronto.

—La empresa King ha tomado mucho prestigio en el tiempo que estuvo ausente, ¿cómo toma ésta noticia?

—Primero está mi salud y luego lo demás. —corta, con una sonrisa

Valentín se acerca a ella y la aleja de los reporteros para entrar al evento.

—Lo hiciste muy bien, querida.

Alma sonríe.

—Gracias, creí que me iba a desmayar de un momento a otro.

—Pero que dices, lo hiciste...

—¡Vaya! Pero que privilegio tenerla aquí está noche señora Rizzo.

Alma omite un jadeo con rapidez al mismo tiempo que un dolor agudo le oprime el pecho.

Desviando la mirada, la centra en una mujer de hermosas curvas y largo cabello, el cual le caía por toda la espalda con delicadeza.

—Amor, tal vez no la recuerdes pero ella es una de las anfitrionas de ésta noche.

Sus bellos ojos azul cielo, pasan de ella a Valentín para al segundo, posarlos en ella nuevamente.

Alma no entiende la inquietud que se apodera de ella en segundos, necesita alejarse pronto o entrará en crisis.

La mujer se acomoda un mechón oscuro detrás de la oreja.

—Me llamó Olivia Silva. Espero pueda disfrutar de la velada.

—Gracias. —apretando el brazo de Valentín, lo arrastra consigo —Con permiso.

Sólo han dado dos pasos cuando escuchan la voz de la mujer detrás de ellos.

—Espero se recupere pronto, señora Rizzo.

No sabía el porqué, pero a Alma, no le pareció sincero su apoyo.

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—¿Todo en orden?

—Si, simplemente me he sentido mal de pronto.

Valentín palidecio.

—¿Qué tienes? Si gustas nos podemos retirar...

Ella negó.

—No, sería una gran falta de educación. Es mejor quedarnos un rato y más adelante, si me sigo sintiendo mal, nos iremos. ¿Te parece?

—Claro, querida. Ven, nada como estar cerca de la mesa de aperitivos para poder evitar conversaciones personales.

—¿Aquí es donde te recluyes cuando asistes a eventos sociales?

Él sonrió.

—No, es donde tú te recluyes. —contraataco, depositandole un beso en la mejilla —Oh, acabo de ver a un socio. Vengo en un momento, ¿estarás bien?

—¿No sería mejor que fuera contigo?

—No estas aquí por trabajo, ¿recuerdas? Estas para pasarla bien e ir integrandote de a poco en la sociedad.

—Bien, me quedaré comiendo aquí, así que puedes irte.

—Ahora regreso no tardó.

Cuando el peli café se fue, Alma escaneo la mesa de aperitivos.

Todo tenía que ver con queso...

Genial.

Si bien, el queso no le hacía nada, si que le incomodaba la idea de comerlo.

Brochetas de carne con queso, dedos de queso, sandwiches pequeños de paté de queso, etc.

¿Debería probar al menos ese salmón ahumado?

—El queso asiago.

La peli negra, alzó la mirada hacía la persona que se colocó a su lado —¿Disculpe?

Olivia Silva, volvió a repetir —El asiago es su favorito.