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Dulce Travesura

Dulce Travesura

Status: En proceso
Genre:Romance / Comedia / Matrimonio contratado / Amor tras matrimonio / Aventura de una noche / Malentendidos / Apoyo mutuo
Popularitas:6.3k
Nilai: 5
nombre de autor: Cam D. Wilder

Julieta, una diseñadora gráfica que vive al ritmo del caos y la creatividad, jamás imaginó que una noche de tequila en Malasaña terminaría con un anillo en su dedo y un marido en su cama. Mucho menos que ese marido sería Marco, un prestigioso abogado cuya vida está regida por el orden, las agendas y el minimalismo extremo.

La solución más sensata sería anular el matrimonio y fingir que nunca sucedió. Pero cuando las circunstancias los obligan a mantener las apariencias, Julieta se muda al inmaculado apartamento de Marco en el elegante barrio de Salamanca. Lo que comienza como una farsa temporal se convierte en un experimento de convivencia donde el orden y el caos luchan por la supremacía.

Como si vivir juntos no fuera suficiente desafío, deberán esquivar a Cristina, la ex perfecta de Marco que se niega a aceptar su pérdida; a Raúl, el ex de Julieta que reaparece con aires de reconquista; y a Marta, la vecina entrometida que parece tener un doctorado en chismología.

NovelToon tiene autorización de Cam D. Wilder para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

El Desmadre de los Sentimientos

El teléfono vibró por quinta vez en menos de diez minutos. Julieta observó la pantalla con el mismo entusiasmo que un gato ante un baño: era Marina, su hermana mayor. Dejó que el aparato siguiera bailando sobre la mesa de cristal del salón mientras fingía estar absolutamente concentrada en su taza de café.

—¿No vas a contestar? —preguntó Marco desde la cocina, donde intentaba preparar lo que él llamaba "un desayuno proper" y ella "comida pretenciosa de Instagram".

—Es Marina —respondió Julieta, hundiendo la nariz en su taza—. Si no contesto, eventualmente se cansará... o llamará a la policía. Lo que ocurra primero.

El aroma del café recién hecho inundaba el apartamento, mezclándose con el olor a tostadas que empezaban a dorarse peligrosamente. Era domingo por la mañana, y el sol de Madrid se colaba perezosamente por los ventanales del lujoso piso en Serrano.

El recuerdo golpeó a Julieta como una ola inesperada: tenía doce años y Marina, con sus diecisiete, la cubría después de que rompiera accidentalmente el jarrón favorito de su madre. "Siempre te protegeré, pequeña caótica", le había dicho mientras recogían los pedazos. Desde entonces, Marina había sido su escudo, su consejera, su vara de medir... y su dolor de cabeza más persistente.

El timbre del portero automático interrumpió sus pensamientos.

—¿Sí? —contestó Marco.

—¡Buenos días! —la voz cantarina de Marta resonó por el interfono—. Hay una señorita muy elegante preguntando por Julieta. Dice que es su hermana.

Julieta escupió el café.

—¡Imposible! ¡Marina está en Barcelona! —pero incluso mientras lo decía, sabía que subestimaba la determinación de su hermana.

—También hay dos caballeros con ella —continuó Marta, saboreando cada palabra—. Uno bastante atractivo, por cierto.

Marco y Julieta intercambiaron miradas.

—Antonio y Juan —murmuraron al unísono.

Cinco minutos después, el impecable salón de Marco se había transformado en algo digno de una comedia de situación. Marina, con su traje sastre que perfectamente podría haber sido sacado de un catálogo de ejecutivos serios, se había instalado en el centro del sofá, como si ese fuera su trono legítimo. Su postura era tan recta que uno podría pensar que en cualquier momento se pondría a dictar órdenes. Su expresión, fija y digna, parecía decir: "Tengo todo bajo control", aunque en realidad nadie estaba seguro de qué exactamente estaba bajo control. A su lado, Antonio y Juan permanecían como dos estatuas vivientes, más bien incómodas, con las manos nerviosas en los bolsillos o dándoselas de serios mientras intentaban no hacer ruido con las piernas cruzadas. Parecían en cualquier momento estar listos para intervenir, aunque nadie sabía realmente en qué.

Y luego estaba Marta. Ah, Marta. Nadie recordaba exactamente cómo había llegado, pero ahí estaba, acomodada en un sillón de dos plazas con la misma sonrisa de satisfacción de quien acaba de conseguir el último boleto para un concierto agotado. No hacía falta preguntar: su presencia estaba más que justificada en su propia mente. Sus ojos brillaban con una mezcla de curiosidad mal disimulada y la ligera autocomplacencia de quien ya había sacado provecho de la situación, como si todo lo que estaba pasando fuera parte de un plan maestro que solo ella entendía.

—Así que... —comenzó Marina, observando el espacio como si fuera una inspectora de Hacienda— ¿cuánto tiempo pensabas mantener esto en secreto, Juli?

