Lilith, que trabaja en un club exclusivo como mesera, un día llama la atención de un cliente muy importante, ¿qué pasará ahora?
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Capitulo 13
Por un rato el silencio se extendió por todas partes, se podía escuchar la respiración violenta del Señor Sawiris, una risa burla de la nada apareció en la cara de la mujer, parecía estar disfrutando de algo que yo desconocía, me sentía incómoda en medio de estas dos personas, solo queria pararme e irme a otro lugar.
— Vamos, déjame ponerte está inyección– Levantó una pequeña bolsa, que parecía tener cosas dentro, se paró de la silla, y comenzó a caminar.
Yo también me levanté de la silla, y la segui, hasta una habitación, abrio la puerta entro, y la dejo abierta, para que yo pasara, con sus largos dedos, me señaló la cama, me senté en ella, y espere el siguiente paso, ella se volvió, cerro la puerta, tomo una silla la puso frente a mi, y comenzó a sacar las cosas, de la pequeña bolsa de papel.
— ¿Sabes para que es está inyección?, me preguntó, sin mírame a la cara.
— No.
Ella volvió a sonreír, como si todo fuera una broma, está mujer es de verdad, muy extraña.
— Es un anticonceptivo, lo último que Seth quiere es tener un hijo con una prostituta.
Debería sentirme muy ofendida con lo que dice está mujer, sin embargo, sus palabras no son una mentira, desde el momento que firme ese papel, sea cual sea mi razón para hacerlo, adquirí el título de prostituta, (mujer que vende su cuerpo por dinero), lamentablemente no puedo hacer nada cuando he llegado a esto.
— Lo siento, debería decirte otro título más elegante, quizás... Dama de compañía.
Estaba jugando conmigo, quiere hacerme sentir mal, no tengo tiempo para arrepentirme de mis elecciones, ni justificarme tampoco, lo hecho, hecho esta.
— Como guste, no me importa como quiera titularme, es solo una palabra.
Levantó la visita, me miró por uno momento, y luego me dijo.
— Entre mejor, te trate él, más infeliz serás después, solo ves su lado bueno, cuando veas el malo, te vas arrepentir de meterte con él, sin embargo, estoy segura que él también se va arrepentir de cumplir este capricho.
Se levantó de la silla, con la inyección preparada, saco un pequeño parche de algodón que olía a alcohol, lo froto en mi brazo derecho y me puso la inyección, me dolió un poco, pero termino rápido, después de sacar la aguja, puso todo en la bolsa, se güiro para salir de la habitación, pero antes de salir me dijo.
— Recuerdas que te dije, “Los inocente suelen pagar el precio, por lo que hacen otros”.
— Si, lo recuerdo.
— En pocos meses vas a entender mis palabras.
Sentí un frío en la espalda, después que esa mujer dijo eso, tengo un mal presentimiento de todo esto, pero no es por gusto, ¡No queria hacerlo!, ¡Dios mío!
Después de un rato, me levanté de la cama, y salí de la habitación, camine por el pasillo, hasta que llegue al comedor, pero él no estaba allí, mire la decoración de la casa era simple, pero a la vez elegante y moderna, camine de aquí para allá y de allá para acá, hasta que lo encuentre sentado en un sillón, con las piernas cruzadas, fumando un puro, a su lado, una mesa, con un vaso que parecía tener whisky, me quede mirándolo desde lejos, no se podía negar que era un hombre muy guapo.
— Ven acá, deja de mirarme de lejos.– me dijo mientras el humo llenaba la habitación.
Entre al salón, y me senté en un sofá frente al mueble dónde estaba sentado.
— ¿Piensas que te trato de forma especial, por qué pague mucho por ti?, me preguntó de la nada.
— No señor. Le respondí sin dudarlo.
— Eso es bueno que estés clara, no soy un príncipe azul, que vino a salvarte de nada, solo soy un hombre egoísta.
Eso estaba claro, un hombre que solo le interesa, satisfacer sus caprichos, no puede ser un bueno hombre, es justo, como los novios de mi madre, la diferencia solo es de dinero, sin embargo, en todo lo demás son iguales.
— Párate. Me dijo con voz suave.
Con un dedo me señaló, y luego me indico que me dirá la vuelta, me di la vuelta despacio varias veces, hasta que me indico parar.
— Hace muchos años, encontré una flor en el desierto, desde que la vi supe que era única, esa flor se marchitó en mis manos, ahora encontré una flor en el lodo, ¿te vas a marchitar también en mis manos?
—No lo haré. Le respondí de inmediato.
De ninguna manera voy a morir, yo lo que más quiero es vivir mi vida del pasado con mi abuela, ¿cómo voy a perecer?, ¿por qué lo haría?, no importa que cosas crueles me hagas, cerraré los ojos, pensaré que es solo una pesadilla pasajera, y seguiré adelante.
Su rostro cambió, era como si un animal salvaje mirara a su presa, no creo que tenga humanidad en su corazón, respire profundo, y por un momento cerré los ojos, los abrí al escuchar, el sonido de un líquido siendo vertido en un vaso, se estaba sirviendo otro trago, mientas el puro estaba en su boca.
Puso el vaso lleno de Whisky en la mesita, quito el puro de su boca, y el humo salió, el salón olía a cigarro y ron caro, justo como huele el Club en las noches que está lleno de clientes.
— Tomate ese vaso de Whisky. Me dijo mientras su cara se transformaba otra vez, una sonrisa maliciosa en sus labios, se estaba divirtiendo conmigo.
— No tomo alcohol. Le dije.
Odiaba el alcohol, nunca lo tomaba, tenía que si me gustaba, me volvería una alcohólica como mi madre, que eso fuera algo genérico, no iba a correr el riesgo de que eso pasara.
— Si no lo bebes, no vas a salir de aquí, en los primeros tres meses, y segundo que quieres asistir a la cirugía de esa anciana.
Me quedé fría, es obvio que él lo sabe todo, pero no creí que me haría hacer cosas así, solo por capricho, pero no existe precio que no pueda pagar con tal de que la abuela esté sana.