Cicatriz De Lobo

El grupo finalmente dejó atrás los caminos interminables y las tierras hostiles. Habían cruzado montañas, ríos, y bosques infestados de peligros, pero no fue la naturaleza lo que los desgastó. Las relaciones, los secretos, y las emociones reprimidas habían dejado cicatrices más profundas que cualquier herida imaginable.

Llegaron a un pequeño pueblo al borde de unas praderas, un lugar que parecía un oasis en medio del caos. Casas de madera, un mercado bullicioso, y una posada acogedora les ofrecieron un respiro necesario. Pero incluso en este remanso de paz, la sombra de sus problemas los seguía.

En la posada, ambos se reunieron en una mesa iluminada por velas. Por primera vez en días, pudieron relajarse un poco. Selene dejó escapar una risa genuina cuando Ascensio intentó contar un chiste que no tenía sentido. Incluso Ascensio, siempre reservado, parecía más tranquilo, aunque sus ojos permanecían alerta, como si esperara que algo lo atacara en cualquier momento.

Sin embargo, la calma fue breve. Durante la cena, Mael/Darius rompió el ambiente con una llegada repentina.

"¿Cuánto tiempo más vamos a ignorar el hecho de que ella no te pertence?" dijo, cruzándose de brazos. "Si ella muere, será tu culpa."

Selene levantó una ceja, claramente irritada. "¡Te dije que no te queria ver mas!."

Un joven intervino antes de que la conversación escalara. "Basta. No es el lugar para esto, tu eres la princesa Selene ¿o me equivoco?"

Selene quedo en silencio brevemente, no queria ser reconocida por nadie, no ahora.

asi que Ascensio, en una respuesta rapida, la llevo corriendo a otra posada.

Mael, los miro de lejos, con melancolia. No buscaba un enfrentamiento, solo queria que ella lo aceptara, y se quedo para ahogar sus penas, sus hombres se hayaban al rededor del pueblo.

Selene fue llevada por Ascensio a una azotea de una cabaña. El aire estaba fresco, y el cielo despejado revelaba un manto de estrellas. Él se sento en un borde, mirando al vacío, perdido en sus pensamientos.

"No le hagas caso, ahora quiero que seamos nostros dos y nadie mas" dijo Selene, acercándose con cautela.

Ascensio asintió sin decir nada, y Selene se sentó a su lado. Pasaron varios minutos en silencio antes de que ella hablara.

"¿Qué pasa por tu mente?" preguntó.

"Demasiadas cosas," respondió él, con un suspiro. "Mi historia, la guerra, el reino... tú..."

Selene lo miró sorprendida. "¿Yo?"

Ascensio la miró por un instante antes de volver la vista al cielo. "No puedo evitar preocuparme por lo que pueda pasarte. Quiero protegerte, pero no estoy seguro de que pueda hacerlo sin lastimarte."

"Ascensio," dijo Selene, colocando una mano sobre la de él, "Solo necesito que estés aquí. Contigo me siento segura, incluso cuando todo parece estar derrumbándose."

La confesión de Selene lo dejó sin palabras. Por un momento, el peso en sus hombros pareció aligerarse. Pero en el fondo, el miedo persistía.

La llevo a la cama y la hizo descansar.

Mientras tanto, una mujer exploraba el pueblo sola. y no podía evitar sentir que estaba siendo vigilada. En un callejón oscuro, se detuvo en seco cuando escuchó una voz.

"Delicioso" dijo la figura oculta en las sombras.Era un hombre lobo. Era Ascensio, pero sus ojos ahora manifestaban una fuerte amenaza.

"¿Qué eres?" susurró la mujer, alarmada.

"Vine a devorarte," respondió, acercándose. "Tus muslos, tu cadera, tus hombros, tus labios, tus ojos, todo sera mi  cena de esta noche..."

Antes de que ella pudiera responder, Ascensio se impulso instaneamente sobre ella, devorandola brutalmente en el acto, dejando una escena sagrienta, masticando cada parte de la pobre mujer. y Mael lo observaba desde lo alto, temia que un enfrentamiento mas con Ascensio no terminaria bien.

En la posada, Selene desperto, no podia consilar el sueño y empezo a reflexionar sobre su lugar en todo esto sabía que Ascensio era una parte fundamental de su vida. Las muertes de los hombres que habian decidido protegerla tambien recaian en su culpa, haciendo que su corazon le doliera. Ese sentiemiento la carcomía, y comenzó a preguntarse si su presencia estaba ayudando o complicando más las cosas.

Por su parte, Mael observaba todo con ojos críticos. Aunque no lo admitía, sentía que estaba al borde de romperse. Y aunque Selene era su prioridad, no estaba seguro de cómo podía tomarla.