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PATRITHA

PATRITHA

Status: En proceso
Genre:Mundo mágico / Espadas y magia
Popularitas:786
Nilai: 5
nombre de autor: Ismael forchiney

La historia sigue a Patrick, un aventurero serio y amable que trabaja para la iglesia en un mundo de fantasía medieval. Patrick recibe la misión de recolectar poderosos artefactos mágicos, incluyendo la espada Dama, que puede invocar a una entidad llamada Dama Blanca. Durante su viaje, Patrick rescata a Samantha, una chica mitad demonio con un carácter fuerte pero frágil, que es perseguida por la iglesia debido a su linaje. Juntos, enfrentan peligros y desafíos mientras Samantha comienza a enamorarse de Patrick, y él descubre secretos oscuros sobre los artefactos y las verdaderas intenciones de la iglesia. La historia se desarrolla en un vasto mundo lleno de reinos, criaturas míticas, y seres divinos, donde la discriminación entre razas y la lucha por el poder son constantes.

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Capitulo 8: La Cueva de la Araña

**Capítulo 8: La Cueva de la Araña**

El sonido rítmico de las gotas de lluvia golpeando el suelo comenzó como un murmullo lejano y luego creció hasta convertirse en un tamborileo constante. Patrick y Samantha caminaban en silencio por el sendero empapado, sintiendo cómo la humedad se filtraba en sus ropas. El cielo gris y nublado se había oscurecido aún más, presagiando una tormenta que parecía no tener fin.

—No podemos seguir así —dijo Patrick, elevando la voz por encima de la lluvia—. Vamos a tener que buscar refugio.

Samantha, con su agudo sentido de la orientación, señaló hacia una formación rocosa que se alzaba no muy lejos del camino. —Allí, hay una cueva. Deberíamos poder esperar a que la tormenta pase.

Sin perder tiempo, ambos corrieron hacia la cueva, sus botas chapoteando en el barro que comenzaba a formarse bajo sus pies. Al llegar, encontraron una entrada oscura y estrecha, apenas visible entre las rocas cubiertas de musgo. Entraron rápidamente, agradecidos por la protección que ofrecía del implacable aguacero.

El interior de la cueva estaba fresco y húmedo, pero era lo suficientemente espacioso para que pudieran sentarse y descansar. Patrick se acomodó contra una pared de piedra, mientras Samantha se sentaba cerca de la entrada, su mirada fija en la lluvia que caía afuera.

—No parece que vaya a detenerse pronto —comentó Patrick, sacudiéndose el agua de la capa—. Tal vez deberíamos prepararnos para pasar la noche aquí.

Samantha asintió en silencio, su mente ocupada en pensamientos lejanos. Había algo en la atmósfera de la cueva que la ponía en alerta, una sensación de inquietud que no podía sacudirse. Aunque intentó relajarse, sus sentidos demoníacos estaban en alerta máxima, captando los más mínimos sonidos y vibraciones a su alrededor.

Pasaron varias horas en silencio, el eco de la lluvia convirtiéndose en una melodía de fondo. Pero de repente, Samantha sintió algo. Un ruido sutil, casi imperceptible, resonó en lo profundo de la cueva, un susurro que solo sus agudizados sentidos podían captar. Se tensó al instante.

—Patrick —susurró, su voz baja y alerta—. Hay algo en el fondo de la cueva.

Patrick se puso de pie de inmediato, desenfundando su espada con un movimiento suave y fluido. —¿Qué oíste?

—No estoy segura —respondió Samantha, entrecerrando los ojos mientras aguzaba sus sentidos—. Pero no estamos solos aquí.

Sin dudarlo, Patrick asintió. —Vamos a investigar. No podemos permitir que algo nos sorprenda mientras dormimos.

Con la espada de Patrick lista y Samantha preparada para lo que pudiera venir, comenzaron a adentrarse en la oscuridad de la cueva. El suelo estaba cubierto de pequeñas rocas que crujían bajo sus botas, y las paredes, frías y húmedas, reflejaban su aliento en el aire frío. A medida que avanzaban, la luz de la entrada se fue desvaneciendo, hasta que solo la tenue luz de una antorcha que Patrick había encendido iluminaba su camino.

—Cuidado —advirtió Patrick, señalando una serie de formaciones rocosas que parecían inusuales—. Esas rocas... no parecen naturales.

Samantha se acercó con cautela, sus ojos demoníacos captando algo extraño. Tocó una de las "rocas" con cuidado, y al hacerlo, notó que la textura era extrañamente suave y ligeramente cálida.

—Patrick... —murmuró, sus ojos ampliándose mientras realizaba la conexión—. No son rocas. Son huevos.

Antes de que pudiera decir más, un sonido gélido y rasposo resonó en lo profundo de la cueva, seguido de un movimiento rápido y una sombra que se desplazó entre las estalactitas del techo. Patrick levantó su espada instintivamente, mientras Samantha retrocedía, observando con horror cómo una criatura descendía lentamente desde lo alto.