—Técnicamente, no era un secreto —Julieta jugueteó con el borde de su camiseta oversized de Los Simpson—. Solo era... información selectivamente compartida.

—¿Información selectivamente compartida? —Marina arqueó una ceja—. ¿Como aquella vez que "selectivamente compartiste" que te habías gastado todos tus ahorros en un viaje a Japón?

—¡Eso fue diferente! —protestó Julieta—. ¡Y traje souvenirs!

—Un peluche gigante de Totoro no cuenta como inversión financiera responsable.

Marco, que hasta ese momento había mantenido un prudente silencio, carraspeó.

—Marina, entiendo tu preocupación, pero...

—Oh, no te preocupes, Marco —interrumpió Marina con una sonrisa que hizo que Julieta se encogiera—. Estoy segura de que mi hermana te convenció de esto con la misma lógica que usa para justificar tener cinco suscripciones diferentes de streaming.

—En realidad —intervino Juan, incapaz de contenerse—, fue bastante romántico. Marco estaba tan nervioso que se bebió seis tequilas seguidos.

—¡Cinco! —corrigió Marco automáticamente, para luego sonrojarse.

Antonio soltó una risita.

—Lo más gracioso fue cuando intentaron buscar una capilla en Google Maps y acabaron en una tienda de capillas para pájaros.

—¿Podemos centrarnos? —Marina se masajeó las sienes—. Juli, ¿qué vamos a decirle a mamá?

El silencio cayó sobre la habitación como una manta pesada. Julieta sintió todas las miradas sobre ella, especialmente la de Marco, que últimamente la miraba de una manera diferente, como si estuviera descubriendo algo nuevo cada día.

—Nada —respondió finalmente—. No vamos a decirle nada, porque esto es mi vida, Marina. Y por una vez, quiero vivirla sin un manual de instrucciones.

La determinación en su voz sorprendió a todos, incluida ella misma. Marco se acercó y tomó su mano, un gesto simple que decía más que mil palabras.

—Además —continuó Julieta, ganando confianza—, ¿sabes qué? Puede que esto parezca una locura, pero... —miró a Marco y sonrió— a veces las mejores decisiones son las que no tienen sentido.

Marina observó a su hermana durante un largo momento, y por primera vez, pareció ver más allá del caos habitual.

—Está bien —suspiró finalmente—. Guardaré el secreto. Pero cuando mamá se entere, tú serás la que explique por qué su hija menor se casó vestida con una camiseta de Baby Yoda.

—¡Era Grogu! —protestaron Julieta y Marco al unísono, para luego mirarse sorprendidos.

La tensión que había flotado en el aire se desvaneció como si alguien hubiera dado el botón de pausa a una película incómoda, y de repente el salón se llenó de risas. Juan, con su risa contagiosa, comenzó a relatar historias de Marco en la oficina, esas que solo podrían ser descritas como "típico Marco", pero que él narraba con la emoción de quien cuenta el último episodio de una telenovela. Se refería a su compañero como el "rey organizado", mientras Antonio no dejaba de lanzar comentarios sarcásticos que, aunque afilados, eran un claro reflejo de su amistad. "¿Y cómo va la misión de salvar a Julieta de sí misma?", bromeaba, mirando a Marco con una sonrisa torcida, mientras todos se echaban a reír, excepto Marco, que solo podía rodar los ojos, resignado.

Marta, como siempre, se mantenía al margen de la conversación, pero no podía evitar su impulso de observarlo todo, como si estuviera en medio de una telenovela donde todos los personajes se movían según un guion invisible. Con discreción, sacaba mentalmente sus notas, ya pensando en cómo actualizaría la crónica social del edificio. "Marco y Julieta, matrimonio inesperado... y con mucha tela por cortar," pensaba, sin duda saboreando la jugosa historia que ya tenía en mente.

Finalmente, cuando la puerta se cerró tras el último de los invitados, y la última risa se desvaneció, el apartamento volvió a su calma habitual. El silencio era acogedor, el tipo de calma que solo llega cuando los ecos de la gente desaparecen y la normalidad vuelve a apoderarse de los espacios. Marco se dejó caer sobre el sofá, cerrando los ojos por un momento. No era lo que había imaginado para su tarde, pero ahí estaba, con la cabeza llena de comentarios, bromas y una ligera sensación de incertidumbre que parecía casi... familiar.

Entonces, al girar hacia el balcón, vio a Julieta. Allí estaba, en ese rincón que parecía suyo, contemplando el atardecer madrileño. La luz del sol se colaba a través de las cortinas, iluminando su rostro de una manera tan suave que Marco sintió una extraña calidez en el pecho. Ella se veía serena, como si hubiera dejado atrás toda la agitación del día, y él no pudo evitar pensar en aquellos atardeceres pasados, cuando sus conversaciones eran mucho más simples, más ligeras.

—¿En qué piensas? —preguntó, ofreciéndole una taza de té.

