La historia más cliché del año", así la describiría Carla... pero, ¿qué pasa cuando los villanos cuentan su versión?
pero ¿qué pasa cuando se ve desde los ojos de Kiara? Una joven obligada a comprometerse con el príncipe a los 15 años por decisión de su padre, quien en secreto ama al hombre con el que está destinada a casarse. Todo cambia cuando Marionela entra en escena. Su aparente dulzura esconde un lado oscuro que Kiara conoce de primera mano, pues es ella quien comienza a manipular al príncipe y convertir la vida de Kiara en un caos.
La gota que colma el vaso llega cuando Marionela, en un acto calculado, se envenena para culpar a Kiara. La supuesta villana es acusada injustamente, encarcelada y casi ejecutada, pero logra reducir su sentencia. Allí, en el calabozo, un golpe la despierta a su vida pasada y con ello, un propósito claro: cambiar su destino .
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capitulo 19 _Un cambio en el juego
El tiempo continuó avanzando, y la presencia de Ian y Kiara en el reino de Liu no pasaba desapercibida. Cada movimiento suyo parecía calculado, cada decisión demostraba el poder que ambos ejercían juntos. Sin embargo, lo que la gente no sabía era que, en el fondo, algo más se estaba gestando entre ellos.
Ian no podía evitar buscar los momentos para estar cerca de Kiara. Aunque intentaba justificar sus acciones como parte de sus deberes, la realidad era que su interés por ella se había vuelto personal. Por otro lado, Kiara se encontraba más consciente de sus propias emociones, aunque prefería no ponerles nombre. Después de todo, el amor no estaba en sus planes.
Un día en los jardines
Una tarde, mientras el sol comenzaba a ponerse, Kiara se encontraba paseando sola por los jardines del palacio, disfrutando de un momento de calma antes de retomar sus tareas. De pronto, escuchó pasos detrás de ella. No necesitó voltear para saber quién era.
—¿No tienes cosas más importantes que hacer, emperador? —preguntó, sin mirar atrás.
—Las tengo —respondió Ian, colocándose a su lado—, pero ninguna es tan interesante como esto.
Kiara lo miró de reojo, alzando una ceja.
—¿Desde cuándo el gobernante del imperio más grande de Xek encuentra entretenido pasear por los jardines?
Ian esbozó una ligera sonrisa, una que era reservada solo para ella.
—Desde que alguien en particular decidió caminar por ellos.
Por un momento, Kiara se quedó en silencio, sin saber cómo responder. Ian era directo, y eso la desarmaba más de lo que estaba dispuesta a admitir.
—Si sigues diciendo cosas como esas, podrían pensar que intentas cortejarme —dijo finalmente, con un tono que intentaba ser despreocupado.
Ian se detuvo y la miró fijamente.
—¿Y si lo estuviera?
Kiara sintió que su corazón se detenía por un instante. Pero antes de que pudiera responder, un guardia se acercó, interrumpiendo el momento.
—Su Majestad, ha llegado una carta del rey. Solicita su presencia inmediata.
Ian suspiró y asintió, pero no sin antes dirigirle a Kiara una última mirada significativa.
—Esto no ha terminado, Kiara.
Y con esas palabras, se marchó, dejándola sola con sus pensamientos y un corazón que latía más rápido de lo que ella quería admitir.
MAS DEL PASADO DE IAN
Esa noche, mientras cenaban en privado, Ian decidió abrirse un poco más con Kiara. Había algo en su compañía que lo hacía sentir seguro, como si pudiera compartir partes de sí mismo que nadie más conocía.
—¿Alguna vez te he contado cómo llegué al trono? —preguntó de repente.
Kiara lo miró con curiosidad, dejando a un lado su copa de vino.
—No, pero tengo la impresión de que no fue un camino fácil.
Ian asintió, apoyando los codos sobre la mesa mientras jugaba con la copa entre sus manos.
—Fui el menor de tres hermanos. Nadie esperaba que yo heredara el trono. Mis hermanos mayores eran los favoritos de la corte, pero también eran arrogantes y descuidados. Mi padre, el antiguo emperador, no confiaba plenamente en ellos, aunque nunca lo dijo abiertamente.
Kiara lo escuchaba con atención, fascinada por este vistazo al pasado de Ian.
—Cuando mi padre murió, los nobles comenzaron una lucha por el poder. Mis hermanos intentaron utilizarme como una pieza más en su juego, pero no entendieron que yo también tenía mis propias ambiciones.
—¿Qué hiciste? —preguntó Kiara, inclinándose ligeramente hacia él.
Ian levantó la mirada, y sus ojos rojos parecieron brillar con intensidad.
—Los derroté. Uno por uno. No fue fácil, y tuve que tomar decisiones que todavía me persiguen. Pero al final, el trono fue mío.
Kiara no pudo evitar sentir una mezcla de admiración y empatía. Ian había pasado por tanto para llegar a donde estaba, y ahora entendía por qué era tan implacable.
—No te arrepientes, ¿verdad? —preguntó ella.
Ian negó con la cabeza.
—No. Cada decisión que tomé me llevó hasta aquí, hasta este momento.
Sus palabras tenían un peso que Kiara no pudo ignorar. Había algo en la forma en que la miraba que la hacía sentir como si estuviera incluida en ese "momento".
Un paso hacia adelante
Días después, Ian decidió dar un paso más. Durante una reunión con los nobles de Liu, donde Kiara lo acompañaba como su emperatriz, Ian tomó su mano bajo la mesa, un gesto sutil pero cargado de significado.
Kiara lo miró con sorpresa, pero no retiró su mano. Por el contrario, entrelazó sus dedos con los de él, aceptando sin palabras lo que ambos sabían que estaba creciendo entre ellos.
Aunque ninguno de los dos estaba dispuesto a admitirlo abiertamente todavía, el amor había comenzado a florecer, convirtiendo su alianza en algo mucho más profundo y poderoso.