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Una Noche Entre Tus Brazos

Una Noche Entre Tus Brazos

Status: Terminada
Genre:Romance / CEO / Completas / Contratadas
Popularitas:3.9M
Nilai: 4.6
nombre de autor: Eliana Mendez

Una noche entre los brazos de Nicolás Thompson, cambiará por completo la vida de Anna Brown.

NovelToon tiene autorización de Eliana Mendez para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Nuestra boda.

— Creo que puedo ayudart, y a la vez tú me ayudas. ¿Ves a esa mujer de ahí?

— Sí, es... Es muy bonita — Tardaba un poco en coordinar algunas frases, supongo a causa del alcohol.

— Le dije que eres mi novia.

— Eres un Mentiroso. — Sonrió y fue lo mejor que le pudo pasar a mis ojos.

— ¿Entonces, aceptas ser mi novia? — Sonreí, era la primera vez que pronunciaba aquellas palabras después de muchos años.

— Acepto. — Se sonrojó, y por un momento lo sentí real.

Me senté junto ella, hablamos poco, a decir verdad nos dedicamos a bailar y beber, lo único que sabía de ella es que se encontraba sola en la ciudad y que a la mañana siguiente volvería a los Ángeles.

Fui un momento al baño y cuando volví, aquel hombre que anteriormente la había estado acosando se acercó a ella por detrás mientras bailaba sola, apresuré el paso y antes de que el Imbécil le pusiera una mano encima, la tome de la cintura y la besé, no respondió a mi beso, me separé y con una mirada le hice entender a ese tipo, que ella era mía. Rápidamente se alejó. Cuando volví la mirada hacia ella, estaba sorprendida.

— lo siento es qué...

— No te disculpes, somos novios. — Dijo algo tímida. — La volví a besar y esta vez me corresponde.

Seguimos tomando y bailando a tal punto que nuestros pies no daban más.

— Quiero hacerte mía.— Susurré en su oído.

— No, ja, jamás voy a tener re, re, relaciones con un hombre antes del matrimonio.

— ¿Eres virgen? — Ella solamente asintió. — Quieres llegar virgen a tu noche de bodas. — Afirmé.

— Sí, mi que, querido y eventual novio.

— ¡Vamos!

— No puedo salir con... Extraños.

— Soy tu novio, ¿lo olvidas?

La llevé a un sitio de estos donde hay un notario a cualquier hora, al llegar había una pareja contrayendo matrimonio.

— ¿Me trajiste a una boda?

— No a cualquier boda, es nuestra boda. Dame un momento. — salí y conseguí comprar anillos de pasta, no había nada más. Volví un poco desorientado, el alcohol hacía estragos en mi organismo.

— ¿En qué íbamos? — Pregunté, ella solamente se encogió de hombros.

— Lo olvidé jajajajaja.

— De acuerdo ¿Quieres ser mi esposa?

— ¡Acepto!

— ¡ACEPTÓ, ACEPTÓ! — La cargué y traté de dar vueltas con ella, lo cual me costó trabajo, mi equilibrio en aquel momento no era el mejor, se escucharon gritos y voces de celebración, el lugar estaba lleno de personas alcoholizadas que nos felicitaban.

Fin de Flash Back.

...***...

Ahora está aquí, en mi coche dormida y otra vez Borracha.

— Despierta, hemos llegado.

— Mmh déjame dormir. — Se queja haciendo pucheros. Suspiro, desciendo del auto y abro su puerta para bajarla. Uno de mis hombres quien venía en una camioneta detrás de nosotros se acerca.

— Señor, si gusta la puedo llevar.

— Lo haré yo. — Me mira extrañado y lo entiendo. No es que sea una persona caritativa.

Entro al hotel y pienso en llevarla a su habitación, pero su bolsa quedó dentro del auto así que decido llevarla a la mía.

Al llegar, la recuesto en mi cama. Voy al baño, tomo una ducha y, al salir en toalla me encuentro con una imagen tentadora, su corto vestido se ha subido a sus caderas, ya que ella está bocabajo con una pierna levemente levantada dejando ver su diminuta braga de encaje. No puedo evitar que mi cuerpo reaccione, aun cuando me caiga mal; soy un pobre mortal, decido ponerle algo más cómodo para ella y que me permita dormir un poco. Y he ahí el dilema, para cambiarla antes la debo desnudar. Nuevamente suspiro.

Le quito los zapatos y luego bajo él sierre de su vestido lo cual me resulta fácil, ya que esta bocabajo.

Puedo contemplar su espalda totalmente al descubierto, mis manos acarician su piel y es tan suave como lo recordaba, me sorprendo de mi mismo, pues es un acto reflejo, empuño esa misma mano tratando de controlar mis impulsos. Respiro pesadamente y la volteo, la poca tela de ese jodido vestido con el que llamaba la atención de todos los hombres, aún cubre su parte delantera, me detengo y pienso en que soy un estúpido cretino al desnudarla sin su consentimiento, pero recuerdo que aún es mi esposa y me justifico para luego proseguir. Al quitar del todo su vestido, su cuerpo queda expuesto ante mi mirada, la transparencia de su braga me da una vista completa de absolutamente todo, inevitablemente mis ojos viajan a sus labios.