—En que tienes razón —respondió ella, aceptando la bebida—. El té de jazmín sí sabe diferente al té verde normal.

Marco rió, un sonido que cada vez se volvía más frecuente.

—Sabes que no me refería a eso.

—Lo sé —Julieta se recostó contra él—. Pensaba en que quizás no soy tan desastre como todos creen. O quizás sí lo soy, pero está bien serlo.

—Eres un desastre —confirmó Marco, besando su cabeza—. El desastre más organizado que conozco.

El sol se ponía sobre Madrid, pintando el cielo de naranja y rosa. Desde algún lugar del edificio, llegaba la voz de Marta relatando los acontecimientos del día por teléfono. Y en ese momento, en ese preciso instante, todo parecía estar exactamente donde debía estar.

Incluso el caos.

Especialmente el caos.

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Marianela Frigoli
por favor actualiza! me encanta esta historia
Carola Videla🇦🇷🇦🇷🇦🇷🇦🇷
pero yo soy una Julieta jajajajaja
Carola Videla🇦🇷🇦🇷🇦🇷🇦🇷
pobre Marco jajajaja
Vanina Herrera
Julieta con su caos está conquistando a la familia d Marcos ❤️
Cam D. Wilder: La familia de Marco siempre al margen de minimalismo extremo, la miraban como un espécimen extraterrestre. Su función de ella era ganárselo con ocurrencias disparatadas.
total 1 replies
Yanet Cristina Vilugron Salazar
me gusta la historia
Cam D. Wilder: Gracias, espero que sigas bien la historia capitulo a capitulo.
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Yanet Cristina Vilugron Salazar
interesante
Cam D. Wilder: Agradezco la simpatía por la historia.
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Yanet Cristina Vilugron Salazar
Ella es un caos jajaja
Cam D. Wilder: Si darse cuenta, Julieta ingresa a un mundo de perfección minimalista, dónde el orden se respira por cualquier lugar.
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Yanet Cristina Vilugron Salazar
interesante se ve la historia
Yanet Cristina Vilugron Salazar
interesante se ve la historia
Cam D. Wilder: Gracias, si una entretenida historia que te hará reír con escenas cómicas y ocurrencias a más no poder.
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Diana Pereira
Excelente
Cam D. Wilder: Mil Gracias.
total 1 replies
Marianela Frigoli
hermosa Historia!!
Cam D. Wilder: Gracias Marianela, espero que tras capitulo a capitulo disfrutes de esta pequeña historia romántica y de comedia
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Yoleida
Diossss ella como que es la oveja negra de la familia
Cam D. Wilder: Casi, casi. Gracias por leer esta interesante historia de comedia romántica 😊
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Yoleida
Julieta como que es más loca que una cabra pero feliz jajajaja pensé que se pararía corriendo
Cam D. Wilder: Sí, una enternecedora historia romántica, que Julieta irá desglosando a través de sus alocadas ocurrencias. Gracias por leerme.
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ChopSuey
Tu pluma es increíble, me dejaste con ganas de más. ¿Cuándo publicarás? 🤔
Cam D. Wilder: Estimada ChopSuey,

¡Muchas gracias por su mensaje y su entusiasmo! Me alegra enormemente que "Dulce Travesura" haya conseguido capturar su interés. Estoy trabajando activamente en los próximos capítulos y espero poder publicar actualizaciones pronto. De hecho, ya estoy ultimando los detalles para una nueva entrega que estará disponible en breve.

Si quieres estar al tanto de las próximas publicaciones, le recomiendo seguirme en la plataforma para recibir notificaciones automáticas. ¡Prometo que vale la pena la espera!

Gracias por su apoyo. Significa muchísimo para mí saber que mi historia ha generado expectativa.

Un abrazo,

Cam D. Wilder
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Frederick
¡Quiero más! 😍 Si sigues escribiendo así, pronto me tendrás como fan número uno.
Cam D. Wilder: Frederick,

¡Muchas gracias por tus palabras tan motivadoras! Me emociona saber que "Dulce Travesura" ha logrado capturarte de esta manera. Créeme que estoy trabajando con pasión para que cada capítulo sea aún más cautivador que el anterior.

Mi compromiso es seguir entregando una narrativa que te mantenga completamente enganchado. Cada línea, cada página está pensada para transportarte a este mundo que estamos construyendo la de Julieta y Marco. Y si de algo estoy seguro, es de que los próximos capítulos te harán vibrar aún más.

Aprovecho la oportunidad para decirte que me sigas. De hecho, con esa energía y entusiasmo, no dudo que pronto serás mi fan número uno oficial ✌️😃.
¡Prepárate para más aventuras!

Mantente atenta a las próximas publicaciones. Te prometo que no te decepcionaré.

Un abrazo lleno de historias,
Cam D. Wilder
Cam D. Wilder: Muchas gracias Frederick, por gustarte la historia hilarante de Julieta y Marco.
total 2 replies
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