Maximiliano Smith, el último soltero de los Insoportables descendientes, nos contará su historia de amor. Después de una relación fallida y una hija, encontrará a la mujer que haga latir su corazón.
Solo que ella, será un alma indomable y él deberá luchar para penetrar esa dura coraza, si quiere el premio mayor. "el corazón de su amada".
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CAPÍTULO 22
Maximiliano estuvo tentado a besarla y Malena se dio cuenta de sus intenciones.
—Señor ¿Qué hace? Por favor, levántese que me está aplastando.
Maximiliano la sentía removerse debajo de él y su cuerpo comenzaba a reaccionar a esos bruscos movimientos, estaban a punto de acabar con su cordura. Entonces él llevó su rostro al cuello de la chica y no pudo evitar inhalar su dulce aroma.
Maximiliano cerró los ojos y al abrirlos, había regresado a la realidad.
Esa mujer que lo excitaba como ninguna otra. Era apenas una niña, que además amaba a otro hombre y él no quería lidiar con eso.
Entonces Maximiliano, se levantó y le extendió la mano para ayudarla a levantarse.
Pero Malena se levantó por su cuenta, estaba muy avergonzada. No se atrevía a mirarlo a los ojos.
—Lo siento señor Smith, pero pensé que era un ladrón. Su madre me informó, que usted llegaría mañana. Además, debe reconocer que luce aterrador con ese atuendo.
Maximiliano observó su ropa y no pudo negar que Malena, tenía razón.
—Si, bueno tal vez. Pero ¿Qué hacías tú afuera de tu habitación a esta hora? No, no, esa no es la pregunta correcta. Más bien, ¿Qué haces tú aquí? ¿Por qué no viajaste con mi mamá?
Malena sintió un vacío en su estómago. Entre muchos de los rumores, que había oído de las envidiosas. Uno de los más frecuentes, era que Max no toleraba las imposiciones de su madre y que cuando él regresara, todo volvería a la normalidad.
Entonces su cuerpo comenzó a temblar.
—Creo que debe hablar con su madre. Ella le explicará todo.
Maximiliano tuvo un mal presentimiento y se acercó a ella, tomándola por el brazo.
—No, explícame tú. —le dijo él con una pose intimidante.
Malena sintió la presión en su brazo y se zafó de él.
—Está bien, se lo diré. Pero deje de manosearme. —le dijo Malena con tono de reproche.
Maximiliano se sintió ofendido y frunció su ceño, cruzó sus brazos y fijó su mirada en ella.
—No, estaba manoseándote. Solo quería impedir que huyeras. Puedo tener a mis pies a la mujer que quiera. No necesito aprovecharme de una mocosa como tú. Ahora dime de una maldita vez. ¿Por qué te quedaste aquí?
Malena se sintió más intimidada y ofendida aún. Pero no podía perder su trabajo.
Entonces miró fijamente a Maximiliano y le respondió:
—Soy la nueva niñera.
Maximiliano se sorprendió y se molestó al mismo tiempo. No podía creer que su madre le hiciera esto. Él no estaba dispuesto a convivir con esta mocosa salvaje y mucho menos permitir que se acercara a su pequeña hija.
—No, no lo permitiré. Aquí hay una sola niñera y fue contratada por mí, no necesito a otra. Por favor recoge tus cosas. Mañana mismo te mandaré a Rusia con mi madre.
Malena sintió su corazón romperse. No era el hombre lo que le importaba. Era el hecho de qué otra vez era rechazada. Cada vez que sentía que se acoplaba a algún lugar, las personas la alejaban. Pero no llorará otra vez. Solo seguirá su camino, sin volver a apegarse a nadie, ni a nada.
Para ella lo más conveniente, era estar sola. No tener nada, ni nadie a quien perder, era la manera más segura de no sufrir.
—No se preocupe, no tiene que enviarme a ningún lado. Yo sola resolveré que hacer. Con permiso. —le respondió Malena. Alejándose de él y entrando a su habitación.
Malena no pudo evitar llorar. Ella tomó la pequeña libreta con todos sus apuntes y lo tiró a la basura. Después tomó su mochila y metió solo lo que trajo. No sé llevaría nada que no fuera suyo.
Ella quería salir al jardín. Aunque era de madrugada y aún estaba lloviendo. Malena quería disfrutar de su última noche, en ese hermoso lugar.
Malena avanzó hacia las escaleras y cuando pasó por la habitación de Max, no pudo evitar escuchar la discusión que sostenía por teléfono con su madre.
📲—Mamá, soy un hombre. No aceptaré que me impongas nada.
Maximiliano, se escuchaba furioso y mientras hacia silencio para escuchar a su madre. Negaba con la cabeza.
Obviamente, Malena no podía oír lo que decía Julieth, pero se notaba que Maximiliano no estaba dispuesto a ceder.
Malena sabía, que no estaba bien escuchar detrás de las puertas. Pero ella necesitaba saber, si tendría la oportunidad de quedarse en ese lugar.
📲—Mamá, ¿Qué le va a enseñar esa mocosa maleducada a mi princesa? No está calificada para cuidarla. Es una salvaje agresiva. Basta mamá. No quiero seguir discutiendo contigo. Mañana temprano la enviaré al aeropuerto. Tal vez te sirva, para cuidar la nueva camada de la jauría de lobos de la Hacienda.
Malena sintió un gran rencor hacia ese hombre. Tal vez, tenía derecho a estar molesto, por las imposiciones de su madre. Pero no tenía derecho de ofenderla, de esta manera.
Malena bajó las escaleras y salió hacia el jardín. La tormenta se había intensificado. Aunque ella quería marcharse de una vez. No se atrevía a mojarse, porque enfermarse era un lujo que ella no podía darse en este momento.
Entonces, no tenía otra opción que esperar que la lluvia cesará.
Malena se acurrucó en la silla del jardín y se quedó dormida. De nuevo su destino era incierto. Su única opción era regresar a la iglesia y ver si aún está disponible, la habitación del campanario.
Mientras tanto, Maximiliano estaba en su habitación. Él recordaba las últimas palabras de su madre.
"Eres un cobarde, Maximiliano no quieres aceptar que esa chica te gusta. No te estoy pidiendo que la cortejes ahora, porque es menor de edad. Pero date la oportunidad de conocerla, mientras la entrenamos para ser la esposa perfecta y la madre que mi nieta necesita.
Maximiliano se sentía aturdido. Su madre estaba acostumbrada a salirse con la suya. No entendía como era posible, que lo haya convencido de hospedar a Malena por dos meses. Mientras Julieth viajaba a Alemania a conocer a la hija de su hermano Santiago que acababa de nacer.
—Mocosa endemoniada —susurró Maximiliano, mientras recordaba el delicioso aroma que emanaba de la piel de la chica. Cuando estuvo debajo de él.