— No sé qué estás haciendo conmigo, niña tonta. — Esas palabras escapan de mi boca.

Sacudo la cabeza, rápidamente busco la ropa que le preste el día en que estuvo aquí y sin dar más vueltas se la coloco.

— Así está mejor, por la seguridad de ambos.

Me miro y sé que necesito otra ducha de preferencia con agua fría.

...***...

Pov Anna.

Despierto y lo primero que siento son las fuertes punzadas en la cabeza. Al abrir los ojos, trato de incorporarme, pero hay algo que me lo impide; un momento, ¿es algo o es alguien?

Siento un brazo y una pierna impidiendo cualquier movimiento de mi parte.

¡Ay no! ¡Otra vez no! ¿Y ahora con quien? Me giro suavemente para ver el rostro de la persona a mi lado y siento un alivio al saber que es el cretino. Me relajo un poco, abrazo su cintura y cierro los ojos.

Un momento ¿estoy en la cama y en los brazos del cretino?

— ¡Suéltame! — Me separó de manera brusca quedando sentada en mi puesto. — ¿Qué demonios hago aquí? O mejor ¿Qué rayos me has hecho? ¿Por qué tengo tu ropa? ¿Quién me la puso? Más bien ¡¿Quién me desnudo?! — Tomo la almohada, la sostengo con ambas manos a la altura de mi cabeza y me doy ligeros golpes — ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? Soy una tonta.

— ¿Siempre despiertas con estas crisis existenciales? O ¿es solo luego de hacer cardio por más de dos horas? — Pregunta con total normalidad.

— Ya veo, jugar con mi dignidad te parece gracioso, perfecto. — Me levanto, tomo mi vestido y mis zapatos. — ¿Dónde está mi cartera?

— Tenías tanta prisa por subir que la olvidaste en mi auto.

— Por lo menos, dime que usaste protección. — Se queda pensativo y me parece que algo consternado.

— ¡Demonios! No utilice protección, ¿cómo no lo pensé antes? — Habla para sí mismo.

— ¿No utilizaste preservativos?

— ¿Hace cuanto fue tu última menstruación? — Responde con otra pregunta.

— No lo sé, no lo recuerdo.

— En Las Vegas, esa noche no utilice.

— Espera, espera... Estás queriendo decir que tal vez...

— ¿Te llegó o no la menstruación?

— No, pero eso no significa nada. Siempre ha sido irregular. Ese no es el punto, el punto es que no puedes tomar mi cuerpo cada vez que te dé la gana.

— No lo hice.

— ¿Qué?

— No hicimos nada, solo dormir.

— ¿Y esta ropa?

— Únicamente te puse algo cómodo. — Lo miro con desconfianza.

— Necesito que te hagas una prueba de embarazo.

— Realmente lo siento; tendrá que ser otro día, tengo un negocio que cerrar en Rusia.

— Ya te dije que haremos una prueba, yo también tengo que trabajar y, sin embargo, voy a aplazar todo.

— Este negocio es indispensable para nosotras, es inaplazable.

— ¡¿No entiendes la importancia del asunto?!

— Está bien, hagamos esto de una vez. Te advierto que no tengo mucho tiempo, a las tres debo estar en el aeropuerto. Voy a mi habitación y nos vemos abajo. Lo olvidaba, necesito mis llaves.

— Espera un momento ya pido a uno de mis hombres que las traiga. — Un silencio incómodo se apodera del lugar. — ¿Has tenido algún síntoma? — Mis ojos se abren como platos.

— Por su puesto que no. Ya te dije, suele pasar, mi menstruación no es regular.

— Eso espero, de lo contrario esto cambiará todo.

— ¿A qué te refieres con todo?

— Tú y yo... — Sus palabras se ven interrumpidas cuando llaman a la puerta.

Era un hombre de unos treinta años, alto, fornido, muy apuesto, vestía totalmente de negro y traía consigo mi cartera, seguramente es uno de los guardaespaldas.

— Señor, aquí está lo que ordenó.

— Gracias Dante, ahora te puedes retirar. — El hombre solo asiente una vez y luego se marcha.

— Aquí tienes, no tardes — Dice Nicolás, al tiempo que me entrega la cartera.

1
Gabriel Alejandro Aguilar López
si pero no me gusta que el no le dé el lugar de esposa que ella semerece
Marisol Ayala Gonzalez
2
Italiana
Excelente
Italiana
2
Nelram Azul
Excelente
Marisol Ayala Gonzalez
2
Adriana Morales
con tantas mujeres se va a enamorar Dante de la ex amantes de su jefe.....no me parece autora....búscale otra novia.
Andrea Nardelli
hetmosa
Rebeca Navarro
me equivoque el que ya esta x favor
Rebeca Navarro
no autora ni se le ocurra ovio el 1
Carmen Castillo
Excelente
Rebeca Navarro
pues no que lo que pasa en las Vegas se queda en las Vegas
Adriana Morales
Bueno
Libia Gonzalez
ne gusta e lnumero 2
Anonymous
Me gusta el número 2
Norma Trujillo
Número 2
Mar Román
Bueno
Cristina Garcia
2
Cristina Garcia
Huy bonito la historia la nro1
Carmen Colmenares
Excelente
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