Nada Es Lo Que Parece

A medida que el sol se ocultaba detrás de las nubes, Clara y Javier regresaron a casa con una sensación de urgencia. La revelación de Don Ernesto sobre el sótano despertó en ellos una mezcla de ansiedad y determinación. Sabían que debían explorar esa parte de la casa, pero la perspectiva de enfrentar lo desconocido era aterradora.

Después de cenar, Clara y Javier se prepararon para la investigación. Clara decidió llevar consigo el libro de Historias No Contadas de Santa Lidia, por si necesitaban consultar alguna información adicional. Se armaron con linternas y herramientas básicas para abrir cualquier posible trampa o cerradura que pudieran encontrar.

Llegaron a la entrada del sótano, que estaba oculta detrás de una estantería en el pasillo. Clara y Javier movieron la estantería con esfuerzo, revelando una puerta de madera vieja con una cerradura oxidada. El corazón de Clara latía con fuerza mientras Javier trataba de forzar la cerradura con una herramienta.

"Espero que no estemos haciendo esto por nada", dijo Javier, sudando mientras trabajaba en la cerradura.

Clara trató de calmarse. "Tenemos que intentarlo. Don Ernesto no parecía ser del tipo de persona que inventa historias."

Finalmente, con un último esfuerzo, Javier logró abrir la cerradura. La puerta chirrió al abrirse, revelando unas escaleras empinadas que descendían hacia la oscuridad. La luz de las linternas iluminó solo unos pocos escalones, y el aire que emanaba del sótano estaba frío y húmedo.

Clara y Javier se miraron, respiraron hondo y comenzaron a bajar las escaleras con cautela. Cada paso resonaba en el silencio, y el ambiente se volvía cada vez más opresivo. Al llegar al final, encontraron una puerta de metal oxidada que parecía resistirse a cualquier intento de abrirla.

Javier examinó la puerta y notó que tenía una cerradura, pero no parecía tener llave. "Parece que vamos a tener que forzarla", dijo, sacando una palanca de su mochila.

Con mucho esfuerzo, Javier logró abrir la puerta. Un fuerte chirrido llenó el espacio, y Clara sintió una oleada de frío recorrer su espalda. Al abrir la puerta, una serie de escaleras se abría a un sótano aún más profundo.

Bajaron lentamente, el aire se volvía más denso con cada escalón. Finalmente, llegaron a una amplia sala subterránea, iluminada solo por la luz de sus linternas. El sótano estaba lleno de viejas cajas, muebles cubiertos con sábanas y una atmósfera de abandono.

Clara y Javier comenzaron a explorar la sala. Entre las cajas, Clara encontró un antiguo baúl de madera, similar al que había visto en el ático. Con cuidado, lo abrió y encontró dentro una serie de documentos y fotografías antiguas. Muchas estaban manchadas y arrugadas, pero algunas eran legibles.

Mientras Clara revisaba los documentos, Javier inspeccionaba los alrededores. En una esquina del sótano, encontró una pared cubierta de símbolos y garabatos extraños. Se acercó a la pared, sintiendo una sensación de inquietud al ver que los símbolos parecían tener un patrón repetitivo.

"Clara, ven aquí", dijo Javier, llamándola.

Clara se acercó y miró los símbolos. Parecían estar hechos con una sustancia negra que había resistido el paso del tiempo. Mientras examinaba los dibujos, Clara encontró una nota oculta detrás de una de las cajas. La nota estaba escrita en un papel amarillento y tenía una caligrafía temblorosa.

La nota decía: “El sacrificio debe hacerse para romper el ciclo. La traición nunca será perdonada, y el precio será alto. No hay vuelta atrás.”

El corazón de Clara se aceleró al leer la nota. La sensación de que estaban desentrañando un misterio oscuro y peligroso se hizo más fuerte. Javier también notó la gravedad de la situación y se acercó a ella.

"Creo que hemos encontrado algo importante", dijo Javier con voz grave. "Pero ¿qué significa todo esto?"

Clara no tenía una respuesta clara. "Parece que hubo algún tipo de ritual o pacto que salió mal. Lo que sea que se esconda aquí, claramente tuvo un impacto en la familia que vivió aquí antes que nosotros."

Mientras estaban sumidos en la lectura y exploración, el aire en el sótano comenzó a enfriarse aún más, y una sensación de presagio llenó el espacio. Las linternas parpadearon y el suelo tembló ligeramente, como si la casa misma estuviera respondiendo a su intrusión.

De repente, escucharon un ruido fuerte proveniente del piso superior, seguido de un estruendoso golpe. Clara y Javier se miraron alarmados. Sabían que no podían quedarse allí mucho más tiempo. Con la información que habían encontrado y el sentimiento de que algo estaba a punto de suceder, se apresuraron a salir del sótano, con la esperanza de que podrían descubrir más sobre los secretos de la casa sin que su propia seguridad estuviera en riesgo.