Era una figura aterradora. La parte superior de su cuerpo era el de una mujer, con piel pálida y cabello negro como la noche, pero de su torso hacia abajo, su cuerpo se transformaba en una monstruosa araña, con ocho patas afiladas que se movían con una gracia mortal. Sus ojos múltiples brillaban en la penumbra, reflejando la luz de la antorcha con un brillo rojo amenazante.

—Intrusos... —susurró la criatura, su voz reverberando en la cueva—. Han osado entrar en mi nido, tocar mis huevos. ¡Pagarán con sus vidas!

Patrick no perdió tiempo en intercambiar palabras. —¡Samantha, mantente detrás de mí! —gritó, preparándose para el ataque.

La criatura se lanzó hacia ellos con una velocidad sorprendente, sus patas golpeando el suelo con fuerza mientras intentaba embestir a Patrick. Él bloqueó su ataque con su espada, la cual resonó al chocar con la dura exoesqueleto de la criatura. El impacto lo hizo retroceder, pero se recuperó rápidamente, moviéndose con la agilidad que Taha le había enseñado.

Samantha, por su parte, no era de quedarse atrás. Canalizando su energía demoníaca, sus ojos brillaron con un destello carmesí, y se lanzó hacia un costado, intentando encontrar un punto débil en la criatura. —¡Patrick, mantén su atención! —gritó, mientras se deslizaba entre las rocas y los huevos, evitando las patas afiladas que intentaban alcanzarla.

Patrick asintió, concentrado en desviar los ataques mortales. —¡Aquí estoy, maldita! —provocó, balanceando su espada hacia la cabeza de la criatura. El golpe fue certero, pero la araña esquivó con un movimiento rápido, lanzando una de sus patas hacia Patrick, quien apenas logró evadir el golpe.

—No escaparás... —gruñó la criatura, sus múltiples ojos centrados en Patrick con odio puro. Con un movimiento rápido, lanzó una nube de seda pegajosa hacia él, intentando inmovilizarlo.

Patrick logró cortar la mayor parte de la seda con su espada, pero algunas hebras se adhirieron a su brazo, dificultando sus movimientos. —¡Samantha, ahora! —gritó, sabiendo que necesitaba una distracción.

Aprovechando el momento, Samantha se lanzó hacia la parte trasera de la criatura, sus manos envueltas en una energía oscura mientras las hundía en el punto donde el torso de la mujer se unía con el cuerpo de la araña. La criatura gritó de dolor, sus patas tambaleándose mientras intentaba sacudirse a Samantha.

—¡No podrás con nosotros! —gritó Samantha, su voz llena de determinación mientras forzaba la energía en el cuerpo de la criatura, debilitándola.

Patrick vio su oportunidad. A pesar de la seda que lo entorpecía, reunió todas sus fuerzas y se lanzó hacia adelante, apuntando su espada hacia el corazón de la criatura. Con un grito de guerra, atravesó el pecho de la araña con un golpe decisivo.

La criatura soltó un chillido agudo, su cuerpo convulsionándose mientras la espada de Patrick la atravesaba. Un líquido oscuro y espeso comenzó a brotar de la herida, y finalmente, la criatura cayó al suelo, sus patas retorciéndose en espasmos antes de quedar completamente inmóvil.

Ambos se quedaron en silencio por un momento, respirando pesadamente mientras el eco de la batalla se desvanecía en la cueva. Samantha se apartó del cuerpo de la criatura, todavía temblando por la intensidad de la pelea, y miró a Patrick, quien seguía empuñando su espada, listo para cualquier otro ataque.

—¿Estás bien? —preguntó Patrick, acercándose a ella con preocupación.

Samantha asintió, aunque todavía podía sentir la adrenalina corriendo por sus venas. —Sí... gracias a ti.

Patrick sonrió, aunque sus ojos reflejaban el cansancio de la batalla. —Lo hicimos bien, Samantha. Pero deberíamos irnos antes de que aparezcan más de estas cosas.

Con un último vistazo al cuerpo de la criatura, Patrick limpió su espada y ambos comenzaron a retroceder hacia la entrada de la cueva, dejando atrás el nido de la monstruosa araña y sus siniestros huevos. Afuera, la lluvia continuaba, pero ya no importaba. Habían sobrevivido una vez más, y con cada batalla, su vínculo se hacía más fuerte, forjado en el calor de la lucha y la confianza mutua.

1
Josseline Payano
NO SÉ PORQUE NUNCA ESTAN COMPLETAS LAS NOVELAS
♞ ;3
Enamorada del personaje
Calliope
🌺🌈Tu cap ha iluminado mi día
Ismael Forchiney: de nada
total 1 replies
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